ʟᴏᴠᴇʀs |ᴍʀ.ᴘʜɪssᴀ|

¿Will you marry me?

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La cara del mexicano reflejaba espanto, como si hubiera visto un fantasma.

Mientras que el chileno y la chica de recepción solo se reían nerviosos.

— I'm sorry, we've had a hard day amm could you tell me the room number —

Phillip hablaba con rapidez para evitar la situación incomoda que estaban viviendo.

La recepcionista solo le dió una llave con el número 743 y señaló el pasillo.

El chileno tomo su maleta y el brazo del pelinegro para dirigirse por dónde les habían señalado, el contrario no quería pero al final fue llevado a la fuerza hasta la habitación en dónde una vez entrar el ambiente con luces rojizas, la cama en forma de corazón y los "juguetes" peculiares que estaban ahí hicieron que ambos abrieran los ojos como platos.

— ¡Felipe! ¿¡Que te pasa!? — Exclamó con enojo el mexicano apenas ver eso.

— Tranquilo Missa, solo es un mal entendido, n-no pienses nada malo —

Trataba de calmarlo mientras entraban a la habitación dejando las maletas a un lado.

Mientras buscaban como quitar las luces rojizas se percataron que todo estaba en japonés haciendo que por instinto Missa tomara un control remoto que parecía tener solo un botón y asi lo apretara, vaya fue su sorpresa cuando un par de "bolas" comenzaron a vibrar sobre una mesa.

Ambos chicos vieron eso y el primero en salir casi vomitando fue el mexicano, se quedó afuera de la habitación en posición fetal mientras repetía constantemente:

"Yo no soy joto. Yo no soy joto.
Yo no soy joto"

Phillip que quería mantener la calma, continuo buscando y noto que con el interruptor de la pared cambiaban las luces, así dejando la habitación de color "normal".

Salió al pasillo y vio a Missa aún traumatizado, como pudo lo levanto y lo llevo dentro.

El pelinegro mantenía la mirada hacia el piso evitando ver lo de su alrededor.

— ¿Porque me trajiste aquí? — Se animó a preguntar el pelinegro

— Estaba de oferta para "parejas" — Admitió el chileno.

El contrario no pudo evitar soltar una carcajada, a lo cual Phillip bajo la cabeza. Al parecer todo había sido a causa de ahorrar un par de pesos pero vaya que salió mal.

— Chinga tu madre Phillip. A la otra avisame —

Menciono el mexicano mientras daba un golpe al brazo del contrario haciendo que este regresará el golpe de manera inmediata.

Ambos comenzaron una "pelea" en donde terminaron sobre la cama pateando, gritando y golpeando el uno al otro.

— ¡Fue una equivocacion! —

Grito Phillip mientras con el impulso de su cuerpo se posición sobre el mexicano y tomo sus dos manos para que ya no se moviera, así mismo Missa se removia buscando zafarse claro que no perdería así de fácil.

— ¡Ya suéltame joto! —

Exigió el mexicano entre risas, no fue hasta que la mucama entro a la habitación que ambos voltearon hacia la puerta, puesto que está se había quedado abierta.

La chica que no pasaba de 30 años les miro a los dos occidentales y pido disculpas por "interrumpir" lo que sea que estaban haciendo.

Missa aprovecho y aventó a Phillip a un lado de la cama y se levantó rápidamente acomodando su ropa. El chileno solo había soltado un grito por el golpe y aún estaba levantándose con dificultad.

— ¡Missaa! ¡Ah! Creo que me rompiste un hueso puto —

Menciono mientras se incorporaba, por su lado la mucama aún apenada por lo sucedido se disculpo nuevamente y cerró la puerta para darle privacidad a los chicos.

— Chinga tu madre, ahora piensan que somos "putos"— Exclamó Missa.

— ¡Se supone que somos jotos! —

Respondió Phillip mientras se sentaba al borde la cama pensando en todo lo sucedido.

¡💌!

Después de un par de horas hablando sobre lo sucedido, el como Phillip había ahorrado en hospedaje tomando la promoción y Missa hechando a una esquina de la habitación todos los "juguetes".

Finalmente se calmaron y no tenían de otra que parecer una "pareja" para que no los corrieran del hotel.

— Entonces Ángel Missael Castañeda Vega.... ¿Quieres casarte conmigo? — 

Una risa unisono se escuchó por parte de ambos por lo dicho, Phillip se mantenía arrodillado frente al mexicano sosteniendo su mano.

— Claro que sí Felipe.... Amm ... Felipe... —

Hubo un momento de silencio incómodo debido a que Missa no recordaba el nombre completo de su amigo

— Solo dime Felipe —

Finalmente dijo el chileno al ver que Missa no recordaba sus apellidos.

Nuevamente rieron por lo dicho y Phillip se levantó y plantó un beso en la mejilla de Missa qué solo se dejó querer.

Después de eso ambos vieron que era hora de la comida y debían buscar algo por las grandes calles de Kyoto.

— Vayamos a la aventura Phili! —

Dijo Missa al salir de la habitación y tomar de la mano al contrario para llevar la mentira, a esto Phillip se sonrojo y giro su rostro para evitar que el contrario lo viera, lo cual le salió bien porque una vez que Missa salió a la calle se quedó maravillado nuevamente por qué su sueño se había cumplido.

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– Ale Minamoto.