De nuevo ese día del año. suspiro, y levantándome de la silla, me acerco al gran ventanal del despacho, sonriendo con ironía. Este día nunca llovía, no al menos a la hora indicada, podía llover todo el día, pero un par de minutos antes de que fueran las 12 del mediodía paraba de llover por una hora o dos, salía el sol, y luego volvía a llover.
Unos toques en la puerta me sacan de mis pensamientos, y suspirando le doy la entrada a quien quiera que esté al otro lado.
- Directora, vengo a...
- Yo mismo puedo comentarle el tema de la reunión, señorita secretaria. – aparece Eddie con una sonrisa prepotente.
- Mei no es mi secretaria, es la subdirectora, así que más respeto hacia ella, Eddie. – contesto, frunciendo el ceño.
Mei suspira, pasando a la oficina, seguida por Eddie, quien me mira con ojos hambrientos, haciendo que ambas neguemos con la cabeza. Me siento, y para asombro del hombre, Mei se sienta en mi regazo.
- Espera un momento, ¿sois pareja? – pregunta anonadado.
- Es algo que todo el mundo sabe, creí que estabas informado de todo lo referente a mí, Eddie. – sonrío con superioridad.
- Aria, relájate, creo que ha entendido al verlo delante de sus narices. – me acaricia la mejilla. - En fin, supongo que intentar invitar a mi novia a cenar ya no va a ser posible.
- Bueno amor, supongo que nuestro ratito de hoy nos lo han cancelado. Nos vemos en casa. – sonrío dándole un pequeño beso.
- Creo que el que está de más soy yo. Siento las molestias, nos vemos en la reunión de mañana. – y sin mirarnos a la cara, sale casi corriendo del despacho.
Ambas nos miramos y nos ponemos a reír. No puedo estar más agradecida con Mei, desde que murió Tyr, no he sido la misma, esa alegría que me caracterizaba rara vez la muestro.
- Mei, en serio, muchas gracias. No quiero tener que lidiar con cosas como estas. – suspiro escondiendo su rostro, en su cuello.
- Sabes que no hay problema con ello, Aria yo...
- Lo sé Mei, pero no puedo, al menos ahora. – la interrumpo. - Primero quiero ser feliz sin nadie, no puedo empezar una relación tal y como estoy ahora, soy un desastre andante.
- Pero quiero amarte, cuidarte y apoyarte. – me abraza con fuerza.
- Lo sé, pero quiero poder devolverte todo eso, no sería justo que tú dieras todo y yo nada. – digo mirándola a los ojos. - Te quiero lo sabes, pero necesito tiempo. Entenderé si todo esto es demasiado duro para ti, y...
- Ni se te ocurra mencionarlo, o te pegaré. – me reprocha, enfadada.
- Lo siento, yo solo no deseo hacerte más daño, Mei. – me dejo caer en la silla.
Unos golpes en la puerta nos interrumpen, y al dar paso a la persona, nos sorprendemos al verle.
- Papá, no esperaba verte. ¿Ocurre algo? – pregunto preocupada.
- Perdón Aria, no sabía que estabas acompañada. – sonríe. – Es solo que voy a comer fuera y después iré a la tumba de Tyr. Venía a preguntarte si querías comer conmigo.
- Claro no hay problema, ya he dejado todo en orden por hoy. – le doy un beso en la frente a Mei. – Nos vemos mañana, te dejo al mando. Si tienes algún problema no dudes en llamarme.
- Claro. – se levanta. – Me alegra haberle visto, señor Frank.
Con una sonrisa, me despido de Mei, y me marcho junto a papá.
Durante el camino, decidimos escuchar las canciones favoritas de Tyr, y entre risas nos ponemos a recordar lo mal que cantaba Tyr.
Al entrar al restaurante, no puedo evitar recordar que la primera vez que entré, fue cuando me llevó Tyr, para celebrar que había conseguido entrar en la academia de policía.
Ya comidos, nos dirigimos hacia la tumba de Tyr, y sobre ella vemos un ramo de rosas amarillas, y no podemos evitar sonreír, ha debido de ser Dean quien las ha dejado.
