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Dos días evadiéndolo, dos días completos siendo un fantasma por los pasillos de la universidad. Dos días... ¡Aborten misión fui descubierto! ¡Retrocedan, finjan demencia!

Comienzo a silbar mientras retrocedo y el chico camina de manera decidida hacia donde me encuentro. Lo que ocurrió entre nosotros fue un error. ¡Ni siquiera hemos tenido una cita y ya me beso!

Pero lo más importante. Kim Taehyung no me gusta. O sea, es guapo el condenado. Tiene una altura perfecta, unos brazos que se ven cómodos y fuertes y unos labios de puta madre. Pero hasta ahí.

Tuve que darle explicaciones a Hoseok porque el maldito idiota no se callaba y para rematar él dijo algo como «espero que ese idiota no te dañe porque se las verá conmigo». Tuve que golpearlo para hacerlo salir de su error. ¡No somos novios y espero que eso nunca pase!

—¡Alto ahí, Min! —espeta esa voz profunda del individuo que estoy evadiendo.

¿Ah? ¿Cuándo empezamos a jugar a los países? ¿Y quién le dijo que mi apellido era Min? Bah, fui yo mismo.

—¡Voy tarde a una clase! —señalo y el chico se sitúa frente a mí obligándome a detenerme.

—Acabamos de salir de clases, bonito.

—Yoongi, ese es mi nombre.

—Lo sé.

—¿Entonces...?

—Eres bonito —dice él como si nada y mi pobre corazón aletea. Ay Dios, no me hagas esto. Prometo ir a misa los domingos.

Pero mi Yoongi romántico empedernido interior da saltitos de felicidad.

—Lo sé, soy hermoso —digo y hago un ademán para que salga de mi camino.

—Yoon, por favor...

—¡Taehyung, cariño! —chilla otra voz provocando que cierre mis ojos y mis tímpanos duelan.

¡Que la tierra me trague!

—Wonyoung —asiente Taehyung en saludo.

—Guapo, estaba buscándote y no te encontraba por ningún lado.

—Aquí estoy, Won, me encontraste —dice él y cuando intento irme siento su mano tomar mi muñeca evitando mi huida.

Por supuesto que Wonyoung no se pierde la acción y enarca sus cejas.

—¿Me explicas? —le pregunta con seriedad a Kim, este ni siquiera se inmuta. Que descarado, estoy casi seguro de que ayer o incluso hoy estuvieron besuqueándose. Ella lo mira como si fueran algo. A la mierda, quizás sí lo son. Yoongi escapa.

—No tengo nada que explicar, Wonyoung. Yoon y yo ya nos íbamos.

Frunzo mi ceño permaneciendo callado. Yo también pensaba irme, pero solo. O sea, siempre solo, nunca acompañado.

—Pero yo quiero hablar contigo —frunce sus labios en un puchero exagerado y mi ceño se frunce aún más, ¿de dónde sacaría ese labial rojo intenso?

Me suelto con brusquedad y me alejo sin antes escuchar como ella me grita.

—¡Espero que estés enterado de que él es mío, lindo! —me detengo y volteo.

—Entonces has que se aleje de mí, linda —comento viendo mis uñas y dejo salir una risa. Tal vez debería hacer algo lindo en mis uñas porque se ven muy simples.

A Taehyung no le ha gustado ni una mierda mi comentario y tampoco es que me importe. Retomo mi camino y Namjon corre en mi dirección.

—Alguien echaba humo por las orejas y te aseguro que ese alguien no era la puta.

—Perra suena más bonito, Namjon.

—Tienes razón.

—Sigo sin entender por qué me odia tanto. Si soy un ángel, nunca le dije ni hice nada.

—Ella tiene algo que tú posees.

—¿Qué cosa?

—A Taehyung.

—Pero si ese estúpido no me gusta.

—Claro, Yoon. Lo que digas.

 Lo que digas

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Yoongi, la soledad y Taehyung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora