14 de febrero. Viernes.
POR FIN VIERNES. PERO MALDITO DÍA DE LOS ENAMORADOS.
Solo tengo que sobrevivir al día de hoy, mañana sera sábado, no veré a los niños ni tampoco pensaré en ese ser. Puedo hacerlo YO PUEDO.
-Maestra, Feliz día de San Valentín.- dijo el pequeño Iker con su voz chillona- Ojalá cupido la enamore de mi papá. ASI SERIA MI MAMÁ.
Hice una mueca por sus últimas palabras, pero la disimule rápidamente para darle una sonrisa suave.
-Iker...ya te he dicho que yo no puedo estar con tu padre.- Le recordé nuevamente-.
Melissa también se acercó a mí escritorio con una hoja llena de corazones y algo escrito, seguramente con faltas ortográficas pero estábamos trabajando en ello:
-Tome, maestra. Mi mamá dijo que todos deberían recibir algo por el día de San Valentín.-suspiro con aires soñadores y un brillo especial en sus ojos azules- Ojalá cupido haga algo por nosotras, maestra.
Ya se a quien vamos a reprobar este año.
OYE NO DIGAS ESO.
Pues que la gremlyn no nombre al indeseable.
Ella no sabe nada.
Ya, típica mortal...
Termine mi conversación con mi insolente subconsciente y recapitule las palabras de Melissa para responder:
-Gracias, Meli. Pero preferiría que cupido se mantuviera lejos de mí.
La pequeña, nada contenta con lo último que dijo, formó un mohin y se fue a su asiento con un puchero susurrando algo que si pude escuchar-yo solo quiero que sea amada- Palabras que calaron hondo dentro de mi sistema. Pero por suerte el timbre sonó antes de que comenzara a darle aún más vuelta a esa oración:
-Muy bien, Hienas. Feliz fin de semana, pásenlo increíble y recuerden estudiar para el examen de Mate que tendremos el lunes- se escucharon abucheos y quejido. Sonreí - Así me gusta, esa es la actitud para reprobar.
Ahora las quejas fueron reemplazadas por risas, mientras salían del salón a paso rápido. Que monos.
Empecé a recoger mis cosas y a guardar en mi escritorio lo que no pensaba llevar a casa. Una vez con los exámenes de gramática en mi portafolio y mi vaso termico me giro para cerrar y salir del aula, pero lo que ven mis ojos delante de mí me dejan paralizada.
Mierda.
-Mmm...La conozco o algo - pregunto nerviosa, pero con falsa seguridad en mi voz. - creo que se equivocó de aula.
-No actúes como si no supieras quien soy- habla firme.
creeme, sabemos que eres, pero no quién eres...
-Le repito que no se de qué habla, si tiene alguna queja o alguna pregunta puede ir a dirección o a control de estudios, depende de a que venga, pero yo me tengo que ir- digo ahora molesta y decidida a salir de ahí - Buenas tardes.
Esto no puede estar pasando.
-Hermana mayor, veo que te olvidaste de mí...Παλιά με έλεγες μελωδία του ποταμού, τώρα με θυμήθηκες ?
"Solías llamarme melodía de río, ahora me recuerdas?"
Mi melodía. Mi Orphie. Mi...hermana menor.
Mis ojos se agrandan a causa de la impresión porque ahora lo veo con claridad. Por supuesto que ya creció, pasaron siglos...esa mata de pelos del color del fuego, es ahora una melena caoba rojiza que cae en ondas, asemejandose a una cascada. Sus ojos no han cambiado nada, siguen siendo color verde casi como del color del chardonnay con espesas pestañas, perfectamente kilométricas y su nariz recta y puntiagudamente estética ahora tiene una ligera capa de pecas que se extienden hasta sus pómulos que cuentan con un ligero rubor adorable y sano. Tiene un cuerpo esbelto, no muy voluptuoso, pero difícil de ignorar...imposible. No es tan alta como yo, debe medir unos 1,64. Sin embargo es, justo como debe de ser, PERFECTA.
Teniendo en cuenta que es una semidiosa...
-Orphedisé...?-pregunto, aunque ya conozco la respuesta.
Sus labios se extienden en una sonrisa ladeada que me llena de alerta y advertencias sobre su belleza.
-Hola, Μεγαλύτερη αδερφή...me extrañaste?
