El vestido que había elegido no era de mis favoritos pero sin dudas quedaba bien para la ocasión. Era blanco, tenía brillantina por toda la falda y mangas cortas.
Me puse mis zapatos blancos y agarré un pequeño bolso en dónde metí mi varita y algunos objetos personales.
Entendí que la cita sería a las 7:00pm así que aún tenía un tiempo. Podría ir con calma si se me daba la gana, el único detalle es que no me gusta ser inpuntal entonces opté por llegar un poco antes.
Cuando llegué toqué la puerta, esperé cinco minutos y nadie abrió. Espere otros diez más y volví a tocar. Está vez Slughorn sí abrió.
—¡Leclair!
—Hola profesor —lo saludé —¿Puedo pasar? Es que hace frío aquí fuera.
—Oh claro. Pasa, pasa.
Me sumergí en cada rincón del lugar y encontré algunos objetos misteriosos cómo aquel reloj de arena verde que descansaba sobre una repisa.
—Bonito reloj.
Su diseño me parecía hechizante y el color aún más.
—Lo es.
Me giré y miré algunos retratos que descansaban en varias repisas.
—Son mis alumnos más preciados. Los mantengo en la repisa siempre.
—Oh, que lindo.
—Quizás algún día estés en ella Leclair.
Eso me hizo sonreír. Creo que fue bonito gesto decir aquello, me sentí especial. —¿Usted cree?
—¡Por supuesto! —agitó los brazos en el aire. —Me he dado cuenta de tu talento y tienes una personalidad muy linda.
—Me halaga.
Lo ví sonreír de reojo. Realmente aquello me hizo sentir bien, se lo agradecí porque en tiempos como estos a veces es necesario un poco de luz, cariño y amor, simplemente no todos saben esto y los que lo saben no lo quieren dar.
Varios golpes se escucharon en la puerta y me ofrecí a abrir. Quien estaba detrás de ésta era Hermione.
—Hola Léa.
—Hola. Ven, pasa.
—¡Oh! ¡Granger! —el rostro del profesor se iluminó —que placer tenerte aquí.
—Gracias profesor, es un honor haber sido invitada.
Cuando llegaron, la mayoría comenzamos a cenar, no podíamos esperar a que todos llegarán cuando algunos son muy inpuntuales. La comida estuvo deliciosa, escuchamos hablar al profesor de sus años de juventud y de algunos de los alumnos que se encontraban en la repisa.
Me desilusioné mucho cuando mi objetivo no llegaba. Capaz y no lo invitó o solo se le hizo muy tarde, también podría existir la posibilidad de que con el horrible carácter que se carga optó por no asistir.
Necesitaba una excusa para poder levantarme, realmente se me estaba haciendo todo tedioso, sin embargo no encontré ninguna oportunidad.
—Y tú Leclair —los ojos del profesor me atravesaron —Tu madre es muggle ¿Cierto?
Oh mi madre. La extrañaba, aún más los cuentos que me contaba cada que tenía un espacio en su tiempo y yo estaba de acuerdo y con el ánimo de escucharla.
—Exacto.
—¿En qué trabaja?
—Bueno ella es escritora —sonreí. El trabajo de mi madre me parecía mágico, simplemente perfecto e imaginativo.
—Oh vaya, ¿Cómo los del profeta?
—No exactamente —negué lentamente —ella escribe historias, novelas.
—Oh vaya. Se escucha magnífico.
—Lo es, le da rienda suelta a su imaginación y crea maravillas con ella —recordé cada vez que me preguntaba de pequeña si sus personajes me parecían divertidos, si el conejo realmente me hacía reír, cualquier cosa como esa. —También le encanta leer y contarme historias de otros autores.
—¡Cuéntanos alguna!
Me atraganté un poco con la comida —¿Ahora?
—¡Claro!
Mi cerebro se bloqueó por unos segundos, no sabía cuál de todas las historias debía contar, cuál sería la apropiada o la más entretenida pero después recordé una de mis favoritas, me relajé y con un suspiro comencé el relato.
—Ésta historia trata sobre Apolo y Dafne. Apolo un dios Griego y Dafne un ninfa —miré a una de las gemelas que ponían harta atención. —Ambos estaban completamente enamorados el uno del otro, se amaban con todo su ser, sin embargo un pequeño error por parte de Apolo ocasionó que toda aquella magia se rompiera.
Hice una pausa de una fracción de segundos y miré como todos ahora me prestaban atención, todos los ojos encima de mí.
—Apolo se había burlado de Eros a quien también se le conoce como Cupido. Entonces Cupido en venganza decidió flechar a Apolo y a Dafne —sonreí al saber que aquí comenzaba la parte trágica —A Apolo le atravesó el pecho una flecha de oro que haría que viviera enamorado y obsesionado de Dafne deseandola de todas las maneras posibles.
—Oh, que bello —expresó Hermione, lo que no sabía es que en esta historia no todo es de color de rosas.
—Sin embargo, no todo es bueno en esta historia ya que a Dafne le atravesó una flecha de plomo que le haría sentir una enorme repulsión hacia Apolo.
Vi como la cara del profesor cambiaba de emoción a decepción y me causo un poco de tristeza ya que recordé las primeras veces que yo escuché la historia.
—Ese sería el castigo de Apolo, que su amada jamás le correspondería como él a ella —suspiré. —Poco a poco Dafne comenzó a sentir un enorme temor por culpa del acoso e insistencia extrema de Apolo.
Deseé no sentir ese sentimiento tan fuerte de tristeza por un amor no correspondido pero no pude y dejé derramar una lágrima que enseguida limpié. —Un día Dafne no aguantó y pidió ayuda a su padre quien para salvarla la convirtió en un hermoso árbol de laurel. Ella había sacrificado su vida y cuerpo para escapar del acoso tan intenso que la perseguía a todos lados.
—Y así Apolo adoptó el Laurel como su flor favorita quedándose para siempre con ella ahora convertida en un árbol —terminó por mi una voz femenina que me era muy conocida, Ginny Weasley.
La chica parecía deprimida, sus ojos estaban rojos al igual que su nariz. Había llegado hace poco, supongo que todos estábamos tan metidos en la historia que no notamos cuando entró.
—Oh, que triste historia.
—Es de las favoritas de mi madre y mía también.
Con eso me disculpé y sin decir nada salí del lugar, ocupé mis lágrimas y mis ojos llorosos como excusa para salir.
Que valiente fue Dafne.
Esa frase me la repetía siempre que contaba la historia. Era una chica muy fuerte, a pesar de haber huido de Apolo por mucho tiempo fue lo suficientemente valiente para dejarse convertir en nada más que un laurel.
—Joder, joder.
Me giré rápidamente al escuchar aquello. Era una voz familiar pero que sin dudas no reconocía del todo.
Me pegué a una de las paredes de piedra. Quise agudizar mi oído e intenté escuchar algo más, hasta que de repente lo ví. Ese cabello rubio y ese traje negro pertenecían a solo una persona.
Malfoy.
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Apolo y Dafne [DRACO MALFOY]
أدب الهواة"Dafne al verse atrapada pidió ayuda a su padre, el dios río Peneo de Tesalia, que la convertiría en un árbol. La ninfa sintió tanto miedo que se vió forzada a sacrificar su cuerpo el resto de su vida y convertirse en un Árbol de Laurel como única e...