Capítulo 11

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Estaban en la biblioteca de Dorian en el segundo piso, luego de que les mostraran las zonas sociales de la casa, Rocío estaba burbujeando de la felicidad. La paleta de colores en cafés y tonos crema gritaba "Dorian" por todas partes.

Rachel propuso irse para que pudieran seguir con su día, Amanda aun mantenía una expresión tensa cuando de la nada, una voz bastante conocida se hizo presente desde abajo llamando la atención de todos.

― ¡¿Dorian estas en casa?! ―Alexander grito.

― Arriba ―respondió simplemente.

Los pasos se acercaron rápidamente, resonando en las escaleras.

― Maldita sea ―gritó, con la voz llena de euforia―. No vas a creerme lo que acaba de pasar.

― ¿Todos tienen las llaves de las casas de todos en este lugar? ―Amanda murmuró entre dientes.

Cuando los alcanzo, Elizabeth tuvo que reír en voz alta por el cambio en su expresión.


― ¡Miss ofidia! ―sonrió y se acercó para saludarla con un abrazo que ella correspondió― Perfecto para buen humor.

― Evidentemente mi presencia siempre hace eso ―ella se mofó, dejando que Alex pasara su brazo sobre sus hombros.

― Dorian, no vas a creerlo y Rachel, esto también es maravilloso para ti, prepárense.

― ¿Finalmente vas a cambiar tu corte de cabello antes de las fotos de mi boda? ― Rachel bromeo, siguiendo la burla característica de Elizabeth.

― Ough eso sería glorioso ―Lizzie fingió un suspiro.

Alexander murmuro palabras de molestia y le dio una palmada en la parte posterior de la cabeza.

― Cerré el negocio de las casas en Kensington.

Dorian separó los labios y levanto las cejas, poco a poco una sonrisa se fue abriendo paso.

― ¡Alexander! ―Rachel fue la primera en hablar, ante la mirada confundida de las demás mujeres.

― Solo para aclarar ―Dorian dijo, pero no había una pizca de incredulidad en su voz―. ¿Aquellas junto al mar?

― Las que estaban junto al mar ―confirmó.

― Llame a papá antes de venir para contarle, dijo que quiere demolerlas y hacer un hotel allí.

― Quiero el proyecto ―Rachel dijo inmediatamente.

― Tómalo como un hecho ―sonrió Alex.


― ¿Eso es bueno? ―Amanda preguntó confundida.

― Si, lo es, esas casas estaban en pésimo estado y el ayuntamiento quería demolerlas de todos modos, no éramos la única empresa peleando por las propiedades, pero lo que realmente vale de esta inversión es el terreno ―Rachel les explicó―, están maravillosamente ubicadas.

― ¿Y no necesitan para eso un socio? Tu papá parece tener los planes muy claros ―Elizabeth se unió.

― Así es miss, pero dijo que todo está más que cubierto, aparentemente conoce a alguien interesado en patrocinar el nombre del hotel y tomarlo.

― ¿Por qué la llamaste Miss ofidia? ―Rocío preguntó, involucrándose de nuevo en la conversación.

― Porque Alexander no es capaz de soportar que alguien lo contradiga cuando no tiene la razón ―Lizzie rodo los ojos.

― Obviamente porque es una ofidia ―dijo él ignorándola por completo a ella y su explicación.

― ¿Qué demonios es eso? ―cuestiono Amanda.

― Según la zoología ―dijo Dorian, usando ese tono de voz con el que explicaba cosas realmente sencillas a los tontos y a los niños―, son seres de cuerpo muy alargado, con la cabeza aplastada y la piel escamosa.

― Nunca he oído de nada así ―Rocío frunció el ceño.


Rachel se llevó la mano a los labios ahogando su risita porque sabía que esa reacción podía hacer enojar a su hermana.

― ¿La estás llamando víbora? ―Amanda cuestionó mirando a Dorian realmente indignada.

― No ―Alexander interrumpió―, la estamos llamando la reina de las víboras, es por eso que es "Miss Ofidia".

Los ojos de Amanda se movieron rápidamente al antebrazo expuesto de Dorian.

― Ya veo.

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