Two

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El pelirrojo estaba exhausto.

Tan solo por el hecho de sentirse nervioso; tanto que, sin querer, casi provoca un corto circuito en todo el barrio.

Virgo dejó que este apoyara su cabeza sobre su regazo, pero aún estaba sorprendido.

— ¿No has considerado que tienes un oído un poco agudo? Creo que fuiste el único en escucharlo.

— ¿Escuchar qué? ¿Por qué tuvimos que salir corriendo de la tienda? —preguntó Aries, también cansado. Tenía mucha energía, pero no era el atleta más experimentado.

— ¿Nunca te diste cuenta, Ari? —preguntó, Piscis, apoyándose en el hombro del nombrado. Habría sido más fácil desaparecer volando.

— ¿Darnos cuenta de qué...? Yo tampoco entendí —habló Acuario.

— Había una bomba, metida en alguna parte de la tienda —explicó Sagitario.

— Pero se escuchó muy agudo... Por nervios, apagué las luces de toda la tienda sin querer, y con las luces todavía apagadas, salimos corriendo, mientras trataba de agarrar a Sagitario —explicó también Libra, llevando sus manos hasta su rostro.

— ¿Sabes que es lo bueno de todo esto? Usaste tu poder justo a tiempo. La bomba estaba apunto de estallar.

Por un lado, felicitaron a Libra por haber hecho eso. Por otro, le recomendaron que se tranquilice un poco antes de usar su poder.

— Si estás lo suficientemente cansado, puedo dejarte dormir aquí, o acompañarte hasta tu casa.

— Creo que me vendría bien descansar en mi casa.

Con esto, Virgo acompañó a sus amigos hasta la puerta, despidiéndose.

Caminaron unas cuantas cuadras, dirigiéndose hasta la casa del pelirrojo.

— No sé como explicarlo... Es como si la electricidad fuera parte de mi energía, no puedo evitar sentirme cansado...

— Debe ser una desgraciada desventaja —se encogió de hombros Piscis.

— ¿Te estás reprochando a tí mismo por una acción inconsciente? —interrogó Acuario. El pelirrojo negó levemente.

— Es que ya debería de haber aprendido a controlarlo. No sé que sucede.

— No va a salirte de primeras, Lib. Mientras vayas aprendiendo a tu propio ritmo, todo seguirá bien —aseguró Aries.

Libra asintió, no tan convencido.

Si no hubiera sabido hacer un corto circuito para desactivar la bomba, no sé cómo seguiríamos vivos...

— Llegamos. Quiero suponer que esta es tu casa, ¿no?

— Sí. Gracias chicos.

— No hay de qué. Nos vemos después, hormiga colorada —se despidieron los chicos.

Frunciendo el entrecejo por el apodo, cerró la puerta de golpe. Se arrepintió al instante, puesto a que había golpeado su pie en el proceso.
Y en cuanto trató de sobar su pie, tropezó por la falta de equilibrio.

Sí, sin dudas la torpeza era su poder extra.

Ingresó, sobando su frente y rengueando, más el cansancio de haber usado su poder.

Pasó totalmente desapercibido por su madre, quien estaba al teléfono; y para su hermana, quien miraba la televisión.
Bufó, ni así llamó la atención.

Se encaminó directamente a su habitación, indignado. Era una costumbre ignorar su llegada y presencia.

Pero estaba demasiado agotado como para pensar en eso, solo quería acostarse en el colchón de su cama y dormir hasta el otro día...

Two choices: Villains or Heroes (Zodiac)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora