Palomas y Gorriones

Parte 9. Narración de los hechos de la mañana del 28 de octubre

[FISCAL] Después de leer esa carta en el blog del detective Rot, ¿Siguió sin informar al jefe Abrams?

[SANCHEZ] Sí, fue un error y asumo las consecuencias. Creí que podría manejar la situación...

[FISCAL] Tampoco informó cuando descubrió que el detective Rot llevaba a cabo una investigación sobre el caso de su mujer y tampoco dijo nada de las pruebas que recopilaba y almacenaba en la consulta de su mujer... El detective Rot seguía obsesionado con encontrar al asesino de su mujer, y a eso se añadía la complejidad del caso de El Gorrión Rojo... Fue una decisión muy poco acertada, detective Sanchez... ¿Cómo descubrió que tenía esa colección de pruebas y la investigación que realizaba por su cuenta?

[SANCHEZ] El lunes 28 de octubre me llamó temprano para cambiar el lugar de nuestra reunión. Rot me pidió que pasara por la oficina y cogiera todos los expedientes e información que tuviéramos de los 317 sospechosos y me dio la nueva dirección. Era uno de esos despachos que se alquilaban en un edificio de oficinas antiguo, bien cuidados y no muy lejos de su casa. Estaba en la segunda planta, mientras subía, traté de adivinar por qué Rot tenía un despacho allí. Cuando llegué a la puerta lo comprendí. En el lateral del marco de la puerta había un rótulo: Consulta de la doctora Livi Davemport. Era su consulta privada y Rot se había atrincherado allí. Cuando entré comprendí por qué, pero antes de dejarme pasar, Rot me previno.

—No te asustes —me advirtió—, ni saques conclusiones erróneas. Lo uso un poco de trastero, pero aquí tenemos espacio para trabajar tranquilos —dijo dejándome pasar al fin. El despacho se componía de una sola estancia grande y un baño en un lateral. Tenía una mesa al fondo, uno sofá y un sillón en un lateral y, en una esquina, algo arrinconada, una mesa redonda con unas sillas. La mesa de despacho estaba llena de carpetas y papeles, detrás de ella, en un corcho, Rot tenía repartidos diferentes informes, fotografías, recortes y notas, todo sobre el caso de Livi. En la mesa redonda vi varias pilas de libros, parecían de Livi, psicología y apuntes suyos. Me pareció ver algunos ejemplares de los libros de Ribawn. También estaba El Arte de la Muerte. En la mesita que tenía en el sofá había un par de cajitas de comida rápida. La conclusión era evidente, Rot debía estar viviendo allí, o por lo menos, pasaba muchas noches allí.

Al entrar, Rot arregló la mesita del sofá y tiró las cajitas de comida. Con una mano, me invitó a sentarme. Estaba algo incómodo, le costaba compartir aquél pequeño secreto. La excusa era tener un lugar tranquilo y espacioso, pero en el fondo yo creo que Rot quería que conociera su secreto.

—¿Algo de beber? —pregunté mientras yo sacaba las carpetas y aparentaba normalidad.

—Pues un litro de café si tienes —contesté.

—De eso nunca me falta —contestó con una sonrisa. Pocos minutos después, con un par de tazas de café, comenzamos a trabajar.

No teníamos por donde cogerlos. La mayoría de los informes que teníamos eran bastante escuetos y nos ofrecían poca información. Nuestro instinto sería fundamental, debíamos prestar especial atención a los detalles. Vida laboral, domicilio, antecedentes, relaciones de llamadas... algunas fotografías, anuarios de colegios... Para Rot las fotografías eran importantes, ver las caras de las personas, aunque fueran en anuarios o carnets, era esencial, tenía olfato en ese sentido.

La primera criba la hicimos con los horarios de trabajo. Los dos asesinatos habían sido en horas de trabajo habitual. Barrow sobre las 9:30h y Newwel sobre las 11:30, por lo tanto, todos los sospechosos que pudiéramos verificar que estaban en su lugar de trabajo, estarían descartados. Separamos los sospechosos con estos horarios y nos pusimos a llamar. Hablamos con jefes y compañeros, no con el sospechoso, así era más sólido el descarte. 3 horas después habíamos conseguido descartar a 149 sospechosos de la lista. Era una buena criba, casi la mitad, aquello nos animó bastante. Quedaban 168. Algunos no tenían un horario que les descartara, otros simplemente no habíamos contactado con ellos.

Tuvimos una pequeña discusión sobre si descartar a las mujeres o no. Ambos sabíamos que la probabilidad de que se tratara de una mujer era muy baja, Ribawn nos dio el dato el día anterior, sólo un 7% de probabilidad de que una mujer fuera asesina en serie, pero de mutuo acuerdo convenimos que no tratábamos con un asesino al uso, por lo que no podíamos descartar opciones por remotas que fueran. Por otro lado, su aspecto físico y su gestualidad no ayudaba. Volvimos a visualizar las imágenes por si éramos capaces de sacar una conclusión, pero ninguno tuvimos la certeza de que se tratara de un hombre o de una mujer. Es cierto que su forma de vestir era más masculina, pero el corte juvenil de su ropa, tan ambiguo hoy en día, nos terminó por convencer y dejar el género a un lado.

Estuvimos un rato buscando opciones. Incluso fuimos uno a uno valorando sus opciones, pero siempre encontrábamos pros y contras. Tras unos 20 sospechosos, decidimos que iríamos a ver a Marlene y proponerle otros filtros de los que hablamos con Ribawn. A Rot no le gustaba mucho esa idea, pero comprendió que sólo el ordenador de Marlene y el potencial de extraer información más detallada de diferentes bases de datos, era la única opción de reducir la lista.

Ya era medio día, aprovechamos para salir, coger aire, comer algo y refrescar la cabeza, que la teníamos saturada.

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¡Miércoles 5 de abril próximo capítulo!

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