Estamos. En. Problemas.
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Ahora nos encontrábamos en mi apartamento. Mis Cuatro paredes de paz...un pequeño cuadrado dividido en una sala que al mismo tiempo pegaba con la cocina y una sola habitación grande y con su respectivo baño. Paredes blancas con diseños de notas musicales en morado lila y azul bebé. Casi como cualquier otro día, me encontraba sirviendo te, con la diferencia de que esta vez no era una sola taza...sino dos.
-¿Lo vas a querer con azúcar?- pregunto con educación, para romper el hielo.
-Mmm...si, dos cucharadas por favor.-Respondio mi, ya no tan, pequeña hermana. Mientras observaba con curiosidad (y aires crítico) mi hogar.
-¿Cuál es el veredicto, Orphie?- hablo mientras le entrego su te. Me impacienta que analice tanto mi casa.
-Es solo...-suspira- es tan distinto a casa. Es muy simple, sin ofender y te cocinas tú misma, lo cual es innecesario tendiendo en cuenta que tenías tu propio templo y damas con muchas comodi...-
-Orphedisé- la corto con voz seca- este es mi hogar, algo propio. Aquel templo era mío, hasta cierto punto, porque al final del día...todos son marionetas de el. Así que te pido, por favor que no vuelvas a comparar. Gracias.
-¿El? El es tu padre, Aury. Nuestro padre...no es alguien cualquiera, es papá y nuestro líder.
-El no es mi padre, Orphie. Es mi creador, si tu lo consideras un padre y un lider pues bien por ti. Yo no necesito ninguno, puedo cuidarme sola y yo misma gobierno mi vida.
-Es cierto todo lo que dicen de ti...eres una ingrata, egocentri-
-Vale, ¿viniste a ofenderme a mi propia casa?- pregunto, ahora cabreada- Si a eso se debe tu visita, luego de años de no haber querido verme, ni saber de mi pues te pido que te retires en este mismo instante. Han pasado años, décadas y siglos, donde no he necesitado de ustedes y pensé que vendrias porque querías saber de tu hermana mayor. Sin embargo veo que no es así, lo cual lamento pero tampoco estoy dispuesta a que el pasado indeseado vuelva a mi vida. Ni estoy dispuesta a escuchar como me insultas en nombre de un padre al que le importo una reverenda mierda.
El silencio reino entre nosotras hasta que, cansada de todo, suspiré y caminando hacia la puerta y abriéndola pedí con voz queda:
-Fuera de mi casa, Orphedisé.
-Te necesitamos.
Soltamos al mismo tiempo. No fue después de haber repasado esa oración dos veces que reaccione, aunque no del todo.
-¿Que acabas de decir?- pregunté solo para asegurarme, aunque estaba segura de lo que oi.
-Te... necesitamos.- Vale, no estoy loca.
-¿A quienes te refieres exactamente?
-Todos.
-¿QUIENES SON TODOS, ORPHIE? NO ESTOY PARA JUGAR AL PING PONG DE PREGUNTAS ESTUPIDAS.
-Pimpon?
-¡POR AMOR AL WHISKY, HABLA YA!
-¡VALE! Cristo...Hablo de todos. De el Olimpo en general, las cosas están mal...y requerimos de tu ayuda.-dijo ahora con voz pequeña, casi como si le costase.
-¿Que significa que están mal, que es lo que está sucediendo?
-Prometo explicarte si me acompañas, allá decidirás si nos ayudas o no...por favor.
Dijo por favor, están graves.
Entonces caí en cuenta de algo:
-¿Quien fue el de la idea de buscarme a mi?- cuestioné con voz monótona.
-¿A qué te...-
-No soy estúpida y se que tu no querías saber nada de mi. Estoy segura de que te negaste a acudir a mi, así que quiero saber quién te convencio a ti o a los más altos de venir hasta a mí. Habla.
-Fue..-dudo un momento en decirlo, pero luego lo soltó- Eros.
Maldito San Valentín.
Jodido Eros.
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Justicia en el Olimpo.
Historical FictionAurice es la hija de el poderoso Zeus y Afrodita la diosa de belleza indiscutible, lejos de estarles agradecida, idolatrarlos tenerlos en un altar como todos los demás la joven Diosa aborrece su origen, casi tanto como a sus creadores y hogar. Can...