- Cualquiera diría que estamos en pleno invierno, hace un sol digno de Julio. – sonríe papá, quitándose la americana.
- Te dije antes de bajar del coche que tendrías calor, papá. – suspiro, divertida.
- Tienes razón, voy a dejarla en el coche, ahora vuelvo. – contesta con una pequeña sonrisa.
Negando con la cabeza, me arrodillo delante de la tumba de Tyr y dejo el ramo de rosas rojas que siempre compro en la floristería que hay justo antes de entrar al cementerio, me gustan que sean flores naturales, aunque se tengan que cambiar.
Comienzo a contarle lo que ha ocurrido en mi vida desde el mes pasado, cuando le visité, pero de lo que nunca le hablo es de mi extraña relación con Mei y de mi trabajo. Desde que Tyr falleció no he faltado un solo mes en visitarlo.
Papá tampoco, pero vamos días distintos supongo que él también tiene que hablar cosas con su hijo en privado entre hombres, como solía bromear Tyr. Papá y yo solo vamos juntos cuando se trata de su aniversario póstumo y el cumpleaños de cada uno de nosotros.
Cuando papá vuelve, suspira al escucharme hablar, puedo entender que entienda que no quiero hablarle de mi trabajo, ya que está seguro de que Tyr nunca hubiera imaginado el inmenso cambio que hice en mi vida, pero de lo que estoy segura es de que no podría imaginarse por qué no le hablo de Mei...
Los verdaderos sentimientos que tenía por Tyr eran tan pecaminosos... pero no pude evitar enamorarme con todas mis fuerzas de él.
- Papá, sabes que con cada suspiro se te escapa un poco de vida, ¿verdad? – digo molesta.
- Aria, ¿puedo pedirte un favor? – se sienta a mi lado. – Puedes tomarlo como mi regalo de cumpleaños de este año. – se enciende un cigarro.
- Debe ser algo importante. – contesto, sorprendida al escuchar las palabras de papá, ya que, por lo general, nunca es tan serio.
- Quiero que seas fuerte, entres en la habitación de Tyr y leas la carta que él te dejó. – suelta el humo. – He intentado convencerte durante estos últimos cinco años, pero no ha habido manera.
- Papá... - Me entra un escalofrío, al escuchar esa petición. Desde que murió Tyr, esa habitación se ha mantenido cerrada a cal y canto. – Lo siento, simplemente me es imposible.
- Allí encontrarás el cierre que tanto necesitas, y la fuerza para poder dedicarte, a lo que tanto amas. – confiesa papá.
- Me da miedo darle un cierre. Temo...
- Temes que si le das un cierre le olvides, ¿verdad? – me interrumpe Frank. – Sabes, todos le hemos dado un cierre. Dean, Audrey, yo... y no por eso le recordamos o queremos menos, siempre estará con nosotros, pero debemos seguir viviendo no podemos detenernos, ni por él ni por nadie, además a él no le gustaría verte en este estado.
- A veces dices cosas realmente buenas e inteligentes, papá. – bromeo.
- Oye, ¿tengo que recordarte quién te ayudó a estudiar? – se queja haciéndole cosquillas.
- Papá, ¿puedo preguntarte algo? – digo después del ataque de cosquillas de su padre.
- Por supuesto. – contesta papá, con una sonrisa en la cara.
- ¿Cómo lo hiciste con mamá? ¿Cómo fuiste capaz de seguir adelante con ese dolor tan grande? – cuestiono.
- Para mi suerte os tenía a ti y a Tyr, os convertisteis en mi fuerza y en mis ganas de vivir.
- Entiendo. – suspiro. - Vámonos a casa, hay una carta que lleva esperando por mi desde hace cinco años.
Me levanto del suelo, y le tiendo la mano a papá quien se sorprende. Con una sonrisa, acepta mi mano, y ambos nos marchamos a casa.
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Verdades ocultas
Mystery / ThrillerPortada hecha por @bugharthheda de la @Editorial_Silver Desde la muerte de su madre, Aria siempre ha tenido claro que sería policía, para desentrañar su asesinato, pero la muerte de su hermano le hace replantearse todo, y sus últimas palabras, solo...