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Kaetelia un reino donde la paz predominaba y la pobreza escaseaba pues sus reyes eran justos y se preocupan por su pueblo.
El príncipe heredero Katsuki y su hermana la princesa Kyoko también eran reconocidos por sus buenas atribuci...
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Masaru corría rápidamente hacia la torre de magia, cuando llegó buscó con la mirada a su mejor amiga, ella al verlo se asustó al verlo tan agitado.
-Masaru ¿Que paso?.
- Li es ella - sonrió.
- No, no te entiendo - lo miro confundida, sin embargo tenía un mal presentimiento.
- Pasa que me casare con la mujer que amo - la pequeña sonrisa que Li poseía fue desapareciendo - Mitsuki es la princesa de Talia, nos casaremos no por obligación si no por qué nos amamos.
- E-esa si que es una sorpresa, p-pero por qué te ha mentido todos estos años..
- Tenía miedo al igual que yo, no quería que la tratara diferente.
- Ya veo - bajo la mirada - ¿Ya tienen fecha para la boda?.
- ¡Siii! Será en dos meses
- Felicidades Masaru estoy feliz por ti - levantó la mirada y fingió una sonrisa.
- Gracias Li, me voy tengo que hacer algunas cosas, cuídate.
El joven salió y Ameli no pudo contener más las lágrimas y una a una se fueron deslizando por sus mejillas.
- Soy una tonta.
- No digas eso - uno de sus compañeros la abrazo - no eres tonta Ameli, solo que él no es para ti.
- Yo realmente lo amo Hide, creí que con este matrimonio arreglado él me vería como su ruta de consuelo y por fin se fijaría en mí.
- ¿Cómo puedes decir eso, Li? No debes conformarte nunca de ser la segunda opción - aconsejó, sin embargo él era el menos indicado para decirlo pues a él le gustaba la joven desde que llegó a la torre y se conformaba con consolarla cuando lloraba por sus amigo.
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Aquellos dos meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos, Masaru y Misuki estaban felices mientras que Ameli lloraba cada noche por su amor no correspondido.
Y el día de la boda llegó, Li quería faltar, sin embargo Masaru le pidió que estuviera ahí ya que para él le era importante que su mejor amiga estuviera en aquel momento tan inolvidable para él, además junto a Mitsuki darían buena noticias al reino y una la involucra a ella. Incluso ambos futuros reyes le habían mandado un vestido para la ocasión, no odia a la rubia realmente ella no obligo a Masaru a enamorarse sin embargo odia que el jamas le puso atención o al menos la que ella quería, ella quería más y cuando vio la oportunidad perfecta de ser un poco amada siendo una amante de nuevo la rubia intervenía, sabía que una vez que ambos dijeran "acepto" todo oportunidad desaparecería.
- Hoy estamos aquí reunidos no sólo para presenciar la unión de dos reinos si no para unir dos almas que han encontrado el amor - pronunció el sacerdote.
