Desde cero III/III

206 14 0
                                    

Extra

Culpable. Había sido declarado culpable.

Culpable de un acto que ni siquiera hizo intencionalmente: como el de romper una norma.

Pero, sin darle el tiempo suficiente para explicarse, tomaron la cruel decisión del futuro de aquel chico: desenterrarlo.

La mayor humillación en su corta vida como héroe, no podía ser peor que esta. Las lágrimas de frustración y vergüenza no tardaron en asomarse por sus ojos cristalinos, al ser el centro de atención en ese horrible y detestable lugar.

Siendo escoltado por dos hombres mayores que él, caminaba con la cabeza gacha. Le avergonzaría ver de nuevo a sus compañeros, amigos, parientes, conocidos... O por lo menos lo que quedaban de ellos, las personas en las que solía confiar, se veían decepcionadas.

Decepcionadas, asombradas, insensibles... Aquellas miradas de odio lo hacían sentir peor de lo que ya estaba.

Pararon su caminar. Frente a él, había un anciano. Que a juzgar por su apariencia, no tenía experiencia con los superpoderes.

¿Pero saben de lo que era capaz de hacer? Exacto, magia.

El anciano tomó lo que parecía ser una varita mágica, de las que vió una vez en clases de Historia. Se paró frente a él, y murmuró algo antes de seguir con el procedimiento que lo marcaría de por vida.

— Lamento mucho tener que hacer esto... Pero es por tu bien, el bien de los héroes.

— Lo único que hará es quitarte tus poderes, así que no te preocupes, no saldrás lastimado después de esto —murmuró uno de los hombres a sus espaldas, eso lo hizo tensarse.

¿Perder sus poderes? Justo después de haber practicado lo suficiente como para saber controlarlos a la perfección.

Quizás ese había sido el problema. No el de saber cómo controlarlos, sino cómo supo hacerlo.

Retrocedamos unos días atrás...

Un mes antes del destierro...

Al castaño le costaba mucho concertarse en su poder, y en lo que tenía que hacer.

Castaño, bajito, y distraído lo describían totalmente. Lo único "extraordinario" o "único" que tenía en cuanto a apariencia, heredado de sus padres, eran sus ojos color violeta.

Un brillo y color de ese tono lo diferenciaba de cualquier "ordinario". Además de poseer el don de negación de poderes y un extra, deflexión.

Pero, le costaba mucho mantenerlos. Si no podía manejar ni controlar sus poderes, le sería imposible tener algún arma como defensa personal.

Por lo que recurrió a otros métodos:

Practicar casi sin descanso en algunos callejones de su ciudad, a escondidas. Retenía los poderes de algunos pocos villanos que se encontraba por ahí, y luego devolvía el golpe o ataque con su heredad. No los capturaba, ni los entregaba a la justicia. Simplemente los dejaba por allí tirados, por si se los volvía a encontrar.

Hasta allí todo fue bien, los profesores estaban asombrados de que el pequeño niño ya pudiera por fin manejar sus dones, pero eso se desvaneció cuando se enteraron de otro detalle.

El niño, quien solía entrenar con villanos, se convirtió en el "amigo" de uno de ellos. O eso creían los demás.
Un pelinegro más alto y grande que él, siempre le hablaba y se juntaba con él en alguno de los callejones poco conocidos. Luego descubrieron que él le aconsejó durante todo ese tiempo, sobre cómo poder controlar mejor sus poderes. Como resultado, los profesores, furiosos, le comentaron todo este asunto al mismo director del colegio.

Two choices: Villains or Heroes (Zodiac)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora