Me levanté de un mejor humor por la mañana del domingo, anoche nos habíamos acostado tarde, por lo tanto me levanté a las nueve menos cuarto de la cama.Tenía que admitir que era muy cómoda. Yo siempre usaba una sábana como mínimo. Podían hacer 39 °C de calor pero yo dormía con la sábana por arriba de la cintura.
Era una cama de dos plazas y yo estaba disfrutando cada mañana al despertar ahí. Si bien estaba sola pero ¿Quién te quita lo bailado? Cómo bien dice el dicho.Me dispuse ejercitar esa buena vibra de domingo y me di una ducha con Taylor Swift de fondo. Realmente adoraba hacer ese tipo de cosas. Desde bañarme escuchando música, hasta ordenar mi pieza y echar perfume.
Cosa que los hombres nunca van a entender.
Sin embargo, ese día estaba con las pilas puestas. Me había quedado hasta tarde pensando en la posible relación de Julián y Emilia, y en cómo me había tratado él y finalmente habia llegado a la conclusión de que no podía pasarme toda la vida dolida por un chico (ya se que es Julián Álvarez) pero eso no me quitaba la libertad de ser libre por UN día.
Y ese era mi día.
O tal vez no.
Cuando bajé alegremente en el ascensor (que no se porqué me atreví a usar) y las puertas se abrieron me llevé puesta una sorpresa. Una chica morocha, de mi edad casi, con una remera de uniforme de la AFA azul y el pelo atado en una colita se interpuso en mi camino. Era Sofía. Hacía días que no la veía. Estaba tan enroscada en el partido que ni hola le había dicho pobre.
-¡Sofía!! - Di unos saltitos y la abracé, ella lucía sorprendida, pero correspondió como pudo.
-Hola, Juli - sonrió amablemente como siempre solía hacer. Me sentí aún peor - ¿Cómo andas? Pensé que te habías desaparecido - Soltó una risa que no pude distinguir si era nerviosa o burlona.
- En cuánto a eso... Yo quiero disculparme, Sof - Hice una pausa bajo su atenta mirada - Fui una pelotuda al no decirte nada, es que estos días estuve de acá para allá y no se porqué me comporte así con vos. Perdón. - Realmente estaba arrepentida, yo no quería estar mal con ella, ni mucho menos tirar a la basura esos lindos momentos que habíamos pasado en lo que inició el mundial.
- No te preocupes, Juli - ablandó su mirada y me sonrió con sinceridad - Todo bien.
Y me abrazó. Apenas tuve tiempo para corresponder porque una inesperada voz interrumpió en la puerta del ascensor.
- Está no es la vía pública - su forma de arrastrar las palabras y la cara de culo q vi por encima del hombro de Sofia era inconfundible.
Es que está piba estaba decidida a hacerme de los momentos lindos los más estresantes enserio.
- Porque no pasas - la invitó Sofía con una melosa sonrisa, haciéndose a un costado, incluyendome. Emilia pasó y tocó el botón de mí piso, más bien el del piso que compartíamos varios. Y nos cerró la puerta en la cara.
Que piba.
- No la aguanto más,- exclamé en susurros. Me separé de Sofía, que me veía sorprendida.
-¡Al menos no soy la única! - Reprimió el impulso de patear la maceta más cercana y se dirigió a la barra de desayuno conmigo de cerca -Boluda, literalmente, se quejo porque no sabía hacer smothies de café frío con unas tales galletitas ¿Se piensa que soy una genio de la lámpara?Me reí con su comentario.
-Que bueno que siempre voy a lo clásico. Café caliente. - Ella asintió divertida volviendo a la cocina, mientras yo la seguía de cerca.
-Hablando de eso, ¿Querés uno? - Ofreció.
-No, hoy no. Creo que voy a hacer unos mates. - Ella sonrió y junto algunos platos de la "barra", cuando se escuchó el ruido del ascensor y la vimos salir a Emilia con la cartera, ropa muy de salir y perfectamente peinada - A qué viene? - Dije en voz baja viéndola pasar altivamente por nuestro lado para seguir de largo hasta la otra esquina de la barrita, ahí se sentó y agarró el celular. Sofía me miró mal.
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𝐀𝐑𝐑𝐀𝐍𝐂𝐀𝐌𝐄𝐋𝐎 || 𝑱. 𝑨.
Novela Juvenil𝗧𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗮𝗹𝗴𝘂𝗻𝗮 𝘃𝗲𝘇 𝗵𝗲𝗺𝗼𝘀 𝗾𝘂𝗲𝗿𝗶𝗱𝗼 𝗮𝗿𝗿𝗮𝗻𝗰𝗮𝗿𝗻𝗼𝘀 𝗲𝗹 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗱𝗲𝗹 𝗽𝗲𝗰𝗵𝗼. 𝘛𝘳𝘢𝘴 𝘢𝘯̃𝘰𝘴 𝘥𝘪𝘧𝘪𝘤𝘪𝘭𝘦𝘴 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘷𝘪𝘥𝘢, 𝙅𝙪𝙡𝙞𝙚𝙩𝙖 𝘿𝙞𝙖𝙯 𝘴𝘦 𝘮𝘶𝘥𝘢 𝘢 𝘤𝘢𝘱𝘪𝘵𝘢𝘭 𝘤𝘰𝘯 𝘴𝘶𝘴 𝘱𝘢𝘱𝘢...