Narrador omnisciente
Furuya llevo a su ahora hija a casa, cuando Elena cumplió su primer año era muy curiosa y en ocasiones se metía en algún caso; el moreno había ido a vivir a Ekoda junto a su hija para mantenerla lejos de esos hombres. La pequeña Elena fue con su padre a un parque, en el cual el rubio le dejo jugando con otros niños de su edad; antes de irse el mayor le dice a la niña.
— Elena, vuelvo en un rato, no te vayas a ir ¿sí? — comentó el moreno a lo que la menor asintió y fue a jugar
Rei se retiró en ese momento dejando a su pequeña jugando, el de orbes azules intentaría volver antes del atardecer por ella; para evitar que algo le pasara, pues esa pequeña era todo para él; Elena le cambió la forma de ver el mundo, por su hija Furuya daría la vida.
En el mismo parque se encontraba un niño castaño algo despeinado, éste se entretenía practicando magia y jugando con los demás niños. El tiempo pasó rápido y los únicos que quedaban en ese lugar eran Kaito, Aoko y Elena quienes esperaban a sus padres; el castaño de cabellos alborotados al ver a ambas niñas solas, se acercó a ellas e hizo aparecer dos rosas azules una para cada una mientras se presentaba.
— Hola amigas, Soy Kaito Kuroba mago — Dijo extendiendo les ambas flores
— Soy Aoko, Nakamori Aoko — comentó alegré, ambos voltearon a ver a la chica junto a ellos que contemplaba la rosa con ilusión
— Eto.... Soy Elena, Furuya Elena, bonita rosa gracias — mencionó tímida
Tristemente llegó la hora de despedirse, pues el padre de Elena ya había terminado su trabajo; dejando a Kaito junto a Toichi haciéndole compañía a Aoko quien esperaba a su padre, pero cada que podía Rei llevaba a su pequeña para que jugara con sus nuevos amigos.
Narra Rei/Amuro
La misión se complico un poco, pero logre terminarla antes del atardecer; me retiré antes de que Vermouth me preguntara algo y fui por mi hija. Al llegar al parque la vi junto a dos niños un niño y otra niña, estoy feliz de que Elena haya conseguido a sus primeros amigos; ahora no se volvería a sentir sola.
Al día siguiente la lleve al jardín como lo llevó haciendo desde la semana pasada, al parecer quería llover, así que nos apresuramos para llegar al colegio sin que nos fuéramos a mojar; cuando llegamos, en la entrada encontramos a Kaito y Aoko creo que así me dijo Elena que se llamaban sus amigos; al verla ambos se alegraron y se acercaron a nosotros siendo seguidos por sus padres.
— Hola Chicos — dijo Elena con una sonrisa
— Hola Elena — comentó el niño haciendo aparecer una rosa azul
— Kaito no corras así — aconsejo el padre de este supongo
— Lo mismo te digo a ti Aoko — comentó el inspector
— Lo sentimos papá — dijeron ambos menores
— Veo que eres mago pequeño, ¿quien te enseñó? — cuestioné al ver que mi pequeña de orbes cielo seguía observando dicha flor
— Mi papá me enseñó todo lo que sé — dijo mientras señalaba al mayor a su lado
Lo reconocí enseguida, se trataba de Toichi Kuroba un mago reconocido por todo el mundo; me quede hablando con él y con el inspector mientras los niños jugaban entre ellos. En eso sonó la campana y los tres ingresaron a clases, Elena y sus amigos se despidieron de nosotros sacudiendo sus manitos; me fui a informar en el cuartel de la policia lo que había descubierto hasta ahora, al terminar me retiré y me dirigí al Poirot; para no llamar la atención de aquellos hombres y evitar que dañen a mi pequeña Elena.
Terminada mi jornada laboral, fui de inmediato al jardín infantil por mi hija; al llegar, encontré a Kaito y Aoko junto a Elena; estos parecían preocupados, así que me acerque a ellos para saber que tenía intranquilos a los amigos de la pequeña azabache.
