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Kaetelia un reino donde la paz predominaba y la pobreza escaseaba pues sus reyes eran justos y se preocupan por su pueblo.
El príncipe heredero Katsuki y su hermana la princesa Kyoko también eran reconocidos por sus buenas atribuci...
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Algunas semanas pasaron y la noticia del nuevo embarazo se propagó rápidamente por el reino, los originarios del reino de Kelia se lo tomaron bien pues no era extraño que en el pasado los reyes tuvieran concubinas o amantes teniendo como consecuencia más hijos, en cambio los que provenían de Talia estaban totalmente en desacuerdo, en su reino no estaba permitido el adulterio y mucho menos eran bien vistos los hijos productos de aquel acto, por lo que varios repudiaban a Ameli y al bebe considerándolo ya un bastardo.
Ameli fue puesta en una habitación vigilada por guardias y algunos magos, tal como digo no podían matarla o castigarla mientras estuviera embarazada, la joven sentía arrepentimiento de sus acciones pero ya era demasiado tarde, sabía que en cuando diera a luz la separarían de su bebe y probablemente la condenarán a muerte, ella no quería eso, quería estar con su bebe, se había dado cuanta que incluso en su estado Masaru no la veía, solo mandaba a médicos o magos para revisar al bebé.
Mitsuki no estaba mejor, el estrés en la últimas semanas no le hacía ningún bien a ella y a su bebé por lo que se tomó la medida de que estuviera en reposo y saliera a caminar un poco a los jardines, Masaru todos los días le pedía perdón por sus actos y aunque la reina sabía que no había sido su culpa no podía evitar mostrar un poco de rencor hacia el.
— Majestad ¿quiere entrar ahora?
— Quiero estar un poco más aquí afuera, es refrescante — Cora solo asintió y se inclinó al ver al rey acercarse.
— Déjanos solos por favor — pidió el rey, Cora vio de reojo a la rubia esta hizo una seña indicando que estaba bien, sin mas se retiro
Masaru se acercó a donde su esposa, quien reposaba sobre una banca, este se arrodillo frente a ella y llevó su mano a su vientre acariciándolo suavemente
— Cada día esta mas grande — miró a la rubia — Lo siento, realmente lo siento — sus ojos comenzaron a cristalizarse al igual que los de ella — No me alcanzara la vida para...
— Shhh — silencio y acaricio su cabello — lo se, solo que es difícil para mi
— Solo quiero estar contigo y nuestros hijos, son los más importante que tengo, y sin ti no puedo seguir — la abrazo por la cintura y como un niño pequeño se aferró a ella, Mitsuki siguió acariciando su cabello también soltando algunas lagrimas, realmente lo amaba, realmente esperaba que las cosas de ahora en adelante fueran mejor.
Escondida entre los arbustos Ameli veía la escena y sintió una opresión en su pecho al saber que su bebé no sería bien recibido, lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas, su bebe no tenia la culpa de nada y pagara los platos rotos, cuanto desearía que Masaru le brindara palabras lindas a quien estaba en su vientre tal como lo hizo con Katsiki y como lo hacía ahora con el próximo príncipe. Con cuidado de no hacer ruido se levantó y alejo, debía aprovechar el tiempo que le dieron para pasear por los jardines.
