Yo no queria...

09

Día 9: El hijo de mami.

La preocupación de una madre por su hijo era muy grande, daba igual lo que estuviera pasando, su hijo siempre era lo primero que tenía en mente.

Eso le ocurría a la señora Kim.

Con pena miraba hacia la puerta de la habitación de invitados, donde Jin se había encerrado, en la mano una bandeja con el desayuno, hacia tres días que su hijo no salía de aquellas cuatro paredes.

Ni siquiera para comer.

Cuando preguntaba a Taehyung sobre si había pasado algo no le respondía o simplemente decía :

" A discutido con unos amigos, nada más "

Pero eso no le tranquilizaba.

Respiro profundo, tomó valor para levantar la mano y con los nudillo golpear la madera.

Pero nadie contestó.

-Jinnie, soy yo mamá abre -dijo la mujer con un tono dulce y una sonrisa tierna-Te he traído tostadas y como te gustas, de las que hacíamos cuando eras pequeño.

Se veía la emoción en su voz, había sentido una gran nostalgia de aquellos años mientras las preparaba, sonriendo con algo de tristeza al ver las.

Como pasaba el tiempo.

-Jinnie, mi amor voy a entrar, si? -dijo agarrando el pomo y abriendo la puerta despacio, asomándose lentamente y encontrar sobre la cama a su hijo envuelto en mantas.

Tenía un montón de pañuelos a su alrededor, rastros de tazas de café que había tomado sin parar, demasiados para su débil salud.

Se acercó lentamente y dejó la bandeja sobre la mesa, ya no importaba el desayuno, su pequeño estaba mal.

-Jin... -dijo agarrando una de las mantas y destapando lo, encontrando su rostro demacrado por las lágrimas-Oh mi amor, lo si no mucho.

Dicho aquellas palabras abrazo fuerte a su hijo, sintiéndose mala madre por no haber podido proteger a su pequeño.

-Siento mucho no haber sido una buena madre, no haber estado al pendiente de ti, yo... -dijo con un tono triste, agarrando lo por las mejillas y mirarlo con preocupación-Dime que puedo hacer para arreglar esto, dime que puede hacer mamá por ti...

Jin sintió su alma ser conmovido por las palabras de su madre.

Mirarla a los ojos y ver la verdad en ellos.

Él debía de ser sincero también.

¿Pero en verdad debería serlo...?

¿Su madre lo aceptaría...?

El castaño se sentó en la cama bajo la mirada atenta de la mujer, observando cada detalle preocupada.

-Mamá... Yo... -la voz de Jin temblaba al igual que su cuerpo, sus ojos seguían llenos de lágrimas y el llanto era más fuerte- Soy gay...

Había sido sincero por primera vez con su madre sobre aquel tema.

Siempre fue algo que lo había esquivado, por miedo.

No sabía si sería aceptado o no.

Y aunque su madre nunca dijo nada sobre eso, nunca se sabía cómo podrían reaccionar.

Los humanos son cajas de misterios.

Ella sólo sonrió y le seco las lágrimas con la mano, teniendo cuidado y siendo tan suave como siempre.

-Oh mi pequeño, por eso estabas tan raro? -dijo mientras reía un poco, dejando confundido al castaño-No debes preocuparte, sigues siendo mi niño hermoso, seas o no seas gay.

Escuchar aquello tranquilizó el corazón de Jin.

Abrazo con fuerza a su madre, escondiendo su rostro en su hombro y llorando desconsolado, siendo acunado por los brazos de su progenitora.

Se sentía a salvó.

Protegido.

Escuchado.

Pero todavía tenía un nudo en la garganta, algo que no podía seguir aguantando.

Debía decirle.

Decirle lo que sentía y lo que pasaba,
por su cabeza, desde que despertaba hasta la noche antes de ir a dormir.

Debía liberarse de aquellas cadenas que lo ataban al miedo.

¿Pero y si no era capaz?

¿Y si no era capaz de soltarse y se hundiría en su miseria...?

¿Nunca sería libre...?

¿No volvería a dormir tranquilo nunca más...?

-Mamá... Ahí algo más-dijo separándose del abrazo y mirarla a los ojos.

-¿Qué ocurre mi pequeño? -dijo con una dulce voz, agarrando la mano de su hijo con delicadeza.

Era hora de hablar.

Ahora sería escuchado y no sólo juzgado.

Su madre lo escucharía.

. . .

¿Verdad...?