Nuevos trucos

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Me quede viendo incrédula a Eros, quien me veia con la duda plasmada en el rostro.

-¿Me dirás quienes son los Cullen o no?- cuestionó.

-¿PERO COMO ES POSIBLE QUE NO SEPAS?- Chillé totalmente indignada poniendo mis brazos en jarras.

EL dios frente a mi se limito a enarcar una ceja y levantar sus manos a manera de rendición en un gesto que fácilmente podía leerse como un: "Chica, estas chafada ya relájate" y estaba a punto de replicar, cuando un carraspeo a mis espaldas me recordó donde estábamos y quien estaba detrás de mi. Me di la vuelta e inhale profundo para prepararme para lo siguiente, al verla delante de mi no pude evitar repasarla con la mirada...seguía impresionante.

Afrodita era preciosa, no por nada era la diosa de la belleza y la vanidad, todo en ella era atractivo y podías embobarte solo con darle un vistazo. Su cabello sedoso, largo y rubio caía como cascada por su espalda, era una mujer voluptuosa con un tono de piel besado por el sol en un bronceado perfecto y envidiable, tenia labios carnosos y naturalmente rosados en forma de corazón, unos ojos azules con motas de color moradas(si, moradas) que eran enmarcados con largas pestañas en forma de abanico. Su imponente figura estaba enfundada en un vestido de color turquesa al estilo griego, con una abertura en la pierna izquierda que le daba un toque atrevido que combinaba perfectamente con su mortal y seductora personalidad. Su rostro no reflejaba mas que odio y estupefacción hacia el hecho de que yo me encontrase frente a ella.

Creo que estaba claro el hecho de que yo no le agradaba para nada, a causa de algo que ella jamas podría controlar...su envidia, celos y su vanidad. Por lo que no me tomaron por sorpresa sus siguientes palabras:

-¿Que se supone que hace... esta aquí?- su voz fina y cantarina estaba tildada de desprecio.

-Hola, frodi. Yo tambien me encuentro bien, gracias por preguntar- dije con sarcasmo.

Ella se limito a mirarme como si tuviera un tercer ojo y se dirigió a su hijo, ignorandome nuevamente:

-Eros, te estoy hablando y te exijo una explicación ahora mismo- remarco las ultimas dos palabras.

Eros, quien se había quedado observándome,al oír la exigencia plasmada en la voz de su madre fijó su mirada en ella y contestó con la misma indiferencia de siempre:

- Aurice es una diosa al igual que nosotros y por ende esta en su derecho de saber lo que ocurre en este lugar, madre. Y esta aquí para ser parte de la solución...-su voz fue interrumpidas por el grito de la rubia.

-¡LA QUIERO FUERA!, ¿ME ENTIENDES? NO LA QUIERO EN MI OLIMPO- ladró.

Harta de ser espectadora de la escena frente a mi, di un paso delante de ella y empece a caminar rodeándola mientras la veía con chulería y burla de la cabeza a los pies.

-¿Que sucede, Frodi-comencé con mi tono destilando la gracia que me causaba esta situación- acaso aun no superas lo que sucedió con tu amado Ares?-

-Cállate- exigió en voz baja.

-Oh, ya se. No soportas verme luego de que la ultima vez que nos viéramos me encontraras siendo devorada por sus labios- seguí-. ¿O te causa cólera el que cuando intentaste separarlo de mi, te confesó que para el yo siempre seria mas hermosa que tu?...mira que para que seas la diosa de ka belleza no estas mal, solo digo que no para todos eres suficiente.

-QUE TE CALLES-ahora si grito agitando sus brazos.

-Oh vamos,pensé que lo habrías superado, aunque yo también tendría molestia si tuviera las mismas arrugas que tu tienes en la frente- reí.

Era mentira, su rostro estaba inmaculado pero sabia que su apariencia era su talón de aquiles y que ella lo comprobaba al menos unas 22 veces cada hora. AL igual que sabia que su odio por mi era producto de los celos de mi bello aspecto.

Mi aspecto natural y original de diosa era envidiable, tanto que incluso la diosa de la belleza codiciaba mis rasgos. Mi cabellera castaña oscura abundante y lacia llegaba hasta mi espalda baja y tenia algunos reflejos de color claro, mi piel era blanca nívea y cremosa,mis ojos eran de dos colores distinto el izquierdo era de color marrón y el derecho variaba su tono en dorado y verde en ocasiones. Mi figura era delgada sin llegar a ser desgarbada, era alta y de piernas torneadas, mi cintura era de avispa, fina y delicada, tenia hombros delgados era de curvas perfectas y senos firmes que no eran demasiado grandes, pero tampoco pasaban desapercibidos. Mis labios eran de color rosados y mi labio inferior sobresalía al ser mas lleno que el superior, mi nariz era recta y fina y al igual que mis pómulos contaba con un rubor rosado natural.

Todo en mi le generaba inseguridad a Afrodita, desde que había empezado a crecer en aspectos físicos ella se había encargado de dejar en claro su desprecio hacia mi. Ella solía encerrarme en armarios, baúles y lugares oscuros para regocijarse de mi miedo, pero ya no era mas una niña...ahora había crecido e iba a ser igual de perra que ella. Quería ser peor.

-MIENTES, LÁRGATE DE AQUÍ...-Habló en voz alta caminando hacia mi, dispuesta a golpearme.

Su mano no había llegado a siquiera rozar mi mejilla cuando eros ya la había empujado para evitar que el rayo cayera sobre ella.

-!YA BASTA, AURICE!- grito eros pero yo estaba dispuesta a demostrar algo

Los rayos, truenos y descargas seguían llegando pero cupido se encargaba de que ninguno llegara a lastimar a su madre, alejándola de el impacto de cada uno...luego de haber drenado un poco de mi molestia deje de intentar lastimarla. Me acerque a ella a pasos lentos, Eros la tenía en sus brazos envolviéndola pero no se atrevía a cubrirla para evitar que llegara hasta ella. El me conocía y sabía que por ahora no la atacaría nuevamente.

Al llegar hasta ella, me incline a su oído para susurrarle una advertencia que esperaba que se encargara de regar por todo el olimpo:

-Te lo diré una sola vez y espero no tener que repetírtelo, ya no soy la niña que temía de ti y dudaba de usas sus poderes. Ahora estoy dispuesta a quemar a cualquiera que se me atraviese u ose querer joderme, como puedes ver tengo trucos nuevos...y estoy esperando a usarlos con alguien, así que no me tiente o te demostrare porque soy la mejor hija de Zeus y la nieta mas poderosa de Cronos-

Me incorpore y esta vez me dirigí a Eros para preguntar:

-¿Me escoltas a mi templo, Cupido?-pregunté.

-Te acompañaré hasta el inframundo, Diosa.-fue su respuesta. Mientras soltaba su agarre del cuerpo de su madre y la dejaba detrás para seguirme

Decidí ignorar eso ultimo y abrir por mí misma las puertas doradas para encaminarme al lugar que por mucho tiempo fue mi casa. Eros me alcanzó rápidamente y mientras caminaba se inclinó para preguntar en mi oído erizando mi cuerpo:

-¿Cuándo piensas en mí en tu cabeza, me llamas Eros o Cupido?

No respondí.

Que manera de llegar causando ruido

Justicia en el Olimpo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora