CAPITULO XXII
Elektra giró enseguida esperando encontrar al Gobernador o a Irina; pero en cambio, lo que vio fue una alta figura encorvada, de largo cabello blanco como la nieve y con una barba que se unía al mismo. Llevaba una especie de túnica amarillenta que llegaba a sus pies, y sobre sus hombros, una fina tela blanca como una capa era lo único que lo protegía del frío.
Elektra retrocedió ante la figura de aquel extraño anciano, no recordaba haberlo visto nunca antes en la aldea.
—Elektra Petrova — Dijo el hombre con una voz cavernosa — Llevo días queriendo conocerte.
La chica frunció el ceño sin comprender. ¿Cómo era que aquel hombre sabía quién era? No recordaba haberlo visto en la aldea el día anterior.
—¿Quién es usted?
El anciano sonrió negando con su cabeza.
—Hace tanto tiempo que no me llaman por mi nombre, que ya lo olvidé.
La chica se debatía entre salir corriendo, y la duda por descubrir quién era aquel anciano.
—Luces igual que tu madre — Replicó, y Elektra se congeló en su lugar, estaba segura de que nadie en las aldeas había visto alguna vez a su madre, ella nunca salía, nunca había estado en el exterior, a menos que su madre también le hubiese mentido — Eres idéntica a Katyuska.
—¿Katyuska? — Repitió confundida, aquel hombre no sabía de lo que hablaba, y aun así, era imposible que conociera aquel nombre — Katyuska era mi abuela, mi madre es Katya.
El anciano sonrió ampliamente mientras alzaba su vista al bosque detrás del río. Sus ojos estaban casi blancos, como si una tela opaca los estuviese ocultando. Sus largos dedos se aferraban a una larga vara de madera, tallada con cientos de extraños símbolos que no supo descifrar.
—¿Cómo conoces a mi abuela?
—Conozco a muchas personas — Respondió, encogiéndose de hombros — He contemplado el tiempo pasar, vigilando Petrova, sus bosques, sus montañas y a todos los que viven en ella. Solo hay una cosa que he aprendido, y es que la historia siempre tiende a repetirse.
Elektra lo miró confundida, no entendía nada de lo que aquel hombre decía; parecían acertijos, frases lanzadas al azar que no tenían nada que ver con ella.
—La historia siempre se repite, Elektra — Volvió a decir el anciano, esta vez clavando su mirada en ella — Tontos son aquellos que no quieren ver o escuchar. Qué irónico que tu padre haya elegido ese nombre para ti.
—¿Por qué lo dice? — Inquirió con curiosidad, había algo en aquel hombre que la hacía sentir que ocultaba algo, como si supiese más de lo que estaba dispuesto a decir.
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La Regente (Petrova)
FantasyElla estaba destinada a ser la nueva Regente de la República, pero la traicionaron, ahora no se detendrá hasta tener su venganza. En un lugar en el fin del mundo, una nueva civilización se ha alzado, y Elektra, una joven de 16 años, es la próxima Re...