/Flashback/

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Habían pasado un par de minutos desde que se encontraban en aquella caseta, Missa se mantenía aferrado a Phillip pero este tuvo que salir para dar declaración de lo sucedido y así evitarle otro mal trago al mexicano.

Missa se quedó dentro, nuevamente ingreso al baño y se miro frente al espejo de este mismo, solto un suspiro pesado por lo sucedido.

Se hundió tanto en sus pensamientos que sin querer un recuerdo... Un trauma que había dejado en el pasado, resurgió de las cenizas por lo sucedido...

— N-no... ¡Por favor no! —

Susurro entre dientes mientras sujetaba su cabeza para evitar que los recuerdos volvieran, pero era demasiado tarde...

El flashback había comenzado.

Flashback

Un pequeño Missa de apenas 11 años de edad corría felizmente una tarde de verano por la calle de su vecindario junto a otro niño de la misma edad, ambos reían y jugueteaban.

Era bien sabido que esos dos niños eran mejores amigos y siempre estaban juntos, iban a la escuela, hacían tareas, salían a la plaza o cualquier otra cosa juntos.

Eran tan pequeños para saberlo pero estaban unidos por algo más que una amistad, un amor tan puro e inocente que no sabían expresar aún con palabras bonitas o algo más.

Sin duda estaba experimentando un amor verdadero... Pero... ¿Era correcto?

Claro que en la escuela siempre decían "niño y niña es lo normal" entonces dónde quedaban sus sentimientos, a caso eran ellos los que estaban mal.

Aquellas dudas no surgieron hasta años después... Pero volviendo al principio.

Se encontraban jugando a las "atrapadas" corrían de un lado a otro entre casas, no fue hasta que otros 4 adolescentes de unos 15 a 17 años se acercaron a los dos niños. Desde el momento que llegaron se sintieron amenazados incluso dejando de jugar y poniéndose a la defensiva.

— Pero que bonitos se ven jugando... Parecen un par de maricas. —

Comento el más grande de ellos mientras los otros se burlaban y repetían las palabras "Jotos" o "Maricas".

— Y a ti que te importa — Exclamó el amigo del pelinegro.

Mientras tanto el antes mencionado se ponía nervioso de lo que estaba pasando y quería salir corriendo a su casa para buscar a su madre o padre, incluso a sus hermanos, pero sus planes fueron frustrados cuando uno de los adolescentes lo tomo por detras y lo levanto con facilidad por la diferencia de estaturas tapando su boca para ahogar sus gritos mientras reía burlesco junto al grupo.

Su amigo actuó de inmediato para defenderlo pero fue inútil puesto que a él lo tomaron de la misma manera y así se los llevaron hacia un terreno baldío dónde nadie pasaba, ni nadie se acercaba.

— A ver amarren a ese y vamos a divertirnos un rato. Tapale la boca para que no grite —

Señaló a Missa el cual aterrorizado de lo que podía pasarle comenzó a llorar más fuerte solo pudiendo derramar un mar de lágrimas por no poder hablar, así quejandose y removiendose en los brazos de su captor.

— ¡No le hagan nada! Hazme lo que quieras a mi! Solo no le hagas nada a él! — Su mejor amigo milagrosamente se había quitado del agarre del otro adolescente y hablo con desesperación.

Esto dibujo una sonrisa macabra en el rostro del más grande así ordenando a los otros que amarraran al amigo del pelinegro.

Así dejando a uno con Missa el cual lo obligo a ver todo lo que le hacian mientras lo sujetaba por el cabello y daba leves mordidas en su cuello y orejas.

En aquel lugar el pelinegro fue testigo de los abusos cometidos en contra de su mejor amigo, los golpes y humillaciones que paso con esos adolescentes. Todo porque a él no le tocarán ni un solo cabello.

— Uy, ya va a llorar... Tráiganle una falda a la niña JAJA! —

Se burlaban de como el niño amarrado soltaba jadeos de dolor y lágrimas corrían por sus mejillas que se juntaban con la sangre que salían de nariz y boca.

Para este punto Missael estaba traumatizado mirando el rostro de su mejor amigo ser marcado por los golpes y objetos punzo cortantes que encontraban en el piso.

Estaba por oscurecer pero no sabía si iban a terminar de hacerle aquello tan repugnante que le causó nauseas al niño o los tendrían ahí hasta que los matarán.

[•••]

Hubo un momento donde soltaron a ambos infantes pero ni siquiera pudieron correr, el amigo del pelinegro calló al piso casi muerto por todo lo sucedido, Missa lo jaloneaba esperando que reaccionara para poder irse.

— Por favor, de-despierta... N-no me dejes solo, por favor ***** ya vá-vamonos —

La desesperación en sus palabras acompañada de la falta de aire y los ojos hinchados por llorar todo aquel rato podría dejar a cualquiera con el corazón destrozado pero para quienes habían hecho ese daño eran solo: "Quejidos de vieja".

— M-miisa... v-vete... Co-corre.... N-no mi-mires... Atr-atras... — Una voz débil apenas emanaba de parte del menor, con sus pocas fuerzas empujaba a Missa para que se fuera, pues ya no había esperanza para el.

El pelinegro negaba con la cabeza, aferrandose más a su amigo para no dejarlo, pero fue tomado nuevamente del cabello así para ser arrastrado por unos metros antes de que fuera levantado a la fuerza y tomado del cuello así siendo casi asfixiado.

— Escúchame bien marica, tu no vas a decir nada o vamos a regresar y vamos hacerte lo mismo o peor que esto. ¿¡Entiendes!? — Exclamó amenazante.

Missa no respondió nada, ni siquiera asintió o algo parecido, el miedo era terrible... Miro a su amigo por última vez, este a pesar de todo le regaló una sonrisa cálida y pronunció unas palabras inaudibles... Después de eso, todo se volvió obscuro.

Fin del Flashback

Aquellos recuerdos tan perturbadores hicieron que sin querer se pusiera en posición fetal con las manos en su cabeza y respiración agitada.

No podía creer que aquel trauma quedará en el olvido y regresará ahora.

— Perdóname... Perdóname... Perdóname... —

Susurraba insistente hasta que nuevamente llamaron a la puerta, era el chileno que quería pasar... Missa era un gran actor, fingía de maravilla y está no era la excepción.

Se levantó, limpio su rostro y abrió la puerta dejando ver ahora una expresión calmada e incluso alegre.

— ¿Que pasa Philli? ¿Todo está bien ahora? —

— Oh — Se sorprendió por el repentino cambio. — Sí claro, solo quería decirte que si aún quieres subir a la cima nos acompañaran para evitar... Cosas. —

-—¡Me parece perfecto! Deja tomo mi mochila. —

Aquella pequeña conversación sirvió como tapadera perfecta y así ambos salieron de la caseta y comenzaron a subir hacia la cima del monte ahora acompañados de dos policías.

Phillip sabía que Missa no estaba bien. Pero no quería cuestionarlo más sobre lo ocurrido o porque lo escucho susurrar desesperado en el baño antes de tocar la puerta.

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⌦ !Muchas gracias por su apoyo! A día de hoy (08/04/2023) esta historia esta en #15 del #Missasinfonia.

⌦ Tal vez no sea algo maravilloso pero para mí es mucho.

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- Ale Minamoto.

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