2: Un médico extraño

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¿Eran criminales huyendo? ¿Estaba siendo cómplice de un delito?

La tensión invadió el cuerpo del médico, quien en pocos segundos llegó a la resolución de que ayudaría al extraño grupo, pero con la condición de que dejen el pueblo sin crear problemas a la pacífica gente del campo, garantizando también su seguridad.

Eso fue lo que pensó al principio, sin embargo, la realidad por la que huía era otra.

Al escuchar la explicación del accidente, el médico no pudo evitar entrar en pánico ante un caso así.

Un chico herido por la punta de una flecha, disparada por uno de esos aterradores hombres cuyos cuerpos siguieron moviéndose después de la muerte, incluso cuando la vida y conciencia se fue, la carne se pudrió y sólo quedaron los huesos.

En el campo donde vivían no solía haber nada de eso. Vivían rodeados de naturaleza y luz colándose en todos los rincones. Había sido misión de las personas que fundaron el pueblo proteger la zona contra cualquier ser no humano que pudiera atentar contra la tranquilidad de los pueblerinos. Completamente iluminado hasta de noche, generaciones enteras habían vivido su vida sin conocer a ni uno de esos monstruos más allá de libros e historias de terror para educar a los niños.

El médico era uno de ellos.

Desconocía todo lo que tuviera que ver con esas cosas, aplicando al igual que la gente del pueblo la antigua regla que los fundadores habían establecido: alejarse de cualquier ser relacionado con un monstruo, y si es posible, asesinarlo y quemar el cuerpo fuera y lejos del pueblo. Eso incluía a quienquiera que fuera herido por uno de ellos, sin distinción alguna.

Según las creencias, era con fines de evitar que una enfermedad azotara a la gente al contacto con cosas desconocidas. Un razonamiento lógico, que nadie estaba dispuesto a cuestionar salvo personas que vinieran de fuera.

En experiencias recientes, lo más cerca que alguna vez había estado de algo de ese estilo fue con la llegada hace un par de meses de un extraño chico de gafas.

Era joven y menudo, pero demostró tener una vasta experiencia en tratamientos y herbolaria para crear medicamentos interesantes con diversos componentes que jamás pensaron que podrían usarse, conocimientos adquiridos producto de sus largos viajes a través de extrañas tierras, cosa que en sí misma atrajo la atención de la gente del pueblo. Seducidos por lo desconocido, el chico apenas llegó se vio rodeado de la comunidad científica del lugar, intercambiando conocimientos entre los demás doctores del pueblo quienes en un principio lo recibieron fascinados.

Sin embargo, en poco tiempo esa fascinación desapareció por completo en el momento en que descubrieron que también estudiaba lo efectos causados por esos bichos en las personas. Tal rareza, aunada a la investigación de maldiciones y pociones extrañas, sólo desembocó en que la gente del pueblo lo evitara por completo en lugares públicos apenas unos días más tarde.

Por otro lado, y contra todo pronóstico, se le permitió quedarse a tal desconocido. Hubo quejas por todos lados, pero existieron incluso más peticiones pidiendo que se le permitiera visitar la aldea y establecerse cerca, como si la gente estuviera poseída del deseo de complacerlo por encima de mantener la tranquilidad del pueblo.

Es así que en base a tales peticiones se le concedió el permiso, no en el pueblo ni cerca de la gente, sino en los alrededores o en el interior del bosque que cubría el camino del pueblo hacia la montaña a sus espaldas.

Eligiendo la segunda opción, y desafiando toda lógica al vivir en un sitio tan peligroso infestado incluso de día de aquellos monstruos, era un chico que lograban ver cada cierto tiempo interactuando con la gente y ganándose el cariño de muchos, pero fracasando patéticamente en su oficio.

Médico brujo - Magicbear fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora