EL PRINCIPE DEL DESEO

Capítulo 1

EL PRÍNCIPE DEL DESEO. HISTORIA COMPLETA, CAPÍTULO POR SEMANA. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

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¿Qué pasa cuando quiero estar sola, para sentir su presencia? Cuando quiero estar desnuda... para que él inicie su vaivén.

Lo he llamado infinitamente...sé que me observa muchas veces, pero no se presenta. Él piensa que no estoy preparada para verlo...lo presiento.

Esa vez vino a mí y me demostró que con sólo un roce me puede volver loca...él no quiere eso.

Pero tengo que estar dormida...entre la línea que divide el inicio del mundo de los sueños y la conciencia. Sentirlo en mis cinco sentidos...me mataría al instante, porque no estoy preparada para aceptar lo desconocido.

Él me ama, por eso no me mata. Por eso observa mi desventura y desasosiego desde lo alto...mi soledad eterna...solo puede observarme...a lo lejos.

Pero... ¿Por qué seré culpable ante el juicio del todopoderoso, si deseo lo prohibido?

Si él me da lo que los humanos me han negado tantas veces...

Si el amor es parte de la vida misma y es cuestión de sentir, entonces, ¿Por qué no puedo sentirlo sin parecer culpable?... ¿Por qué tengo que ser la villana del cuento?

¡Deshazte frente a mí...sensación que me mata! ¡Huye lejos hacia otro cuerpo!

Bethany cerró su libro y suspiró.

−¿Por qué no tengo a alguien como tú...querido misterioso? –Musitó ella, abrazando el libro contra su pecho− ¿Por qué no vienes en mi ayuda?

Observó el título... "Pensamientos de una loca" y sonrió con amargura. Pensaba con asombro que parecía que ella misma lo hubiera escrito. Miró fijamente las cortinas de su habitación y advirtió que su estado emocional seguía siendo el mismo, así que esa mañana no sería diferente a las otras. Se levantó hastiada por tener que lidiar otro día. Fue hasta el baño y se contempló en el espejo. Se veía horrible.

Logró sonreír y lo hizo con cinismo. Quería arrancarle a su reflejo un poco de lo que en el ayer le sobraba. La alegría por vivir. Se dispuso a cepillarse los dientes, preguntándose de quien se trataba el personaje principal del libro.

La mujer que relataba esos pensamientos tenía que estar loca para sentir lo que expresaba. Bethany puso los ojos en blanco y rio sintiéndose una tonta. Negó con la cabeza. Por esa razón, el libro se llamaba pensamientos de una loca.

Seguramente era un duende o un fantasma chocarrero. O tal vez fuera un...Bethany volvió a negar, reflexionando que eso no podía ser. Borró su atrevido pensamiento y después suspiró a la vez que abría el grifo de la regadera, decidiendo que dejaría sus teorías para después. Ya estaba retrasada y tenía que estar a tiempo en la oficina. Ese día sería crucial para ella y el tema del libro la estaba sacando de concentración.

Londres era hermoso, no se cansaba de pensarlo. Hacía más de dos años que había alquilado un apartamento precioso en la zona de Covent Garden, en el centro de la ciudad y le encantaba. Su espacio estaba decorado en la mayoría de color rojo. Muebles, cortinas y cojines del mismo color. Lograban mantenerla con un destello de esperanza en su vida tan gris.

No tenía auto. Si quería pasear y recorrer Londres, le gustaba hacerlo en taxi y por buena suerte o coincidencia, la distancia que tenía que recorrer hacia su trabajo era corta y por lo general, caminaba para llegar a la agencia de publicidad donde se desempeñaba como jefa de investigación de mercado. No obstante, en este momento se daba cuenta que se le había hecho tarde, así que cuando estuvo lista, salió del edificio de manera apresurada y alzó la mano para llamar al taxi que pasaba frente a ella.