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Kaetelia un reino donde la paz predominaba y la pobreza escaseaba pues sus reyes eran justos y se preocupan por su pueblo.
El príncipe heredero Katsuki y su hermana la princesa Kyoko también eran reconocidos por sus buenas atribuci...
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Los reyes de Kaetelia, conocidos por ser reyes despiadados con sus enemigos pero generosos y amables con su pueblo, todo el pueblo los veía como un ejemplo a seguir, las jóvenes suspiraban y admiraban el gran amor que ambos reyes se tenían pues los reyes nunca habían tomado alguna concubina o concubino ni siquiera las doncellas o varones que le proponían otros reinos cómo tratados de paz, eso lo aborrecían. Todo era tranquilo en su reino sin embargo no se esperaban que Ameli maga de los reyes cometiera tal atrocidad por estar obsesionada con su mejor amigo.
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Masaru y Ameli eran amigos desde pequeños, ella siempre estuvo interesada en él pero el pequeño nunca se dio cuenta, ella creía firmemente que lo conquistaría en especial cuando descubrió que obtuvo la bendición de poder hacer magia creía que eso sería suficiente para que su amado Masaru la viera de otra manera lamentablemente no fue así pues el castaño conoció por accidente a una chica en el bosque rubia y con ojos como rubíes la química entre ellos fue inmediata, los ojos de él siempre se iluminaban cuando la veían, sus mejillas presentaban un tono rosado y sobre todos él le sonreía de una manera que jamás le había dado a ella fue imposible no recordar el nombre de esa joven pues su amigo siempre la nombraba Mitsuki, la pelinegra no se daría por vencida y estaba dispuesta a separarlos.
Ambos niños fueron creciendo se veían a escondida aunque ya no tan frecuente con antes ya que cada uno tenía "responsabilidades" sin embargo jamás revelaron sus verdaderas identidades, Ameli se volvió una de las mejores estudiantes en la torre de magia incluso fue alargada por la mayoría de los magos pero aún así Masaru la veía como su mejor amiga, hasta que un día una oportunidad se le brindó a la joven pues Masaru se tenía que comprometer así que se tendría que alejar de la rubia, aunque le dolió ver a su amigo triste al decirle a la rubia que lo habían comprometido, sorprendentemente la rubia dijo lo mismo se despidieron con un último beso deseando que fueran felices.
—Vamos, no estés triste Masaru quizás no sea tan mala tu prometida.
—No puedo evitarlo Li yo la amo — la joven hizo un gesto de desagrado.
— Tsk pues deberías de hacerla tu concubina si tanto la amas.
El desagrado se notaba en su voz sin embargo el castaño no lo noto, Ameli no estaba en contra de ese matrimonio arreglado pues creía que al ser forzado Masaru buscaría consuelo en ella y la volvería su concubina.
—Jamás podría hacerle eso a ella Li, si pudiera la haría mi esposa incluso pensé que podríamos huir, pero no quisiera que viviéramos escondidos toda la vida — bajo la mirada.
—Bueno yo estaré para t...
—¡Masaru! — ambos se inclinaron ante la figura autoritaria del castaño mayor — Hijo es hora de irnos, ya han llegado nuestros invitados.
