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-Lo que usted quiera, señor. - Respondió acercando su pecho a la cabeza de Hanma.

Hanma no podía dejar de sonreír, realmente era fácil acercarse de los niños.

Hanma le empezó a tocar mientras mordía su cuello a su antojo, primero solo hizo círculos, para después sacar el pantalón del pequeño e introducir sus dedos a su interior.

-Señor...Señor...Me está lastimando- Repetía el pequeño al sentir esos dedos intrusos dentro de él.

-Has silencio, pronto dejará de dolerte.- Le dijo para después empezar a mover sus dedos dentro de él más joven.

El niño no podía hacer más, por lo que se limitó a abrazar a Hanma, realmente le estaba doliendo, le dolía y era un poco incómodo, pero después de un rato sintió un escalofrío por lo que se sacudió encima de Hanma.

Hanma interpreto eso como que ya podía ponerla dentro, así que sin más tiempo que perder la puso intentando ir lento, después de todo el pequeño aún no se acostumbraba.

-Estas muy apretado, Kisaki.- Le dijo en el oído, pero el pequeño ya no podía entenderle, no veía ni bien, estaba como en otra dimensión, pero con la diferencia de que podía sentirlo todo.

No pasó mucho tiempo para que empezarán a salirle lágrimas, no le gustaba, no se sentía bien, era incómodo para el.

Entonces, ¿por qué quería seguir? Simple, no sabía que estaba haciendo y pensó que alguien le quisiera de esa forma tal vez no estaría tan mal.

-Detente, porfavor me está lastimado.- Le repetía el pequeño al más grande en el oído.

A lo que Hanma suspiro aburrido de que repitiera todo el rato lo mismo.
-¿No habías dicho que sentías "un calor en todo el cuerpo"? Solo te lo voy a quitar de encima, así que deja de llorar.- Le dijo mirándolo de forma cruel.

-Si, pero porfavor no me mire así señor, déjame adaptarme.- Le pidió con lágrimas en los ojos.

"Los niños son tan llorones siempre" se repitió intentando contenerse de golpearlo. Así que solo se limitó a lamer sus lágrimas. Joder, le encantaba su apariencia.

Lo único malo era que al parecer el pequeño se había enamorado de él, eso a Hanma no le interesaba para nada, lo único que le importaba era que se parecía a Kisaki.

-Señor, puede seguir, ya no duele.- Le dijo con los ojos cristalinos de tanto llorar.

Hanma se empezó a mover olvidándose de que tenía que ser cuidadoso con el menor, después de todo solo podía pensar en Kisaki.

En ese apartamento solo se escuchaban los obscenos ruido que hacían ambos cuerpos al chocar uno contra el otro y los gemido de amos juntarse en una sola voz.

Cuando el pequeño empezó a gemir no tenia ni idea del porque lo hacía, estaba teniendo una baraja de emociónes, miedo, asco, alegría, vergüenza, no podría explicarlo si se lo preguntarán, pero sabía que quería terminar ya.

-Señor, ¿cuanto más estaremos a si?- Pregunto cubriéndose el rostro con su brazo.

Hanma no respondió a su pregunta, lo único que hizo fue poner al pequeño boca abajo y con la cintura hacia arriba, para después embestirle unas últimas veces y justo antes de correrse, la saco y se la puso en los muslos del más pequeño haciendo que su miembro y el del niño se rozaran mientras dejaba marcas en su nuca y cuello.

Hanma cogió su miembro y el del niño para posteriormente masturbarlos hasta correrse.

El pequeño estaba tirado, sus piernas ya no podían responder.

Hanma se quedo viendo la cabellera y curvas del cuerpo de su acompañante, todo su cuerpo brillaba del sudor, sus hombros y trasero rojos, su cintura perfectamente marcada por sus manos, los mordiscos y chupetones que le había hecho con anterioridad en su nuca. Joder, que escena tan erótica.

𝙰𝚙𝚊𝚛𝚒𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚍𝚎 𝚗𝚒𝚗̃𝚘.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora