12. El karma existe

18 5 1
                                    

KATE
Me encerré en mi habitación, la que tenía pinta de convertirse en mi pequeño refugio durante las próximas semanas.

Hacía un rato descubrí que las paredes de la cabaña eran muy finas, por lo que supe que tras abandonar la cocina, nadie habló. Solo se escuchó otra silla arrastrarse y a una persona subiendo las escaleras.

Podría ser Amy, que quiere disculparse, ¿no?

Cari, sigue soñando.

Con esto estaba, cuando la puerta del cuarto se abrió y entró Luke, con paso tranquilo y examinando mi habitación con curiosidad, hasta que sus ojos recayeron en mi.

♪♪♪

LUKE

Su morada era más pequeña que el resto de cuartos, pero era la más acogedora de todas, de eso no tenía dudas.

Me acerqué a ella, que estaba encogida con la espalda apoyada en la pared de su cama, y me senté a su lado.

Al verla así, un montón de recuerdos me invadieron, y la antigua Kate, traviesa y enérgica, vino a mi mente y como se colocaba en esa posición cada vez que se arrepentía de algo.

Obviamente, ya nada era lo mismo. Y probablemente, nunca lo volviese a ser.

La examiné más de cerca, y me di cuenta de que tenía los ojos aguados.

En ese momento, supe que sobraban las palabras.

¿Para qué, si ella sabía que estaría a su lado pasase lo que pasase?

Así que, sin pensar, lo hice.

La abracé, y por lo visto fue un detonante, porque nunca la había visto llorar de esa manera.

Lloró durante mucho tiempo, pero no supe cuánto, porque estaba demasiado ocupado mirándola.

¿Cómo era posible que incluso llorando se viera preciosa?

¿Cómo le decía, sin asustarla, que llevaba años enamorada de ella?

♪♪♪

KATE

¿Me arrepentía de haber llorado tanto en las últimas horas? No mucho. Era eso o matar a Byron de todo el estrés acumulado, así que fue una decisión fácil de tomar.

Me di cuenta de que Luke no solía estar conmigo en mis peores momentos, y no lo entendía. Abrazarlo a él se sentía mejor que abrazar a un panda, y eso ya era algo complicado. Creedme, que ya lo he hecho.

Cuando conseguí tranquilizarme, fui capaz de mirarle a los ojos, que rebosaban con cariño.

Pero algo había cambiado, no se sentía igual que antes, cuando éramos niños. En ese momento, fui consciente de lo juntos que estábamos en ese momento y me puse nerviosa, con un nudo en el estómago. Y supe que, si hacía algo ahora, era probable que me arrepintiese después.

Por eso, cuando Luke abrió la boca para empezar a hablar, el momento en el que Diana abrió de un portazo, suspiré aliviada.

¿Para qué tener a Hulk cuando ya tienes a Diana dispuesta a cargarse todas nuestras puertas?

Se acercó rápidamente a nosotros y apartó a Luke sin ningún miramiento de mi lado para abrazarme ella.

Le di una mirada de disculpa a Luke, que asintió y por señas me dijo que hablábamos después.

Le sonreí con agradecimiento, y guiñándole un ojo, se lo confirmé.

No me dio tiempo a pensar en nada más, porque la chica que se hacía llamar mi mejor amiga me zarandeó por los hombros, gritándome:

Partida dobleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora