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-¡Ah!...ah ah ba-bas-ta...ah m-me las-timas...

El rechinido de la cama al balancearse, el choque de sus pieles y los gruñidos exitados del Alfa se escuchaban por todo el lugar. Bueno, eso y los chillidos-gemidos del ahora Omega que se retorcía en las sábanas tanto por el insoportable calor de su cuerpo en celo como por el placer que, en contra de su voluntad, le provocaban las brutales embestidas del hombre que entraba y salía de su ya muy húmeda entrada.

-Hmm qué delicia, "hermana", jajaja.

Se burló el alfa para rabia del omega que le era semejante en apariencia, pero había pasado de ser el gemelo más alto, músculoso y fuerte a ser el más bajo, sin casi músculos, y débil, con un aroma más dulce y seductor que volvía loco al alfa. Embistiendolo con más fuerza en respuesta a la hermosa vista que tenía; su orgulloso hermano con el rostro rojo, gimiendo como la perra en celo que era y llorando por la humillación de ser traicionado por su cuerpo que agitaba las caderas en contra de su voluntad, lubricando a chorros y buscando más placer del alfa. Gogo se relamió los labios y se inclinó para saborear el néctar que brota de los pezones de su hermano cuando los estímula, haciendo que éste arqueé la espalda y se corra por séptima vez, manchando su abdomen con su semen y la sábanas con su lubricante natural, el cual ya había humedecido la cama en exceso.

Pero el alfa no había terminado. Gruñó y aumentó las embestidas, sin embargo, el orgasmo previo le permitió un momento de lucidez al omega, quien, asqueado y avergonzado, intentó cerrar las piernas, ganándose tremenda bofetada que lo hizo voltear violentamente el rostro.

-¡Joder Katsuki, abre más las piernas! Sé una buena puta-demandó el alfa separando las piernas del omega sin importarle lastimarlo.

Katsuki chilló adolorido y cerró los ojos, apretando los dientes mientras las lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Aunque estaba lubricando bastante, aún le dolía las embestidas de su gemelo, de hecho, lo había desgarrado al penetrarlo, sus muslos estaban manchados con sangre, pero poco le había importado a Gogo, quien soltó una carcajada jactándose de haber tomado su virginidad.

Sin embargo, lo que más le dolía era el orgullo...y el corazón. Le dolía ser tratado como una hembra, le dolía que su cuerpo reaccionara a las caricias del alfa y le dolía que su propio hermano le estuviera haciendo esto. Humillándolo y mancillando.

Un rugido escapó de Gogo y Katsuki gimió al sentir como se formaba el nudo en su interior, estirándolo y vaciando su caliente semilla en él.

-¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras, hermana?-preguntó el alfa con una burlona sonrisa en sus labios-No te preocupes, aunque ahora seas un omega no puedes quedar preñado. Ni la magia antigua puede crear vida, así que no tienes que preocuparte por eso. Sólo disfruta-rio lamiendo su pezón para disfrutar de su néctar-Te prometo que esto se pondrá mejor.

Katsuki se mordió con fuerza sus labios para ahogar sus gemidos. Cómo le asqueaba sentirse tan sensible y complacido con sus caricias, tan...necesitado y caliente. Cerró los ojos y, sin fuerzas para apartar al alfa, aumentó su llanto al mismo tiempo que Gogo repartía mordidas por todo su cuerpo.

"Bas.tar.do."

Continuará...














¿O no?

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