Capítulo 8
El viaje en auto fue más tenso de lo habitual, por lo general reímos, hacemos bromas y cantamos canciones de la radio. Pero hoy, hoy no era así; el ambiente estaba tan pesado que me dio la impresión de sentirlo sobre mí, aplastando mis pulmones y cercenando mi corazón.
-Eh, chicos-sonreí-Que amargados estamos hoy, ¿no?
Ninguno de los dos hablo, ni siquiera me miraron. El ambiente cada vez pesaba más sobre mi pecho; mi débil intento de hacer más liviana la atmosfera a nuestro alrededor fracaso considerablemente.
Liam aparcó el Jeep en el estacionamiento de la escuela y bajamos todos en silencio. A pesar de mis múltiples bromas en el camino, ninguno rio, ninguno me miro, y el ambiente solo parecía cada vez más pesado. Agradecí el momento en el que bajamos de ese maldito auto.
Caminé cabizbaja con los gemelos cada uno a un lado, parecía una niña regañada por sus padres cuando aún después de un berrinche no consiguió lo que quería.
Vimos a Charlotte a lo lejos, apoyada en su casillero con una chica a su lado, no tarde en identificarla, era Meredith Colleck, su cabello rojo recogido en una coleta y sus sensuales piernas blancas expuestas gracias a la pequeña minifalda hacían imposible confundirla con alguien más.
Al parecer los gemelos quisieron pasar de ella, ambos. Porque se giraron y emprendieron la marcha por el pasillo opuesto a Lotte, pero ella nos había visto ya, y corrió para alcanzarnos, dejando a Meredith a media frase y muy desconcertada.
-Eh, chicos-sonrió y su espléndido rostro se iluminó-Pensé que después de una larga semana querrían verme, pero ahora por lo visto, no les interese en lo más mínimo, a ninguno-Cuando pronuncio esta última parte sus ojos se alternaron entre Logan y yo.
-Yo no estaba tan emocionado de verte, Charlotte-respondió Liam, sonriendo con falsedad. Esto era típico, las personalidades de Lotte y de Liam siempre chocaban de alguna manera.
-Y créeme que no pensé en ti en ningún momento de mi maravilloso viaje-Lotte sonrió, y su rostro se vio aún más hermoso-Solo pensé que mi novio o mi mejor amiga querrían verme.
-Logan especifico que no querías hablar conmigo, y respeto tus deseos-la mire con indiferencia, era mi mejor carta contra Lotte, ella no toleraba mi indiferencia.
-Vamos, Ann-giró los ojos-¿Qué querías que hiciera?
La miré con los ojos cargados de asombro y dolor. Lotte siempre sabía qué hacer, siempre sabía que decir. Siempre era siempre.
-Ser Lotte-respondí-Eso esperaba. Una mejor amiga que no me dejara sola y entendiera lo horrible que me sentí cuando mamá me echó de casa, una mejor amiga que entendiera lo que se siente estar creando una vida que se dio a lugar por accidente. Eso quería que hicieras.
Lotte dio un paso atrás con la boca abierta, sentí mis ojos humedecerse, así que volteé mi rostro y emprendí la caminata.
Sentí unos pasos que me seguían, respiré hondo mientras me secaba los ojos.
-Déjame en paz, Charlotte-dije.
-Si fuera Charlotte, te dejaría en paz. Pero creo que Charlotte y yo no somos nada parecidos. Yo tengo, ya sabes, y ella...-sonreí.
-No es buen momento, Liam-Respondí.
-Sé que Lotte puede ser molesta. Yo mismo no la soporto cuando va a casa a visitar a Logan. Amo a Lotte, es una buena chica, pero es insoportable.
Sonreí mientras tiraba mi cabello hacía atrás y limpiaba los restos de lágrimas de mi rostro.
-Sé mejor que tú lo molesta que puede ser.
Liam me sonrió de esa manera tan especial que él posee, esa donde sus ojos verdes se vuelven pequeños mientras enseña su blanca dentadura. Esa que hacía palpitar de sobremanera mi corazón.
-Te ves más hermosa cuando sonríes, así que por el bien de tú apariencia física, y por el bien de mis ojos, mejor sonríe antes de llorar-negué con la cabeza.
-Te odio, y no me importa si tus ojos duelen al verme así.
