Capítulo 4

15 7 0
                                    

Bethany apuró el paso y de pronto se vio así misma alzando la mano para tomar el primer taxi que pasaba. Quería huir...huir de todo, ¿Por qué tenía que afectarle tanto la presencia de Alen? Si. Esa era la única verdad. Y ahora se había expuesto abiertamente. No le gustaba nada la idea de que él tuviera por hecho que la ponía mal. Ya habían puesto en claro su situación laboral dentro de la empresa, pues ella había aceptado continuar en la agencia, entonces... ¿Por qué se comportaba como una tonta?

Decidió al final, visitar el puente más famoso de Londres. Recordó cuando había llegado por primera vez a esa bella ciudad y fue lo primero que hizo, conocer el Puente de la Torre. Quería disfrutar otra vez la paz que le había proporcionado en aquella ocasión. Cuando llegó ahí, caminó a través de él con paso firme, mientras tanto admiraba la belleza de esa enorme estructura.

Era grandioso. Fijó su vista en las líneas pintadas de azul cielo, que le daban un toque agradable a la impresionante construcción. Ese color transmitía seguridad. Bethany suspiró hondo y continuó caminando, desviando su mirada hacia el río Támesis.

Advirtió con sorpresa que, en comparación de otros días, no había demasiados turistas, pero era mejor así. Quería relajarse...tratar de aplacar a su mente que le gritaba demasiadas cosas a la vez.

Observó otra vez el río y en ese preciso momento el Red River Rover, atravesaba por debajo del puente. Era un famoso crucero de paseo cuyo objetivo era mostrar a los paseantes, los lugares de atracción de la ciudad de Londres.

Bethany llegó al área que tenía forma circular y que conformaba el descanso de la primera torre. Era un gran balcón, donde podría recargarse y contemplar la corriente del río, pero entonces reparó en la presencia de un hombre que descansaba sus brazos sobre el muro de concreto. Le llamó la atención. Tenía un magnífico perfil. Su cabello dorado y lacio se mecía con el viento, acariciando su frente. Vestía una larga gabardina en color verde obscuro. Él tenía la mirada fija en el agua.

Bethany frunció el ceño, pensando que habría querido que él no estuviera ahí. Hubiera preferido estar sola para hacer exactamente lo que él, pero ahora tendría que caminar hacia la otra torre. Pasó lentamente de su lado, sin poder evitar lanzarle una mirada más, pero en ese preciso momento, el hombre se irguió y se volvió hacia ella.

Bethany no esperaba esa acción y respingó un poco, quedándose quieta, percibiendo dentro de su ser un poco de miedo. El hombre se recargó en el muro y se cruzó de brazos a la vez que la miraba fijamente. Bethany apartó su vista de él de inmediato y apuró el paso, sintiendo todavía como el hombre continuaba mirándola. Si, estaba segura de eso.

Caminó unos metros más, pero un escalofrío envolvió todo su cuerpo al mismo tiempo que deseaba volver el rostro para verlo. Ese hombre la había puesto muy nerviosa. Tal vez se trataba de un asaltante. No quería hacerlo, pero se vio a sí misma volteando su cuerpo, para descartar si acaso intentaba seguirla, pero...él ya no estaba.

No podía ser. Sólo habían sido unos segundos en los que ella le había dado la espalda. Bethany se fijó rápidamente hacia todos lados. Caminó hacia el lugar donde él había permanecido y esperó ver que saliera detrás de la torre, pero no sucedió así. Esperó un momento más, sin embargo, no lo vio. Sintió un estremecimiento y colocó una mano en su frente. Era imposible. Trataba de encontrar una explicación lógica de lo que acababa de ocurrir, simplemente... ¡El hombre había desaparecido!

¿Dónde diantres se había metido?, Bethany caminó rápidamente y rodeó la torre. Se fijó en las pocas personas que caminaban rumbo a la calle y él no iba entre ellas. Se quedó quieta y otra vez miró hacia todos lados. Simplemente no podía concebirlo. Todo era tan extraño, solo que... ¡No! Una idea terrible se iba formando en su mente ¿Acaso se había lanzado al agua? Angustiada corrió hasta el balcón y se asomó, colgando su cabeza y mirando con detenimiento el agua, cuando de repente, un viento suave llegó hasta sus sentidos. Era frío y cálido a la vez. El elemento comenzó a envolver su cuerpo completamente, desde la cabeza hasta los pies.

EL PRINCIPE DEL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora