No puedes ir por la vida sin tener algo planeado Henson.
Prefería un dolor de cabeza en lugar de recordar lo que había pasado la noche anterior pero me faltaron muchas más cervezas para llegar a eso.
¿Castigo o premio?
Me levanté enseguida de la cama pero estaba tan cómoda que fue difícil hacerlo.
Aún tenía ropa -ya era un avance- además de un olor a cerveza encima de ella. Ahora entendía porque traía una sudadera dos tallas más grande que la mía.
Salí del cuarto preparada para ignorar cualquier mirada, pregunta o sonrisa sínica pero para mí sorpresa y por suerte la casa ya estaba vacía.
—¡Buen día!
Casi vacía.
Me di la vuelta en medio de las escaleras para verlo directo a los ojos. Era de tez blanca y cabello negro y mucho más alto que yo.
Idéntico al que había visto la noche anterior en la cual supuse que no pasó nada que no involucrara ropa.
Al menos era lo que lograba recordar, de cualquier forma tenía que despistar que no recordaba nada.
—Buenos días —dije sonriendo ampliamente—. Escucha lo de ayer fue increíble, fue un gusto conocerte pero tengo que irme.
Me gire de nuevo para continuar con mi camino a la salida pero pare en seco cuando había otro chico idéntico al que acababa de saludar al final de las escaleras.
Solo había tomado cervezas ¿Porque estaba viendo dos iguales?
—Asi que fue increíble eh —dijo con diversión.
—Dijiste que no había pasado nada Henri —reprendío el otro chico de atrás y gire instintivamente.
—Bueno yo creí que no había pasado nada.
—¿Y porque me dijo eso?
—No lo sé, yo dormí como un angelito —se encogió de hombros recargandose en la pared—. A menos de que allá tenido algún sueño erótico.
Abrí mis ojos exageradamente y sentí como se me calentaban las mejillas, no dije nada, no sabía que decir. ¿Debía decir algo?
—Madura Henri —dijo el otro chico bajando las escaleras pasando a mi lado.
—Es una opción que no debemos descartar, aquí no se juzga Hans -ironizo siguiéndolo a la cocina.
Me quedé perpleja aún sin moverme.
Entonces era cierto que no había pasado nada así como recordaba la mayoría de la noche
Si mamá lo supiera...
Olvidemos esa parte, dudo que cambie algo.
Baje por completo las escaleras hasta que estuve frente a la puerta, apenas había tocado el pomo cuando alguien grito desde la cocina.
—¿No te quedarás a desayunar con nosotros linda?
Gire y había otro chico de piel bronceada y cabello castaño, largo y desordenado, sentado en una de las sillas de la barra.
Cuántos chicos había ahí adentro y porque todos eran tan atractivos.
—No tienes hambre pequeña soñadora —bromeó Henri.
Yo siempre tengo hambre.
Y supe que mi poca dignidad se había perdido cuando avance hasta estar frente a Henri, entonces pude detallarlo mejor.
CZYTASZ
Eres Tú (+18)
Dla nastolatkówHay cosas que no te matan, pero te hacen desear estar muerto. Ella respiraba, sentía, veía y todas aquellas cosas que hacemos cuando vivimos, pero la diferencia era que ella solo existía. Siempre se sintió sin vida hasta que llego un ancla. Esto s...