-Vamos, Ann-enarcó las cejas y me pasó su brazo por sobre el hombro-somos mejores amigos, no podrías odiarme.
Solté una carcajada mientras Liam solo me miraba de soslayo antes de empezar a reír también.
-Ahí te equivocas, puedo odiarte de muchas maneras.
-Yo también tengo cosas para ti que haría de muchas maneras.
Me paré en seco y giré a verlo incrédula. Liam solía hacer esa clase de bromas, todo el tiempo. Pero desde que me mudé a su casa, no había parado de hacerlas, y aunque siempre terminaba diciendo que era una broma, igual no paraba de pensar en aquello como otra cosa.
Mis ojos seguían clavados en él. Estábamos parados en medio del pasillo viéndonos fijamente, mientras los demás alumnos caminaban a nuestro lado. Esperé a que él hablara, a que se riera y dijera que no me pusiera a pensar tanto, que yo era como su hermanita y que no quería nada de esa clase de mí.
La campana que avisa el ingreso a clases me devolvió a la realidad, levábamos tal vez 5 minutos así, sin hablar, solo mirándonos. Yo rompí el silencio.
-¿Es broma, no?-pregunté, y de su boca roja, suave y carnosa no salió ningún sonido. Los alumnos a nuestro alrededor se movían cada uno a sus respectivas clases, y nosotros ahí, solo viéndonos-Yo...tenemos que ir a historia.
Liam parecía no inmutarse, creí que no me escuchaba, así que lentamente acerqué mi mano hacía su rostro para ver si seguía vivo, ya que parecía un muerto inerte parado en aquel pasillo.
Cuando me acerque lo suficiente para percibir el suave calor que destilaba de su piel, sonreí y él tomo mi mano.
-No, Anabell, no es una broma.
Mi corazón saltó de su sitio cuando jaló de mi mano y la apoyó contra su mejilla.
-Liam...la clase de historia.
-¿Crees que me importa llegar tarde a Historia?-preguntó-¿Si quiera estás escuchando lo que te digo?
-Yo...Liam.
-Escucha...hay tantas cosas que haría de tantas maneras-bajó la vista-Besar esos labios de cereza, tocar tu espalda, tus piernas firmes-negó con la cabeza-¡Maldición!, no tienes ni idea de lo que me haces, ni siquiera sabes cómo me haces sentir, como solo con pasar a mi lado enciendes el calor de mi cuerpo.
-Liam, estamos en la escuela, tenemos que ir a clase.
El pasillo estaba desierto, todos los alumnos que habían estado allí antes estaban en las aulas, solo éramos los dos y los casilleros.
-Ann, ¡Demonios!, ¿Me escuchas?-preguntó-¿Estás escuchando lo que te digo?-Liam parecía desesperado-Te digo que me vuelves loco, que el olor a fresas con chocolate de tu shampoo me hace delirar, que el aroma a Chanel de tu piel me enloquece. Pierdo la cordura al verte hablar, moviendo así esos dulces labios. Anabell, ¿Escuchas lo que te digo?
-Lo hago-respondí después de un corto silencio-Si pudiéramos hablar en otro momento de esto, si tan solo entráramos a clase.
-¡A la mierda la maldita escuela!-dijo en un grito-¿Entiendes lo que te digo? ¿Entiendes que maldigo cada día no recordar ese día? ¿Estás consiente de que fuerzo a mi memoria tratando de recordar la curva de tus caderas y la suavidad de tu piel?
En ese momento mi mente volaba en lugares en los que nunca antes había estado, mis manos temblaban y mis ojos no se separaban de su rostro, Liam no me miraba fijamente, tenía la cabeza baja mientras sus labios temblaban.
-Anabell-susurró-Te deseo locamente, como nunca he deseado a otra mujer.
Mis piernas temblaron y un escalofrío me recorrió completa.
-Liam, yo...-tomé aire-Yo también lo hago.
Y en sus ojos vi una chispa encenderse.
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Dos amigos y un embarazo.
Teen FictionMuchas cosas raras pueden pasar en una fiesta, después de todo, a una fiesta vas a alocarte. Pero no pensé que las cosas se saldrían tanto de control cuando a la mañana siguiente desperté con Liam, mi mejor amigo, desnudos en el cuarto de un hotel...