— ¿Qué pasa niños? — pregunté a lo que Aoko responde
— Es que mi padre está ocupado y no podrá recogerme y el señor Toichi se retraso — mencionó a lo que a Elena se le ocurrió una idea
— Papá y si ¿los dejamos en sus casas? Sólo sería llamar a sus padres para avisarles — sugirió a lo que acepté.
Ambos menores me dieron los números de sus padres, hable primero con Toichi; éste me comentó que se vio envuelto en un caso de homicidio y hasta ahora salía de ese problema, también dijo que estaba lejos así que le comente que llevaría a Kaito a casa a lo que el mayor agradeció el favor. Luego de colgar llamé al inspector, este me comentó que tuvo mucho papeleo por hacer así que se demoró y aún no lo había terminado; le hable de que llevaría a su hija a casa a lo que me agradeció y me dijo que la dejara en casa de Kaito.
— Bueno niños vamos a casa — dije mientras subíamos al auto
Luego de 15 minutos llegamos a casa de Kaito, en la puerta de la casa había una mujer; supongo que es su madre, se notaba preocupada y se extraño al ver que estacionamos frente a la casa; en eso Kaito y Aoko bajaron del auto agradeciendo por traerlos, causando que la señora abrazara al niño; por lo visto Toichi tendría que dar explicaciones.
— Adiós Kaito, Aoko nos vemos en el jardín — se despidió Elena a lo que ambos niños se despidieron con la mano.
Después de dejar a Kaito y Aoko, llegamos a nuestra casa; mi pequeña fue a su cuarto para hacer sus tareas, al finalizarlas, le dije que no saliera ya que había empezado a llover.
Narra Elena
Cuando terminé los deberes, me di cuenta que estaba lloviendo; quería jugar en la lluvia un rato, pero papá me dijo que no debía salir porque me podría enfermar. A lo que mi padre fue a preparar la cena, aproveche y salí al jardín, estaba jugando en los charcos que se habían formado; mientras brincaba y jugaba, acabé llena de barro; sabía que debía bañarme al volver a entrar.
Llevaba como 5 minutos jugando cuando siento una mirada en mí, al ver de donde provenía aquella mirada; noté a una mujer rubia la cual se acercaba a mí a paso lento, me causaba curiosidad y quería hablar con ella; sin embargo, recordé que papá me dijo que no hablara con extraños; por lo que preferí volver a la casa para evitar una reprenda mayor de la que me esperaba. Al entrar papá se notaba molesto al verme toda empapada, me mando a bañar para que bajara a comer; orden que acaté pues no quería que mi padre se enojara más, cuando estuve lista baje y me senté a comer con él.
— ¿Por qué saliste? — cuestionó un poco enojado
— Perdón, solo quería jugar en la lluvia — dije cabizbaja
— Qué haré contigo — comentó en un suspiro
Terminada la cena, papá me cargó y me llevó a mi habitación, cuando entramos me recostó en la cama y me arropó; también me contó una historia hasta que caí dormida. En la mañana, sentí mi cuerpo pesado y me ardía; en ese momento sentí que me colocaron un trapo sobre mi frente estaba frío, al abrir mis ojos con dificultad vi que era papá; este me había puesto un paño de agua fría para bajarme la temperatura, vi como papá llamó a la maestra para informarle que me había enfermado y no podría ir.
Minutos después de terminar la llamada, me trajo un té de jengibre y miel junto a una medicina; también me trajo el desayuno, a lo que me ayudo a sentar, colocó una almohada a mi espalda para que estuviera cómoda. Mientras comía mi desayuno, papá recibió una llamada, escuche la conversación que tenía con una chica del otro lado pero no entendía de que hablaban; pero papá parecía preocupado ante un comentario de la mujer con la que hablaba, espero no meterlo en problemas; al terminar de comer, tomé la medicina que me había dejado mi padre y volví a dormir.
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La hija de Rei Furuya
LosoweFuruya volvía a casa después de haber perdido a su mejor amigo, estaba frustrado al no poder salvarlo; en el camino escuchó el llanto de un bebé, sin pensarlo se adentró al callejón del que provenía aquellos sollozos; encontrando a una bebé recién n...