VIII.

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Una gran bandeja con alimentos se dirigía rumbo a la habitación del príncipe Velaryon, éste no había bajado a desayunar así que por ende le enviaron la comida, no podía perderse una sola merienda o estaría débil para su boda con el chico Lannister al día siguiente. Su mozo personal se adentró al cuarto observando al joven quien aún yacía en la cama recostado aparentemente durmiendo plácidamente—Mi señor, su madre pregunta por usted, ya es tarde y debe levantarse —el muchacho se aproximó a las cortinas abriéndolas con todas sus fuerzas permitiendo que la luz del día alumbrara un poco la pesadez de lo que se vendría —Príncipe, tengo una idea ¿Qué tal sí...? —el sirviente dejó caer la taza con té que le llevaba al piso, ésta se rompió en mil pedazos más no hizo sonido debido a la gruesa alfombra —¿Príncipe? — con temor fue dando paso a paso, mirando cada vez más cerca el rostro pálido de su lord quien parecía no responder a ningún estímulo. El menor se aproximó a toda prisa subiéndose a la cama, sacudiéndole de los hombros más nada tenía efecto, no había una sola señal de vida. Los ojos del mozo se llenaron de lágrimas, gritaba cada vez más fuerte "¡Mi señor! ¡Mi señor! ¡Príncipe!" sin tener contestación alguna. Su atención se dirigió hacia una de sus manos que parecía tener algo sostenido, retiró el recipiente tubular, acercó la boquilla hacia sus fosas nasales sintiendo un horrendo olor ácido —¿Qué ha hecho? ¿Por qué? ¿Por qué el egoísmo de no llevarme a su lado? ¿Es acaso no fui un buen sirviente? ¿No merezco acompañarle al otro mundo? —las lágrimas que empezaron tenues ahora eran un río, en un último intento volvió a sacudirle con fuerza para después abrazarlo contra su pecho. Le apretó tan fuerte esperando arrancarlo de las manos de la muerte. No pudiendo más salió de la habitación corriendo en búsqueda de los reyes —¡Su alteza! ¡Su alteza! ¡Reina Rhaenyra! ¡Rey Daemon! ¡Vengan pronto! —el chico bajó a toda prisa en búsqueda de su progenitora quien al ver la macabra escena cayó sobre sus rodillas.

—Mi dulce hijo, mi dulce hijo —la soberana se arrastró hacia la cama, apoyó las manos sobre la cama tomando impulso para sentarse en esta, sostuvo el rostro inerte de su menor al cual apretó contra su pecho —Yo te empujé a este camino, yo soy la culpable de tu muerte — la mujer se mecía con el cadáver de su hijo entre sus brazos. La culpa y arrepentimiento azotaban cual tormenta contra ella sin llevar protección alguna, debió defenderle, escucharlo, pero prefirió apoyar a su esposo.

Daemon arribó a toda prisa, al estar frente a la cama quedó petrificado al ver lo que estaba sucediendo. Su respiración agitada delató su presencia en el lugar.

—Esto es nuestra culpa Daemon, por ser avariciosos este reino ha cobrado la vida de mi hijo —la reina estaba inconsolable, si no se volvía loca sería únicamente por un milagro de los dioses.

Aegon llegó de prisa quedando firme frente a la cama, se acercó a su hermano del otro extremo de la cama, tomó asiento en la cama para después tomar una de sus manos sintiendo la frialdad de su piel —No pude proteger a mi hermano de sí mismo ¿Qué clase de guardia real podré ser? —las gotas comenzaron a caer sobre sus mejillas. Él más que nadie adoraba a su hermano mayor, quería protegerlo de todos cuando la corona adornara su rostro, más no pudo hacerlo de sus propias intenciones, se sentía un fracaso en un puesto que aún ni poseía.

—Daemon. Ve por al septo y tráele, debemos velarle pronto y preparar su camino hacia el otro mundo donde Jace y Luke ya le esperan. —Rhaenyra asentó el cuerpo de su hijo con cuidado para después ausentarse de la habitación. No había más que discutir, el rey consorte era culpable también así que de inmediato fue en búsqueda del septón. Lo que se supone sería una hermosa boda terminó siendo un funeral.

El anciano arribó de inmediato a la habitación del menor, pidió que le dejaran solo para poder revisarlo como los "dioses mandaban". En la soledad del cuarto acercó la mejilla a sus labios sintiendo un débil respirar, el rigor mortis no se presentaría así como tampoco el cambio de color en su piel, era una gran ventaja que estuviesen más preocupados por darle una sepultura Targaryen que por revisar los primeros signos de la muerte.

[Romeo x Juliet] {Daeron x Joffrey} HOTDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora