Apolo y Dafne [DRACO MALFOY]

Capítulo 4

La cerveza de mantequilla estaba deliciosa, podría pedir una tras otra sin parar pero después de que Harry dijera que era mala idea por todo aquel alcohol que podría causarnos muchos estragos de distintos tipos lo descarté. Aunque Hermione no mucho ya que terminó bebiendo más de la cuenta.

—¡Harry!

—¡Profesor!

El profesor Slughorn había aparecido detrás de mi y de Hermione con una cerveza en la mano. Ambas nos giramos y le sonreímos.

—Muchacho. Quería invitarte a mi cena está noche, me encantaría que fueras. Igual estás invitada Granger.

Esperé a que dijera algo sobre mí y mi ansiedad comenzó a subir de nivel, necesitaba ir. Seguro que Malfoy estaría ahí quien por cierto acababa de ver pasar por detrás de Slughorn.

Me perdí unos segundos, miré lo que hacía. Vi como miraba a todos lados con mucha cautela, eso no era algo normal. Estaba actuando raro y eso era más que obvio.

Esquivé con la mirada el ancho cuerpo del profesor para poder ver mejor al chico rubio. Sin embargo pocos segundos después me descubrió. Me miró y levantó las cejas. Le devolví el gesto y sin más desapareció por una puerta.

Intenté levantarme y lo único que gané con ello es llamar la atención de Slughorn —¡Leclair! No te había visto.

Mire un poco desesperada a mi alrededor pero si salía corriendo solo levantaría sospechas —Hola profesor —me senté.

—¿Quisieras venir a la cena con nosotros?

—¡OBVIO! —grité extremadamente fuerte. Incluso los de la barra pararon de trabajar para mirarme. Me había dejado llevar por la emoción —Lo siento. Claro profesor, me encantaría.

—Perfecto, los veo ahí a los tres está noche. Sin falta.

Se despidió con aquella frase así que los cuatro otra vez nos habíamos quedado solos.

Ron parecía incómodo y la verdad es que no lo juzgo. Yo estaría exactamente igual en su lugar, en fin. Busqué un tema de conversación para sacarlo de su triste situación. —Miren, ahí están Dean y Ginny.

—Niña tonta —murmuró Ron.

—No están haciendo nada malo —dijo Hermione.

—¡Uy que asco! —la cara de Ron al decir aquello fue divertidísima, me reí un poco al ver su rostro y luego gire hacia atrás para ver la razón de la expresión. Vi a Dean y a Ginny besándose, me pareció aún más graciosa la razón de Ron. Parecía un niñito.

—¡Déjala! —dijo Hermione —es como si ella nos viera besándonos a nosotros.

Escupí de inmediato al aire todo lo que llevaba en la boca al escuchar aquello. Contuve con toda mi fuerza de voluntad las enormes carcajadas que querían escapar sin embargo las caras de los chicos no ayudaron y mucho menos la cara de boba que Hermione llevaba gracias al exceso de alcohol en su sistema.

Y para acabarla de amolar, Ron me hizo reír más con lo que dijo después.

—Tienes, ammm —señaló la boca de la chica y formó un bigote en el aire con sus dedos.

Hermione de inmediato se ruborizó y con la manga de su suéter se limpio.

Me divertí mucho en ese momento, hasta que recordé lo que había visto antes de que Slughorn me invitara a su cena y yo gritara por toda la taberna.

¿A dónde llevaba esa puerta?

—Ahora vuelvo —me levanté de mi silla —voy al baño.

Menti claramente, no iba a decirles "Ahora vuelvo, voy a espiar a Malfoy"

Los tres asintieron. Mientras me alejaba escuché que hablaban de algo pero poco a poco se dejó de hacer audible.

Llegué a la puerta por la que había desaparecido, claramente no era el baño, ese estaba del otro lado de la taberna.

Cuando intenté abrirla no tuve éxito. La cerradura tenía llave. Alguien la había cerrado con una, ¿Y quién más que Malfoy podría haberlo hecho?

Di varios jalones a la puerta y no conseguí nada, sin embargo sentí un peso encima por el hombro derecho. Me giré y me encontré con una figura realmente alta y oscura.

—Profesor Snape.

—Señorita Leclair.

—Disculpe. Voy a pasar.

Snape se movió al mismo tiempo que yo bloqueandome todo camino libre. —¿Qué hacía aquí?

Sudé frío con aquella pregunta, sin embargo rápido me las ingenié para salir de aquella situación.

—¡El baño! —dije con obviedad —estaba buscando el baño.

—El baño se encuentra al otro lado del lugar señorita Leclair. Por si no lo sabía.

Mierda.

—¿Oh en serio? No lo sabía —sonreí —bueno, iré entonces hacia allá.

Cuando volví a intentar esquivarlo solo fracasé de nuevo ya que él era demasiado grande para que yo logrará esquivarlo con tres simples pasos.

—Me pareció verla la semana pasada entrando a los baños que justo dice no saber en dónde se encuentran.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

—¡Oh claro! ¡Que tonta! Lo había olvidado por completo —reí —Seguro las bebidas tenían un exceso de alcohol y mi memoria anda confundida. Una disculpa profesor. Buen día.

Salí corriendo como loca hacia donde realmente estaban los baños. Me metí en un cubículo e hice toda la pis acumulada por los nervios. De nuevo otro fracaso como espía.

Justo cuando estaba por levantarme escuché que alguien entraba, me pareció escuchar la voz de Katie Bell y la otra voz no lograba reconocerla.

—Vamos, ayúdame a abrirlo.

Me quedé en silencio y decidí escuchar.

—Katie. No deberíamos hacerlo, dices que él te dijo que se lo entregaras a Dumbledore.

—Lo sé pero un vistazo no nos hará daño.

A ver, si entendía bien ambas tenían en manos algo que tenía que llegar a Dumbledore. ¿Y quién es ese tal "él"? ¿Será quien les dió aquello que tienen en manos?

Una envoltura se escuchó e intenté mirar por una pequeña rendija que se dejaba ver entre la puerta, sin embargo mis piernas fallaron y no me sostuvieron cómo debieron hacerlo así que caí hacia delante y mi frente impactó con la puerta dándome un enorme golpe que a futuro sería un asqueroso chichón.

Escuché como un silencio enorme invadía el lugar, claro que me habían escuchado y ahora no harían nada que las pusiera en evidencia, no más de lo que ya estaban.

Completa tonta que soy.

Salí decepcionada al mirar que ya no había nadie. Me lavé las manos y volví a la mesa con los chicos quienes ya se estaban levantando.

—Tardaste demasiado Léa.

—Hermione ya iba a buscarte.

—¿Estás bien?

—Perfecta. Es solo que estaban muy ocupados y tardé en pasar.

Los tres asintieron y nos dirigimos a la salida después de pagar. Por suerte Harry invitó ya que yo había olvidado todos mis galeones en mi habitación. Teníamos que arreglarnos para la cena de Slughorn así que iríamos con tiempo.