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Jayden.

Todo estaba tranquilo, a decir verdad, aunque ya me quería ir, mucha tranquilidad aburre.

Mire a todos lados, encontrándome con la mirada de Eira, ella también tenía cara de ya creer salir de aquí. Me acerque a ella, llamando su atención.

— ¿Aburrida?

— Demasiado.

Nos quedamos en silencio, que sirvió para que pensara, una grandiosa idea.

— ¿Y si nos vamos de aquí?

— ¿Los dos?

— Si, ¿por qué no?

Lo pensó un momento antes de asentir, la tome de la mano para guiarla a la salida, sabia que estaba desesperada por salir. Sabia que no le gustaba estar rodeada de tanta gente.

Cuando salimos del ligar, ella suspiro de alivio. Caminamos hacia mi auto, pero antes de subir el, hablo.

— Perate un momento.

— ¿Que?

— ¿Tu no tenes novia?

— Ella se fue a follar a alguien que conoció.

Me miro sorprendida por un momento, pero igual subió conmigo.

No sabia a donde íbamos, hasta que vi un McDonald's y me dirigí a él, vi la cara de ilusión de Eira cuando llegamos a estacionamiento.

— Nunca he ido a un McDonald's.

— ¿Como? Todo mundo ha ido a un McDonald's.

— Pues yo soy del 1% que no ha ido a uno.

— Felicidades hoy va hacer tu primera vez.

Pedí la comida para llevarla al auto, así podíamos estar más tranquilos. Ella estaba comiendo solo papitas, ya que solo pidió eso, pidió muchas, muchas papitas.

Y yo solo una hamburguesa.

Le intente quitar una papita, pero me pego un manotazo al primer intento. 

— Solo unita.

— No.

— Pero tienes muchas.

— Y tú tienes una Hamburguesa.

— Si quieres te doy — Le ofrecí.

— No me gustan las hamburguesas.

Cierto.

Nos quedamos en silencio viendo el paisaje que teníamos de la ciudad. Quise romper el silencio.

— En realidad Mia no es mi novia.

— ¿Que? — volteo a verme.

— Bueno sí, pero no — me miro desconcertada — En público los somos, pero en la vida real no. Solo le hago un favor.

— ¿Por qué me dices eso? No me tienes que dar una explicación.

— Si, pero quería dártela, porque...

Porque me gustas, porque te recuerdo, aun siento cosas por ti y quiero que volvamos.

— ¿Por qué?

DILE.

— Nada.

Vi la desilusión en sus ojos, pero asintió volviendo a como estaba antes. Intente robarle otra vez una papita, pero volvió a darme un manotazo.

— Quieto.

— No seas envidiosa — intente hacer ojitos tiernos.

— ¿Qué haces? No hagas así, da miedo, pareces el perro que acompaña al gato con botas.

— ¡Oye!

Reímos al mismo tiempo, pero nos interrumpió el sonido de un teléfono, Eira saco su celular del pequeño bolso que llevaba, su tono era una melodía de una canción que conocía muy bien.

Porque es tuya, pendejo.

Eira se puso roja al ver que reconocí la melodía del tono que tenía. Contesto la llamada evitando mi mirada.

— ¿Hola?

— MALDITA ¡¿QUE TE HISISTE?¡

Escuche el grito que salió desde su celular.

— Es-estoy con Jayden.

— ¡¿POR QUE NO ME DICES?! CASI ME MATAS DE UN SUSTO CUANDO NO TE VIMOS POR NINGUNA PARTE.

— Perdón — contesto ella.

— NO LO VUELVAS A HACER.

— Vale, Vale.

Hablaron un poco más, pero no pude entender nada desde donde estaba, solo escuchaba a Eira que le contesto unas cosas.

Cuando colgó la llamada, nos quedamos mirando al frente, viendo el amanecer. Pues claro que Eira no iba a desaprovechar la oportunidad de tomarle una foto, eso fue lo que hizo al instante que vio la puesta del sol perfecta.

Luego suspiro y cogió la caga que tenia las papitas y me la tendió.

— Gracias, por el traerme acá, el paisaje es hermoso.

Cogí dos papitas felizmente.

— ¿Entonces te tengo que invitar a salir más y ver amaneceres, para que me dejes comer papitas?

— Pues yo no me quejo.

Sonreí de medio lado.

— Yo tampoco.

***

HOLI, HOLIIIIIIIIIII.

Perdón la demora, tengo muchas cosas que hacer y no tengo mucho tiempo.

Bueno, bueno ¿Preparados para lo que se aproxima?

Porque yo sí, o bueno... más o menos.

Los próximos capítulos me voy a demorar más en subirlos, porque no los quiero dejar con la intriga ¿o si los dejo?

*Piensa malévolamente*

Les va a gustar lo que va a pasar, Ya que...

CALLATE QUE LES DIRAS TODO.

Ay si, perdón.

Bueno, ehmmmm.

Bye, Bye.

Resplandor (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora