CAPITULO DOS

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Kook se había matriculado en la universidad y por los informes de sus profesores sabía que estaba yendo a clase y comportándose correctamente hasta hacía aproximadamente dos semanas, cuando le llegaron los primeros informes de faltas de asistencia. Por ese motivo necesitaba hablar con su hermana. No quería que las noticias le llegaran a ella y se preocupara más de lo necesario.

Por otro lado Kook mantenía un constante tira y afloja en casa con Jin. Cada día inventaba una manera nueva para fastidiarle. Sus trabajos en clase, sus responsabilidades en casa, molestar a los vecinos con la música, llegar borracho por las noches... cada vez intentaba algo nuevo, aunque solo lo hiciera una vez, con Jin sus actos tenían consecuencias, pero la moral del chico era como un bunker, estaba fortificada y siempre se las apañaba para meterse en líos y parecer inocente en el intento.

Lo último ocurrió la semana pasada cuando Jin había invitado a una de sus amigas a pasar la noche. Mientras estaban follando en su habitación, Kook se coló dentro sin llamar quejándose de que estaban haciendo mucho ruido y no le dejaban dormir, el pobre tenía un examen temprano por la mañana.

A parte de quedarse congelado entre las piernas de su amiga y haberle dado un susto de muerte a ella, el chico se quedó mirando directamente a los ojos de Jin, con una media sonrisa en la cara, sabiendo muy bien cómo le molestaba eso.

Se levantó dando un rugido espeluznante advirtiendo a la chica de que no se moviera de la cama, se abalanzó hacia Kook, que en ese momento se dio cuenta de que quizá había traspasado el límite y cogió al chico del cogote arrastrándolo hacia la puerta de la calle, la abrió de par en par y medio desnudo como estaba Kook lo empujó hacia fuera, en el pasillo, para que se sentara en el suelo junto a la puerta.

—Si cuando salga más tarde a por ti no tienes tu culo flaco pegado al suelo, voy a patearte tan fuerte el trasero que no vas a poder sentarte en dos semanas. —Y con esas le cerró la puerta en las narices y volvió a la habitación con su amiga, sin regalarle un pensamiento más al chico hasta después de unas cuantas horas.

Cuando abrió la puerta mucho tiempo después, casi amaneciendo, Kook efectivamente se encontraba sentado donde lo había dejado, pero tuvo el aplomo de saludarlo con una cariñosa falsa sonrisa y un alegre «buenos días». Para Jin estaba claro que intentaba minimizar su humillación, aunque no le pasó desapercibida la tiritona del chico. Esto le hizo tener un momento de culpabilidad, pero fue pequeño y se le pasó enseguida.

Después de eso Jin se esperaba cualquier cosa, no le importaba lidiar con ello, un chico de dieciocho años no iba a poder con un exmarine experimentado, y aunque estaba un poco cansado de la situación, lo que no le hacía nada de gracia era que Kook faltara a clases. Eso se tenía que acabar y no pasaría de mañana sin poner las cosas claras con él.

Cuando llegó a casa y aparcó la furgoneta se tomó un par de segundos para respirar hondo. Aunque estaba cansado apenas tenía sueño.

Miró el reloj para comprobar la hora. Las dos menos cuarto. Estupendo, se tomaría una hora para hacer algo de papeleo del negocio y después de una ducha se iría a la cama. Salió de la furgoneta y le puso el seguro. Mientras subía las escaleras se frotó la cuadrada mandíbula para tantear cómo de necesario sería un afeitado. Su rastrojo era espeso, duro y muy negro, como su pelo, que era liso y lo llevaba bastante corto, reminiscencias militares.

Decidió que la barba podía esperar hasta mañana cuando tuviera que irse a medio día a trabajar.

Al entrar en casa y cerrar la puerta escuchó que la televisión estaba encendida, eso quería decir que Kook estaba despierto.

—Fantástico —dijo en un susurro.

Cuanto más se acercaba al salón más nítidamente percibía los característicos sonidos de una película porno. Y efectivamente, al pararse en el dintel de la puerta, en frente del sofá pudo ver en la pantalla del televisor a una pareja montándoselo encima de un escritorio en un despacho. La pareja era gay. Sin ningún problema para Jin. El problema era Kook.

No te rindasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora