El encanto de Londres nocturno en un primer encuentro.
Estar en Londres siempre fue su sueño, al principio la idea de hacer un pequeño intercambio para conseguir experiencia laboral por un año parecía espléndida, pero rápidamente se dio cuenta de que sus noches eran realmente solitarias y tras el primer mes, caminar por las calles sola dejó de ser tan encantador, ansiaba la compañía.
» ¿Estás segura de que saldrás?
» ¿No es peligroso?
Nah linda, te lo aseguro «
Esto es Londres «
» Jack el destripador era londinense.
» Elizabeth cuídate, mándame tu ubi.
¿Qué podrías hacer desde NY? «
» No lo se, pero me quedaría más tranquila
Bien, lo prometo «
» Solo una copa y vuelves a casa.
Si Amanda, ya relájate «
Elizabeth puso los ojos en blanco, ¿Cómo iba a hacer amigos si solo salía al trabajo? Si considerábamos que podía trabajar desde casa la mayoría del tiempo eso ni siquiera era confiable, además, cuando iba a las oficinas de la editorial, que solo había pasado dos veces desde que estaba aquí, era por períodos tan cortos que a duras penas cruzaba palabra con alguien. Su fantasía fue mejor que la realidad, tenía la idea de hacer amigos y poder salir más con ellos a pasar el tiempo e incluso, hacer viajes alrededor de la ciudad en tren, pero nuevamente, nada estaba saliendo como imagino.
Estaba más que lista para su noche, tenía su característico delineado "foxy" que adoraba porque hacía que sus ojos almendrados se vieran mucho más alargados, acompañado como no podía ser de otra manera con un labial rojo oscuro. Encontró un precioso vestido de seda blanca ceñido al cuerpo que le llegaba a la mitad del muslo, con tirantes y un escote drapeado, agarró un par de tacones que tenían dos correas que envolvían su pantorrilla, un bolso de mano y una gabardina beige. Había tenido un buen día de cabello hoy, así que lo dejó suelto para que cayera en sus ondas teñidas de rubio.
Ella realmente no planeaba tomar más de una copa esta noche, así que tomó las llaves de su auto y comenzó a conducir por las calles de Londres hasta que encontró un lugar que le llamó la atención. Aparcó en uno de los bares de la ciudad, rápidamente un tipo del servicio se le acercó pidiendo su identificación y preguntándole si podía ayudarla con el coche. Ella extendió distraídamente su ID, ignoró el ceño fruncido del joven cuando leyó su apellido, siempre había tenido estas reacciones por lo curioso que resultaba así que simplemente omitía sus reacciones, «gracias querida tía Sarah».
Entró al bar que le recordaba mucho al estilo típico y antiguo de los viejos clásicos de la literatura inglesa, con sus techos altos, piso de madera, candelabros y una iluminación cálida, la música no era demasiado ruidosa, pero estaba presente de una manera perfecta para ambientar la escena.
Rápidamente decidió que le gustaba mucho este lugar y se acercó a la barra, dejando su abrigo en el respaldo de su silla. Con un movimiento de cabeza, echó todo su cabello hacia atrás, pidió un Old Fashioned y volvió su atención al teléfono, mordiéndose la mejilla cuando se dio cuenta de que había hecho todo esto simplemente para sentarse y ver sus redes sociales en un bar, algo que podía hacer perfectamente desde la comodidad de su cama; todos aquí parecían tener ya compañía, ya fuera una pareja, un grupo de amigos o socios de negocios y ella no estaba de humor para interponerse.
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Nuestro apocalipsis
Romance"La persona adecuada el momento incorrecto". Elizabeth comprendió aquella frase aunque tal vez hubiese preferido no hacerlo, ¿se arrepentía? no, pero aun dolía. Una boda la hizo volver a Londres, la ciudad en la que todo sucedió y mientras se prepar...