... "Y con esa lanza, La Bestia hirió al mundo abriendo una grieta a los abismos.
Entonces brotó el pánico al mundo y tomó siete formas infames para enfrentar a los siete Unicornios de la naturaleza, para romper la Tierra con su lucha. Siete infamias de la tiniebla contra los siete portentos de la luz.
El Brakurrón, la pantera tentacular, masacró a las criaturas.
El Bahamoth, huracán encarnado, desgarró los cielos.
La Quimera confundió con su locura los días en pesadillas.
La Mantícora, de engañoso rostro amable, hirió a la primavera.
El Catoblepas, búfalo de largo cuello podrido, quebró la tierra con sus pisadas.
El Kraken, demonio de pulpo multiplicado, pudrió los mares con su tinta.
Y la Gran Araña tejió una tela de tinieblas que robó la luz del origen de las gemas.
Había comenzado el fin del mundo, y se habría completado si entonces el Unicornio Germinador que más amaba a la Madre Tierra no les hubiera ofrecido a las infamias el vientre mismo de la Madre-Mar del Universo, Unicornio de las Estrellas. Las infamias se detuvieron ante tal promesa y el Unicornio Germinador cumplió guiándolas por el arco iris fuera del mundo hasta el vientre de la Madre-Mar, el pozo dorado donde nacen las galaxias, para que bebieran de ella. Y se abalanzaron las infamias para beberse el pozo y aún están allí en las estrellas, porque no tiene fin su trago y permanecerán en lo alto atrapadas en su gula junto al Unicornio Germinador que las vigila como la constelación de un pastor con cuatro ovejas en un bebedero.
Pero no todas las infamias habían acudido al llamado. El Kraken y la Gran Araña se ocultaron en la tiniebla bajo el mar y en las entrañas de la tierra. Sin embargo, aunque se habían ido ya, las siete infamias habían tenido tiempo de reproducirse y alimentar los males del mundo. Tal como hacen las quimeras en las pesadillas.
Mucho se ha hablado de esta hazaña, pero poco se ha dicho de lo mucho que costó curar al mundo de sus heridas.
Las siete potencias de la armonía sobre el mundo habían quedado agotadas e incompletas, después de tanto que costó en los orígenes resguardar la vida contra los dioses de la oscuridad.
El Unicornio Germinador se había desterrado.
El Dragón de Hiedra y la Unicornio de los Sueños habían sido asesinados por su propio hijo, un Príncipe Negro que se nombró entonces el Señor de las Bestias de todos los bosques.
Los mares del Leviatán y la Unicornio de la Espuma habían quedado mutilados por la tinta de olvido del Kraken, que se esparció por el fondo, devorando todo lo hundido.
Y en las entrañas del mundo, las gemas del Basilisco y la luz de la Unicornio de los Cristales habían quedado atrapadas por las redes de tiniebla que la Gran Araña tejió en el submundo.
En el umbral de la ruina, desesperaron y clamaron a lo alto.
Y uno, en cambio, cayó de las estrellas. Un pescador de ojos de luna clara, navegando con los suyos hacía la noche oscura tras la destrucción de su ciudad blanca, que dio origen a los centauros y a los pegados en la lid de aquellos días. El Pesacador con Ojos de Estrellas se arrojó fuera de su barca para salvar a un elfo herido en aquellas guerras, que no llegaría vivo al confín de las galaxias. Cayeron en las entrañas del bosque justo cuando el Príncipe Negro perseguía a un Ciervo Blanco, que era lo único que había sobrevivido de sus padres, llevando consigo el secreto del Sueño y la Memoria. Bebió el Ciervo Blanco del mismo estanque que el pescador y le regaló su esencia y secreto, poco antes de ser cazado y muerto, y con sus astas coronado el Príncipe Negro en Señor de las Bestias.
Y el Pescador de Ojos de Estrellas huyó a los desiertos donde no lo alcanzara la sombra de los bosques, y en un oasis encontró a una tribu de animales intensos de dos pies y se quedó a vivir entre ellos, y no eran otros sino los primeros hombres, a los que por tanto error, absurdo y risa terminó por amar, lamentándose por los tiempos rotos que los verían crecer.
Entonces, un día, guiado por el brillo en el norte de la dormida ciudad blanca que el pegaso había encantado bajo copos de nieve, se fue solo al desierto que se escapa del mundo y encontró en su confín una torre de cristal verde que el Hada Esmeralda del Verano había construido como tumba para su amado, aquel que durante las guerras del origen había aprendido el canto de la Madre-Mar Unicornio y de quien, se había dicho, era tal su misericordia que podía curar a las montañas y reunir a los enemigos como hermanos. Y se dijo también que aquel paladín del suelo volvería siete veces antes del fin para esperanza de los más desafortunados.
El Pescador Ojos de Estrellas entró en la torre y, en su amor por los otros, fue digno de aprender aquel cantar primordial y fue el primero de los siete que salieron de la torre con ese don.
Volvió al bosque y derrotó al Señor de las Bestias devolviéndole su nombre, y cantó entonces cómo había aprendido de lo alto, añadiendo el secreto de la memoria de lo que había sido y el sueño de lo que podría ser, y todas las aves, todas las hadas, todos los arroyos y todas las ranas le siguieron el coro; y las ramas de los árboles se libraron de su sombra. Entre las rocas revolotearon fuegos nuevos y condujeron su chispa de fresco calor bajo el mar y bajo la tierra, horadando la tiniebla del submundo y los abismos marinos hasta alcanzar las perlas y las gemas que contienen lo que las estrellas diseñaron para el mundo.
Y así como es arriba es abajo, ese eco de renovación alcanzó el vientre de la Madre-Mar Unicornio y los nuevos designios para la reconstrucción fueron otorgados a la Unicornio del Espacio para que los compartiera la Hidra del Tiempo y se cantara el nuevo ciclo del destino, dando a la Unicornio del Sol el matiz dorado para que, de la memoria de la Madre-Tierra, surgiera el sueño de su amante perdido, una reencarnación del Unicornio Germinador que devolviera el brillo a las arenas doradas del corazón de la Madre-Tierra, permitiendo el retorno del verdor en la danza de la primavera.
Y en su lecho de muerte, el Pescador Ojos de Estrellas legó la esencia del secreto del Dragón de Hiedra y la Unicornio del Sueño a un Rey de Cristal que lo contó a sus súbditos de todas las especies, en el Reino del Verano de los bosques florecidos.
Y en el ensueño de los nuevos días, a los nuevos hijos les pareció ver, dormidos, a un Ciervo Blanco que les recordaba lo que no conocieron.
Y que siempre por otros vería... "
...
..
.Balada de los portentos, canto popular del sur de Aynen.
Extraída del libro Unicornios, dragones y otros portentos, del autor Medardo Landon Maza Dueñas.
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Back home [BakuDeku/DekuBaku]
FanfictionBakugou Katsuki es un Alfa que fue traicionado por todas las personas en las que confiaba, su hermano, sus amigos y sus omegas; humillado y convertido en lo que más odia, un Omega, sólo quiere volver a casa y soñar con lo único que desea de vuelta. ...