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Eira.

— ¿Me recuerdas?

— ¿Qué?

— Que si, me recuerdas.

— Ehhh.

— Jayden, me acaba de llegar un mensaje diciendo que me recuerdas — le muestro la pantalla de mi celular.

— Mierda, Eira si, si es cierto, yo te lo iba a decir — Intenta acercarse, pero retrocedo alejándome de él.

— ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¡Es horrible actuar como si nada hubiera pasado entre nosotros! ¿Por qué quisiste ocultarlo?

— ¡Quería decírtelo!, hoy.

— ¿Por qué tan tarde? ¿Por qué no antes? Cuando nos volvimos a ver, ¿Por qué preferiste actuar como si nada?

— Porque ya tenias una vida, no quería arruinarte eso — abrí la boca para decir algo, pero él se adelantó — sí, es estúpido; vi tu vida feliz que no quería llegar yo, arruinártelo, a mi mente se le ocurrió la gran idea de, hacer como si no hubiera recuperado la memoria, pero nos empezamos a acercar y comprobé que, quería estar contigo.

Mi corazón se oprimió, mis lagrimas estaban al borde de derramarse. Esto era tan estúpido y dramático que dolía.

— Te lo quería decir hoy mismo, pero al parecer se me adelantaron.

Suspire y camine hasta mi cama acostándome y cogiendo una almohada para abrazarla, quería llorar y luego pensaba las cosas.

— Jayden, vete.

— Eira...

— Mira, después hablamos, ahora mismo tengo que procesar las cosas y lo tengo que hacer sola ¿sí?

— Okey, entiendo ¿Vas a estar bien? No quieres que este aquí, pero Natalia o Malde, las puedo llamar para que vengan y...

— No, déjalo así.

Nos quedamos en silencio, odiaba ese silencio, con incomodidad, tensión en el aire. Nos miramos por un largo momento, hasta que el asintió y camino lentamente hasta la puerta, justo antes de irse hablo.

— Si necesitas algo, avísame.

Y despareció de mi vista, cerrando la puerta tras él.

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Jayden.

Mierda, mierda y más mierda.

¡Te dije que le dijeras antes! ¡Pero claro, nunca le haces caso a tu conciencia!

Estoy estresado de mí mismo ¿Por qué siempre soy yo, el que caga todo?

Porque eres un imbécil de mierda.

Dime algo que no sepa.

Carro rápido por las escaleras hasta llegar al piso donde vive Antoni. Apenas llego busco su departamento y toco la puerta con intensidad.

— ¡Sin romper la puerta!

— ¡Apúrate!

Abre la puerta y entro por un lado cogiendo mi cabello desesperado.

— Ya se enteró.

— ¿Quién? ¿De qué cosa?

— Eira.

— Ohhhh, pues esa era la idea ¿No?

Se sentó en un sillón que tenia su sala de estar y tomo un baso de alguna bebida que estaba tomando.

— El problema es, que no fui yo el que le dijo. Le llego un mensaje de un desconocido diciéndole todo.

— Ay, por fin algo de drama, ya me estaba aburriendo de tanta rosita.

Lo mire incrédulo y con ganas de matarlo.

— Perdón, prosigue.

— Bueno, no se como exactamente se lo tomo.

— Bien, no creo.

— No se si se lo tomo del querer matarme o del; no te quiero ver, ni hablar en mi vida.

— Eira es una persona que probablemente mataría, pero por otras razones, así que puede que sea la otra opción.

— No quiero que me deje de hablar.

— ¿Prefieres que te mate?

— ¡No! Solo quiero estar con ella, sin problemas y que yo no sea tan imbécil.

— Mi hermano, eso esta como complicado.

— No ayudas.

— A ver — toma un sorbo — esto me recuerda mucho, cuando la cagaste hace años, tuvimos esta misma conversación.

Camine por el espacio de un lado a otro.

— Coste que esa vez, fue por un bien,

— Si, pero tuvimos esta conversación.

— Si bueno... ¡ese no es el caso, Antoni!

— ¡No me grites! Sabes que mi corazón es muy frágil y me pongo a llorar.

— Déjate de bobadas.

— Habla con ella en el cumpleaños de Emily.

— ¿Pero no sería mucho tiempo?

— Si y no, ¡Son solo dos días! En esos días ella con sus amigas se la pasaran insultándote, luego tendrá su tiempo para pensar las cosas, ¡Por que no vas a llamarla ahora mismo! Serias muy insistente y si hablan en el cumpleaños de Emily, vas a regar las cosas y le demostraras que quieres estar con ella.

— Me pierdo.

— ¡¿Quieres o no quieres estar con ella?!

— ¡Si!

— ¡Entonces has lo que te digo! ¡Habla con ella en el cumpleaños de Emily y demuéstrale que quieres estar con ella! ¡Y que no eres un niño jugando a una relación!

— ¡Okey!

— ¡Le vas a demostrar que podrán tener su historia de amor sin problemas y que no la vas a seguir cagando!

— ¡Si!

— ¡Si!

— ¡¿Por qué estamos gritando?!

— ¡No lo sé!

No sé en qué momento se levantó, pero los dos estábamos en medio de la sala gritando, que en cualquier momento los vecinos iban a venir a pelear.

— ¡Hare todo lo que dijiste, porque la quiero!

— Esto es tan lindo — fingió llorar — tienes que prometerme una cosa Jayden.

— ¿Qué?

— Yo tengo que ser el padrino de bodas, eh ayudado mucho a esta relación.

— Ehhhh, está bien.

— Gracias, porque, si no soy protagonista, al menos tengo que ser el padrino de bodas.

Él se sentó donde estaba, yo me senté frente a él en el sofá.

— Ohhhh y también el de sus hijos.

— Ya estas fantaseando mucho.

— Yo sería un tío excelente, para esos niños.

Rei ante sus pensamientos que estaban llegando muy lejos. 

Resplandor (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora