Gatas

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Era la tercera vez que bostezaba, se pasaba la mano por la cara o el cabello o se pinchaba la nariz, cualquier cosa que le permitiera seguir despierta mientras veía lo que puede ser el video más aburrido de la historia y ya no era solo aburrido, sino absurdo y molesto y para nada interesante, entrecerró los ojos luchando con el sueño hasta que sus ojos se cerraron y se prometió que solo lo haría para descansarlos, pero... - ¡Oye! Nada de dormirse. – Gritó Andrea casi en su oído haciendo que pegara un salto en su silla del susto.

-No, no estoy dormida. – Abrió los ojos ampliamente y enderezó la espalda.

Marina al otro lado de su amiga se reía bajito mientras se metía las palomitas de maíz en la boca de manera abismal. – Seguro que si le pones un porno se despierta y presta más atención. – Volvió a reírse.

Amelia soltó un largo bostezo. – Pues mira, razón no te falta. –

Andrea puso los ojos en blanco. – Basta, no estas viendo esto como lo que es. Esto es importante. –

-Es una mierda, eso es lo que es. – Marina rebatió.

-Amén a eso, hermana. – Levantó la mano para que Marina se la chocara y ésta riéndose así lo hizo. – Es que mira esto. – Señaló la pantalla. – Que si colores tierra y pasteles, yo solo veo beige en cada uno, que si el tipo de vajilla como si eso importara, que si los arreglos florales y no sé que más chorradas de esas. – Se quejó con el ceño fruncido. – No entiendo nada de esto y lo veo todo como una tontería la verdad. –

-Pues todas esas chorradas y tonterías son las que te harán demostrarle a la tarada de tu mejor amiga que estás comprometida a otra cosa que no sea bajarle las bragas a toda mujer que veas y conozcas. – Andrea rebatió poniendo en pausa el video que Alina había conseguido para ellas estudiar, aunque desafortunadamente no pudo acompañarlas por cuestiones de trabajo.

Marina y Amelia se la quedaron viendo impactadas. – Auch. – Marina fue la primera en romper el silencio.

-Perdón. – Andrea se disculpó, quizás se había pasado en su dosis de honestidad.

-No, no, tienes razón. – Amelia le tranquilizó. – Es que, en serio no tengo ni puta idea de que va todo esto o para qué tanta cosa, además de que para eso está esta gente que planea las bodas y cobran un dineral por hacerlo –

-Es que en realidad no se trata de aprender todo esto ni de que te conviertas en su Wedding Planner. – Apuntaba a la pantalla y Marina le mostraba el pulgar, orgullosa de su pronunciación. – Se trata de que sepas de qué va para que no te sientas perdida en la conversación, se trata de que la escuches y la hagas sentir como que te interesa, que te muestres atenta. – Explicaba seria.

-Así como cuando finges un orgasmo. – Marina se encogió de hombros, para ella la asociación de conceptos era más que clara.

Ahora fueron sus amigas quienes la miraron confundidas. – No perdona, nunca he tenido que fingir un orgasmo. – Levantó el índice Amelia muy orgullosa.

-¿En serio? Nunca? – Andrea la miró sorprendida.

-¿No me conoces? Soy una overachiever, no descanso hasta conseguir lo que quiero y si quiero un orgasmo lo conseguiré sin importar qué. –

-Lo sabemos, chica. – Marina asintió riéndose. – Y podemos dejar la clase de ingles para otro día. –

-Si tanto eres una overachiever, ¿cómo es que aún no conquistas a la loca de tu amiga? – Andrea preguntó ignorando a Marina.

-Pero bueno muchacha, qué te pasa hoy. – Amelia frunció el ceño. – ¿El sexo con la mexicana no está tan bueno? ¿Has tenido que fingir orgasmos últimamente? – Preguntó con burla.

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