Cap 5

66 6 0
                                    

Narra Kaito

Fue sorprendente lo que hizo Elena con esas cartas, se nota que nunca dejo de practicar, sin embargo, creo que cuando estemos solos le preguntaré si la lectura que salió de esa baraja es verdad; pues no quisiera que estuviera en peligro si esos tipos se llegan a enterar que Kid tiene a alguien es su vida. Trate de mantener mi mente fría para evitar preocupar a las chicas, ya que el pomposo no dejaba de insistir en que soy Kid; aunque si es verdad no se lo voy a confesar ni a él ni a nadie.

Sentí que me jalaron con fuerza y cuando quise ver de quien se trataba, vi que Elena me había arrastrado hasta la cabina de la noria gigante; la azabache aún no me soltaba la mano y podía notar que estaba pensativa.

— ¿En qué piensas Elena? — cuestioné para romper el silencio

— No es nada, tranquilo — dijo con una sonrisa, pero sabía que ocultaba algo

— Venga, te conozco desde pequeños, ¿qué ocurre? — interrogué preocupado

— Solo pensaba en algo para que mis padres formalizarán su relación — confesó mirando al exterior de la cabina

— Te ayudaré, pero.... Elena, mi mano — mencioné a lo que la azabache me soltó

Elena desvió la mirada a otro lado, supongo que lo hizo para evitar que la viera, pero pude notar el carmín de sus mejillas; esta chica es hermosa y que no daría por mantenerla a salvó. Haré hasta lo imposible para evitar que le hagan daño, estaba tan metido en mis pensamientos que no me di cuenta en que momento me acerqué tanto a ella.

— Kaito, espacio personal — pidió nerviosa, pero no di paso atrás, la tenía arrinconada contra la cabina — si esto es una de tus bromas no me esta gustando

No pude más y corté la poca distancia que nos separaba plantando le un beso en los labios, sentí que su cuerpo se tensaba por mi acción; pensé que me alejaría o rechazaría, sin embargo, nunca imaginé que me correspondiera, al separarnos por la falta de aire, la azabache ocultó su rostro entre sus manos; se ve hermosa de ese modo.

— Te amo, mi hermosa detective — dije mientras la abrazaba por la espalda

Esto es un sueño, sí eso es, pronto despertaré — la escuche murmurar

¿Cómo hago para que sepa que no es un sueño? Mientras pensaba en algo, sentí que el juego se detuvo; el gritó de Aoko fue lo único que trajo a Elena a la realidad.

— Definitivamente no estoy soñando — mencionó a lo que sonreí

Por lo menos ahora no piensa que es un sueño, sin embargo, ahora el juego se atascó; me acerqué a la ventanilla y noté que había un alborotó abajo.

— Creo que hay un caso, pero ¿cómo bajaremos? — cuestioné para ver que diría la azabache

— Pues con cuerdas para escalar, no es que un mago siempre anda preparado para todo — dijo con un ligero coqueteó en su voz

— No juegues con fuego hermosa — susurré en su oído haciendo que se estremeciera

Con una bomba de humo, se alejo de mí y empezó ha amarrar unas cuerdas que no vi de dónde saco; está chica es increible, cuando se aseguro que las cuerdas estuvieran bien atadas, se avento llegando a la cabina en la que se encontraban Aoko y Hakuba; al ver que se agarró a la puerta de la esfera en la que se encontraban nuestros acompañante, baje para estar con ellas porque estoy seguro que no será facíl calmar a Aoko. Cuando llegué con ellos, note que no podía abrir la puerta de la cabina; la ayude pero la puerta estaba atascada, no sabíamos que hacer por lo que tratamos de calmar a nuestra amiga desde afuera.

Narra Elena

No puedo creer lo que acaba de pasar, ¡Kaito me beso! Esto no puede ser real, debe ser un sueño, eso era lo único que pensaba o al menos hasta que escuché el grito de Aoko definitivamente era real; en eso veo al castaño pegado al cristal, supuse que sería para averiguar porque se detuvo el juego.

— Creo que hay un caso, pero, ¿Cómo bajaremos? — la pregunta de mi acompañante me indignó ya que somos magos

— ¿No que un mago anda preparado para todo? Pues con cuerdas — le dije con obviedad y un ligero coqueteo

— No juegues con fuego hermosura — susurró a mi oído provocando que me estremeciera, ¿en qué momento se acercó?

Usando una bomba de humo me aleje de él y con unas cuerdas de escalar que llevaba en mi bolso (nuca sabes lo que puede pasar), las até entre ellas y amarré el otro extremo a la manija del juego; abrí la puerta y aferrandome a la cuerda baje hasta la cabina en la que se encontraba mi amiga junto al rubio. Cuando llegué a ellos intente abrir la puerta, sin embargo, no abría, no me di cuenta que Kaito venía bajando; hasta que sentí sus manos sobre las mías para ayudarme con la puerta, sentí calidez, pero también note unas mínimas heridas en sus dedos sí uso los hilos que le regale para sus trucos pensé con una sonrisa.

Al no poder abrir la puerta, decidimos calmar a la castaña desde afuera; sin embargo, creo que la preocupamos más. Como no estabamos logrando nuestro objetivo, pensé en algo, la idea que se me ocurrió era riesgosa ya que requería de un arnés algo que no teníamos; me arriesgué a realizar el truco a mano libre, consiguiendo preocupar a los tres.

— Ni se te ocurra hacer eso, es muy peligroso — dijo preocupado

— Tú te arriesgas más que yo, además solo es un vuelo — mencioné asombrando al castaño y sin esperar regaño o reclamo alguno me lance de espalda.

Aoko y los chicos se preocuparon mucho, sin embargo, al ver un ala delta de color lila platinado haciendo acrobacias, ambos castaños suspiraron aliviados mientras que el rubio estaba sorprendido.

Narra Aoko

A lo que Elena se aventó de espalda al vacío, sentí que se me detuvo el corazón y no fui la única; pues a Kaito casi le da un ataque cardíaco en ese momento; aunque no lo admita él gusta de ella desde que somos pequeños y estoy segura que Elena siente lo mismo. En eso vimos como un ala delta de un color lila platinado surcaba el cielo, era ella, haciendo piruetas en el planeador; suspiramos aliviados al saber que está bien, aunque Hakuba estaba sorprendido por la habilidad de la azabache con el ala delta.

La hija de Rei FuruyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora