III.

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El ahora hijo único de Alicent Hightower observaba intrigado los rostros pálidos de sus amigos, sus ojos sin parpadeo alguno, sus bocas con las mandíbulas tan abajo que pronto entrarían moscas sino eran cerradas pronto; con el suave agitar de su diestra trató de llamar la atención de aquellos quienes parecían haber muerto en vida —Por favor, no sean de los que juzgan sin conocer. Deberían alegrarse, saber que el amor por fin ha tocado mi puerta sin buscarlo. ¿Es tan irreal que osan dudar del destino? ¿De esta oportunidad que se nos ha presentado? — Daeron no buscaba causar conmoción adrede, solo deseaba extender su inmensa felicidad a quienes borraban la tristeza de su rostro con ocurrencias y bromas sin sentido.

Uno de ellos, con el que compartía mismo mes de nacimiento le sostuvo de los hombros suavemente para después agitarlo como si tratara de despertarlo de la peor de las pesadillas —Daeron, mi chico, te trajimos para que te distraigas, para que bebas, comas, bailes y rompas el corazón a alguna joven de la corte ¡no para que te enamores del hijo de tu enemiga que encima es tu sobrino! —con los dientes apretados trataba de callar los gritos de desesperación que las declaraciones de su amigo le estaban causando. El muchacho de cabellos platinados soltó una risa, nada podía quitarle la felicidad que sentía finalmente. —¿De qué te ríes? ¿Es esto una broma? No sé que pueda ser peor en estos momentos, que la reina se entere de tus intenciones con su hijo o tu madre desollándonos al amanecer por traerte hasta aquí — el príncipe exiliado trató de calmar a sus amistades moviendo las manos en suaves oscilaciones, indicándoles que todo estaba bajo control. Otro de los jóvenes presentes tomó un fuerte suspiro antes de dar su punto de visto —Oh amigo mío ¿Cómo puedes pensar que esto es una prueba de amor del destino? Incluso si sus familias no estuviesen en conflicto ya no pueden estar juntos porque son familia, lo decretó la misma reina. Despierta de ese bello sueño, enfrenta la realidad de algo imposible —el joven se alejó de sus pares dando unos pasos hacia atrás.

¿Me piden renunciar a lo único que ha dado luz a mi oscura vida? ¿Quieren que termine en la amargura como mi madre? No les pediré que solapen mis deseos ni mucho menos que mientan en mi nombre, solo les pediré una sola cosa —juntó ambas manos frente a su pecho, entrelazó sus dedos consigo mismo — Si mantener este secreto es un pesar para la tranquilidad de sus almas entonces no les pediré que callen, grítenlo a quien tengan enfrente. Lo único que deseo es que me den tiempo de unirme a Joffrey bajo las leyes de los dioses, una que ni siquiera la reina podrá deshacer no importa cuánto lo desee. Una vez que el enlace se haya hecho podrán pregonarlo por cada rincón de los siete reinos si así su corazón lo desea —tragó con dificultad, si antes no había respuesta ahora los presentes parecían haber perdido la voz completamente.

Un unísono "¿Qué?" fue entonado en coro al mismo tiempo por los 4. La situación era mucho peor de lo que parecía, no solo estaba enamorado sino ya tenía planes de unirse a él religiosamente violando más de una ley decretada por el nuevo régimen de Rhaenyra Targaryen. —Daeron ¿Qué daño te hemos hecho para que nos mates de un ataque al corazón a los cuatro? ¿Tan malos amigos hemos sido? ¿Qué debemos hacer para vuelvas a ser tú y olvides esta locura? — el muchacho devastado al notar que no conseguiría la aprobación que buscaba se sentó en el piso mirando a la nada, perdido en el horizonte.

¿Es que acaso mi felicidad no puede ser una locura? ¿Tengo que pagar con la infelicidad por actos que nunca cometí? ¿Ni él ni yo? ¿Es que acaso nuestro apellido es un grillete que nos ata al peor de los destinos? Él me hizo sentir... vivo, borró esa nube gris que solo oscurecía mis días no importaba cuan brillantes eran ¡¿Acaso mi felicidad tiene que estar sujeta a los deseos de los demás?! —Se levantó de inmediato tomando una de las cuchillas que sus amigos habían dejado en el piso por si alguna trifulca se armaba en la fiesta; la colocó sobre su cuello amenazando su propia vida —Ya he estado demasiado en la melancolía, si así será mi vida con gusto la llevaré al más allá. Tal vez ahí sí pueda encontrar la felicidad — asustados los contrarios corrieron hacia él forcejando hasta arrebatarle el arma blanca.

[Romeo x Juliet] {Daeron x Joffrey} HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora