𝚄𝚗 𝚙𝚊𝚜𝚎𝚘 𝚙𝚘𝚛 𝚖𝚒 𝚖𝚎𝚗𝚝𝚎.

14.

"La danza."

Dos corazones unidos bailando, dos chicos entre risas de fieles enamorados danzando al son de la melodía de aquel chico de ojos bicolor quien entre la alegría del momento miraba con ojos de amor a quien era el gran amor de su vida, su salvador, su rey.

El moreno bailando con torpeza entre las pisadas que le daba al contrario reía también, aquel ambiente agradable siendo presenciado por la luna y sus estrellas quienes entonces animaban a ambos chicos alegres.

Miraban a los enamorados entre su nido de sentimientos indescriptibles para cualquiera que los viera, todos deseaban ser ellos.

Entre carcajadas ambos cayeron sobre los almohadones que habían dejado en el suelo para aquel picnic nocturno, cansados cerraron sus ojos, voltearon para verse y antes de unirse en un beso el ojivioleta habló.

-Te amo...

No tardaron en unirse en ese beso, ojalá les hubieran dicho que sería el último... Quizás lo hubieran disfrutado mucho más.

Pues al día siguiente en aquella pelea contra pandillas, el moreno por proteger a quién le llamaba rey falleció, el de ojos bicolor con pena en su corazón desolado y mal herido no lloró, no se permitió sufrir por la muerte del amor de su vida en frente de todos.

Solo cuando llegó a la casa que ambos alguna vez compartieron se permitió llorar y gritar, lanzar las cosas contra las paredes o el suelo.

Dolía como la mierda, no le deseaba a nadie aquel tipo de dolor.

Aprender a vivir sin él fue una gran tortura para el azabache, realmente su corazón se apretaba y le hacía sentir que le faltaba el aire. Aquella última noche, ese último beso le dejo marcado en todo su ser.

Aquella última danza juntos...la solía bailar a solas frente al espejo imaginando que aquel peliblanco de sus sueños estaba ahí con él, juraba sentir las pisadas cuando entre su torpeza acababa por aplastar sus pies.

Juraba que era real...

[...]

Entre llantos desesperados por él cada noche, entre cada pesadilla causada por su muerte...decidió buscar la forma de traerlo a la vida siempre al menos con ayuda de sus recuerdos.

Se planteó la idea, aprendió a tocar el piano.

Aquella melodía de la última noche juntos se aprendió al derecho y al revés. "Hotel de luna".

Una melodía lenta pero que al estar juntos sonaba como el amor que ambos se tenían.

Entonces decidió mostrar su talento frente a un público.

Juzgado por las miradas de todos empezó a tocar, en medio de aquella presentación empezó a llorar...sobre el piano veía sentado a su peliblanco, el reflejo de la luz lo cegaba parcialmente y las lágrimas en sus ojos no le permitían verlo correctamente, pero jamás dejo de tocar aquel piano, no quería que la canción terminara, sabía que quizás al acabar él se volvería a ir.

Sentía las lágrimas caer descontroladas por sus mejillas, jamás se equivocó en alguna nota. Eso lo hizo todo más especial.

Realmente afectado por verlo allí nuevamente el azabache cuando terminó la canción antes de verlo irse habló.

- Te amo... búscame en la otra vida, donde podamos ser felices.

Al día siguiente de aquella presentación encontraron el cuerpo del chico sin vida en su hogar, extrañamente con una gran sonrisa en sus labios pero sus mejillas llenas de lágrimas.

Al morir lo vino a buscar su rey. Ahora podrán ser felices en su siguiente vida, sin miedo a amarse y sobre todo... juntos por siempre.