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Ella no estaba espiando. Realmente no lo estaba.

Era solo que el mundo básicamente se estaba desmoronando a su alrededor y habían robots... cosas... en todos lados y ella no se podía mover por miedo a morir. Y si, no estaba avergonzada de admitir que tenía miedo a morir; aterrada, realmente. Así que se quedó escondida, secretamente mirando desde detrás de una losa de cemento que casi acababa de caer sobre ella. Ahora esa era la única cosa protegiéndola de la atroz guerra que estaban librando un poco más allá. 

Lexie miraba con ojos abiertos mientras Thor y Capitán América trabajaban juntos para jalar un automóvil lleno de pasajeros y una aterrada mujer que había estado colgando del borde dentado de la carretera demolida. Ella decidió ver en vez de escuchar mientras intercambiaban unas cuantas palabras, el Capitán gritando algo y Thor devolviéndole una sonrisa.

Lexie no tenía idea de cómo podían sonreír estando en medio de lo que parecía una batalla sin fin. Se sintió mal del estómago y se volvió a sentar, protegida por la losa de cemento mientras muchas personas corrían por sus vidas. Ella sabía que podía ayudar. Después de todo, por eso es que había venido.

Para ayudar.

Apretando sus ojos cerrados Lexie tomo un respiro profundo, volviendo sus nervios de acero y enderezando su columna vertebral. Ella podía hacer esto, ella sabía que podía. Para eso la habían construido, después de todo. Para que pudiera proteger gente—tenía que hacerlo. Tenía que probar que no era un monstruo.

Obligando a sus emociones, se levantó con cuidado de permanecer oculta mientras contemplaba a su alrededor. Había personas corriendo hacia la seguridad de las aeronaves de S.H.I.E.L.D.—o de lo que solía ser S.H.I.E.L.D. pero simplemente no eran tan rápidos como para esquivar las balas y los robots que se acercaban a ellos.

Lexie sabía que era tiempo de actuar aunque no estaba segura si o que tan bien funcionaria; lanzo unos cuantos campos de fuerza.

No funciono.

Ella sacudió su muñeca por segunda vez, aun nada. Ella lo sabía porque no sentía la normal oleada de energía pasar por ella.

Lexie empezó a entrar en pánico. Estaban cada vez más cerca y los civiles parecían correr cada vez más lento. Ella sintió sus emociones acercarse, listas para sumergirla en una nube de miedo mientras que sentía que su corazón subía a su garganta, asfixiándola.

Por favor, por favor, por favor... —rogó, tomando un gran respiro y sacudiendo su muñeca por tercera vez. Sabía que si esta vez no funcionaba habría fallado, no habría un cuarto intento, ella habría matado a alguien por que había estado demasiado asustada, demasiado débil, para perfeccionar sus poderes.

Cerró sus ojos, jadeando mientras que una ola de poder surgió a través de ella, materializándose en un reluciente campo de fuerza plateado alrededor del grupo de civiles. Lexie espero hasta que estuvieran fuera de peligro antes de instintivamente apretar sus puños. Ella miro atónita como la barrera de energía salió disparada hacia las maquinas, rompiéndolas al instante.
Contemplando sus propias manos, sintió su corazón desacelerarse cuando un sentido de determinación vino hacia ella. Ella podía hacer más que proteger—ella podía pelear.




Lexie se estaba cansando. La fuerza que le tomo destruir esos condenados robots era más de lo que esperaba y lentamente sus movimientos se estaban volviendo lentos. Ella aún no se había movido de su postura, sabiendo que sería mejor quedarse escondida que correr alrededor como un pollo sin cabeza esquivando disparos que seguramente se dirigirían hacia ella.

Inesperado | Pietro MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora