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El cuerpo de Jimin no había salido de la cabeza de Bae y se sentía avergonzada de ella misma por estar pensando en un hombre que ni siquiera era su futuro esposo, era un desconocido y anoche lo había visto sin algo que usar, además, dentro de una habitación a solas.

Sentía sus mejillas arder cuando se daba cuenta. Prestó más atención a su trabajo para olvidarse.

—Deja de pensar en eso, concéntrate. Piensa en tus modales.—se dijo sola, necesitaba hablarse en voz alta pero en susurro para seguir adelante rápido sin ningún pensamiento por su mente.

En la noche nuevamente ella cerró el lugar en su respectivo horario, los inquilinos y cocineros habían ido a descansar para otro día. Bae se fijó cada punta de la sala del hotel para apagar la luz luego, pero antes, aquel pasillo en el que ayer salió corriendo, su foco estaba en constantes parpadeos. No estaba funcionando bien, rogó porque no fuera nada pero terminó por apagarse dejando casi mitad del pasillo a oscuras.

Soltó un suspiro resignada.

Fue por una vela para poder ir hacia el problema, deseaba que solamente se haya aflojado. Bae no tenía miedo de su propia casa a estas alturas pero justo ahora, lo tenía. O simplemente tenía miedo de estar casi cerca de la habitación número 13. A pasó lento y alumbrando el oscuro camino llegó hasta donde estaba situado el foco, alumbró a su alrededor hasta que encontró un pequeño mueble para pisar, era suficiente para llegar, dejó la vela en el mueble más alto con cuidado.

La llama solamente alumbraba su eje en el pasillo.

Subió y se dió cuenta que el foco no estaba suelto, había decidido morir.— No puede ser, era completamente nuevo. Y caro.

—Llevaba así dos días.—escuchó una voz de repente en pleno silencio, asustada miró como pudo frente suyo viendo el rostro de Jimin tanto como la vela le permitía. El susto fue tanto que Bae quiso bajarse pero cayó mal logrando doblarse un poco el tobillo, cayó al suelo.

Se sentó rápido para pararse pero no pudo, sintió el dolor antes. Se quejó en voz baja, pero alguien se puso de cuclillas frente suyo.— ¿Estás bien? No pensé que te asustarías así.

—Estoy.. bien, mi reacción fue completamente normal que alguien te aparezca en la oscuridad así no es algo agradable de vivir.—trataba de masajear su tobillo. Escuchó una pequeña risa sarcástica, muy corta. Veía sus ojos aún estancados en ella y comenzó a ponerse nerviosa.— M-me tengo que ir a mi habitación, ya es tarde..— una vez más quiso levantarse y no tuvo resultados positivos.— Ah..

—Parece que te lastimaste, dejame ayudarte. ¿Puedo?— preguntó, pero de todas maneras hizo lo que hizo. Bae sintió las manos del chico por su espalda y detrás sus rodillas para levantarla del suelo.

Cuando la tuvo arriba, Bae abrió los ojos como platos. La estaba tocando, un chico desconocido la estaba tocando y la estaba alzando como una novia en su luna de miel, eso hizo que sus mejillas hirvieran al máximo.— ¿Que está haciendo? No, no, no, no puede hacer esto así por favor baje-

—Te alcanzaré hasta tu habitación, es por mi culpa que estás así. Dejame ayudarte.—no podía ver bien su cara con la vaga iluminación además de que estaba de espaldas a la vela obstruyendo el fuego de la vela. No pudo decir nada más porque las palabras no le salían, se sentía totalmente avergonzada y con el tobillo adolorido.— Lleva la vela contigo.—hizo lo que le pidió con timidez y cuidado de su torpeza porque sus manos temblaban.

Pero recordó que quería llevarla a su habitación y Bae realmente no quería que él supiera dónde quedaba su lugar porque era en otro sector a las habitaciones de los inquilinos, y era privado para ella.— De verdad puedo.. irme sola ya no duele nada..

—Dime dónde es.

Sin poder hacer más, se lo dijo. La llevó pero todo el camino se mantuvo en silencio poniéndola aún más nerviosa. ¿Que estaría pensando Jimin en estos momentos? ¿Si alguien se levantaba en medio la noche y los veía?

Que vergüenza, y que gran sorpresa.

—La puerta tiene llave..—avisó en voz baja. La sacó de su bolsillo trasero, y él ni siquiera la bajó para que pudiera abrir. Esto era vergonzoso. Cuando abrió la puerta, entraron, la primera impresión de Jimin fue sentir en toda la habitación el aroma de ella, aquel dulce e inocente olor que Bae poseía.— Puedes dejarme bajar, estoy bien.— Bae podía sentir el calor corporal de Jimin y era raro, no estaba haciendo calor, en las noches casi nunca lo hacía.

Sin hacer caso, él la dejó en la cama con cuidado. Bae temía que con la luz de su habitación él pudiera ver lo roja que estaba en estos momentos.

Se miró su tobillo, pero debía quitarse su calzado para verlo mejor.— Puedo continuar sola.. gracias por la ayuda de igual manera, no era tan necesario..—lo miró encontrándose con su mirada fría, la habitual, el contacto visual que estaban empleando era.. raro. Sus ojos podían atraer a cualquiera y eso Bae siempre se lo dijo desde el día uno que lo vió.

Pero Jimin dejó de mirarla evadiendo totalmente sus ojos.

—Sí, será mejor que me vaya.—ni siquiera se despidió o dijo algo a las palabras de agradecimiento, simplemente huyó.

HOTEL ✓  park.jmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora