Capítulo 29

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- Cuando tenía catorce años conocí a mi primer novio, Richard, como cualquier adolescente estaba deslumbrada por eso, y es que él era tan atento conmigo, tan amable, era mayor que yo por dos años, me tenía tanta paciencia, dejaba que todo se diera a mi ritmo, que hasta que yo estuviera lista lo que fuera que tuviera que suceder lo hiciera, obviamente yo estaba encantada con todo eso, con que mis amigas me miraran porque estaba con alguien que me quería de verdad y que lo demostraba - Comencé a decir.

Una parte de mí se hacía tan chiquita al mencionar aquello.

- Así pasaron dos años, en donde todo pintaba de maravilla, dónde para mí todo era perfecto, pero entonces llegó un momento donde Richard me dijo que ya era momento de que yo le diera la mayor prueba de amor, creí que tenía razón pues llevábamos dos años juntos, pero ¿Qué va a saber una adolescente de dieciséis años de amor? - Dije pareciendo bastante obvia - Me daba miedo hacerlo, me daba pánico pensar en ese momento pero él prometió cuidarme y al final accedí, sin embargo fue tan brutal conmigo, me hizo hacer cosas como si de una experta se tratase, me hizo decir cosas que me costó mucho tiempo dejar de escuchar una y otra vez, pero cuando le pedía que parara él solo seguía y seguía, cuando terminó le dije que no me gustaba, le pedí que no lo volviera hacer, trate de ser honesta con él pero su respuesta fue, estás loca ___, fue sin duda el mejor sexo que tendrás en la vida - Conté citando sus palabras - Para él siempre fui una completa loca que quería hacerle la vida imposible, según él, el problema era yo, y nadie más me querría por eso, y por desgracia lo creí - Mencioné mirando mis manos.

Hasta este momento en que volví a contarlo, es que podía sentir lo mismo que hace años, mucha vergüenza.

- Después de esa primera vez las cosas cambiaron por completo, había dejado de ser ese dulce Richard para convertirse en el peor de los monstruos, y cuando te digo que el peor, no te miento Chris, viví tres años de infierno con él, dónde sentía que me hundía cada vez más y más y nadie podía rescatarme - Confesé.

Mi cabeza nuevamente se inundaba de esos pensamientos.

- La primera vez que me golpeó fue cuando me negué a tener relaciones con él, al final me tomó a su antojo, después de eso los golpes fueron en aumento pues me negaba a faltar a clases para irme con él, pero siempre fue tan cuidadoso con su maltrato, no me tocaba la cara, maltrataba cada parte de mi cuerpo pero no mi rostro, de esa manera decía que mi cuerpo iba a estar cubierto siempre, porque según él yo me la pasaba coqueteando con todos como una cualquiera -.

Inconscientemente llevé una mano a mi abdomen.

- Nunca se lo conté a nadie, Richard siempre me decía que no me creerían, y supuse que tenía razón porque delante de mi familia, delante de la suya, de amigos y de todo el mundo me trataba como si yo fuera en verdad su tesoro, así que guardé silencio, ni siquiera a mi papá fui capaz de decirle porque me daba vergüenza, Richard me metió tantas ideas a la cabeza, y a pesar de que mis padres siempre habían hablado conmigo fui estúpida y me dejé llevar por un supuesto amor -.

Las lagrimas amenazaban con salir, pero ya no, ya había llorado demasiado.

- Mi cuerpo estaba lleno de moretones y golpes nuevos, en secreto trataba de atenderme yo misma, eso hizo que me alejara de mis amigos, de mi familia, mi mundo era la escuela y Richard, nada más importaba para mí, eso también hizo que creyera que realmente nadie más iba a quererme, él se encargaba de alejar a las personas de mí, nadie me hablaba, solo mis supuestas amigas, porque cuando traté de decírselos ellas dijeron que mentía, que no tenía que hablar así de mi novio, que era una estúpida por querer buscar pretextos para dejar a quien sería lo único bueno y mejor que me pasó en la vida, ellas se lo dijeron y eso me hizo pagar factura con Richard, me golpeó hasta que se cansó - Le conté.

Recordar mis súplicas porque parara me hacían sentir coraje hacia mí misma por el tiempo que estuve ahí.

- Esa vez no llegué a mi casa porque sin querer me dio una cachetada que se quedó marcada, así que esperamos a que se bajara un poco la inflamación para que pudiera maquillarme después, Richard me pidió perdón y me dijo que jamás me volvería a tocar y que iba a cambiar, me lo juró, y tontamente yo le creí - Dije.

La mirada de Christopher estaba perpleja, llena de todo pero al mismo tiempo de nada.

- Continué con él, durante un mes me mostró al Richard que yo amaba, pero después todo volvió a ser como antes, recibí golpes, insultos, tantos malos tratos, hasta que un día me cansé, me fastidié de tener que agachar la cabeza, de tener que aguantarme y seguir soportando golpes, insultos, mentiras que mi cabeza ya hacían verdad, me odie tanto por creer que yo era todo lo que Richard decía de mí, así que lo confronte y le dije que quería terminar con él, eso bastó para que el verdadero infierno se desatara -.

Es que ya ni siquiera sabía cuál es la peor parte.

- Se enojó tanto, me dijo que sin él yo jamás sería alguien, me dijo que yo no era nadie para querer dejarlo, que cuando él lo decidiera se acabaría lo nuestro porque yo era suya y eso jamás iba a cambiar, me juró que me mataría por querer dejarlo, un miedo inmenso me inundó el cuerpo en ese momento, y entonces comenzó a golpearme salvajemente, esta vez mi rostro ya no era su prioridad cuidar, me golpeó por dónde quiso, me pateó, me aventó, incluso me arrojó cosas, te juro que lo único que mis ojos veían era sangre, sangre mía por todos lados - Exprese.

Mi labio inferir había comenzado a temblar, era como si lo estuviera viviendo todo otra vez.

- Mi voz se apagaba lentamente, mis quejas dejaron de escucharse porque ya no tenía fuerzas, estaba segura de que iba a morir tal y como él lo dijo, me aterraba lo que fuera a hacer con mi cuerpo después - Admití.

Tomé aire para tratar de conseguir más valor.

- Ya no escuchaba ni veía con claridad, sin embargo entre tanto sentí que me tomó en sus brazos, me subió al auto y minutos después me aventó a la calle sin importarle nada -.

Miré el rostro de Chris y estaba tan atento a lo que le decía.

- Perdí el conocimiento, ya no supe nada más, cuando volví a abrir los ojos ya me encontraba en el hospital siendo atendida, todo me dolía, físicamente estaba muy mal, pero internamente estaba destruida - Mencioné con sinceridad inmensa - Mis padres de inmediato me pidieron hablar, me dijeron que lo que me habían hecho era una atrocidad, y cuando me miré al espejo supe que era verdad, ellos tenían razón, yo no podía permitir ésto más tiempo, ya había sobre pasado de una gran manera quien yo era y los límites que debí poner desde el inicio -.

|Mitad mentira, mitad verdad| Christopher Vélez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora