1: Accidente

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Cubrir su rostro con una máscara había comenzado como un método simple para ocultar su identidad.

A lo largo de los años, Spreen aprendió que vivir de incógnito, mostrando durante el día la versión aceptable de sí mismo y por la noche ocultándose en las sombras para darle luz a su personalidad más sádica y extrema, era la forma más cómoda de vivir.

La idea la obtuvo de un chico que conoció por casualidad en uno de sus tantos viajes. Un tipo que escapaba de la justicia después de robar el mismo noble que él había planeado robar, con quien se batió en duelo buscando hacerle pagar por adelantársele y en quien, sin embargo, sólo encontró una aplastante derrota y grandes halagos, pues con sólo 14 años, —casi 15 como solía alegar—, logró ponerle las cosas difíciles a quien en ese entonces era el ladrón más grande del continente: Dream.

Había sido su primer derrota, su mayor secreto, y su más grande inspiración.

Los encuentros siguientes, —algunos quizás intencionados, pero aún al día de hoy no lo admitirá—, se basaron en peleas cada vez más difíciles y consejos útiles para poner en orden su vida. Entre ellos, el ocultar su rostro para mantenerse a salvo en los momentos donde quisiera descansar y sólo disfrutar de sus (cuestionables) logros, uno de los más importantes.

Así lo hizo él, cubriendo sus facciones bajo una incómoda máscara que con el paso del tiempo se convirtió en una extensión más de sí mismo.

Un método muy práctico que, si aseguraba perfectamente, ocultaba muy bien su identidad.

Sin embargo, en momentos como este, donde la sangre brotaba a borbotones del estómago de su amigo, con quejidos de dolor imparables ante el movimiento violento de la carreta que habían robado y la desesperación a flor de piel en cada uno de los presentes, pero también en sí mismo, la máscara protegía también su ser más vulnerable.

Con ella, nadie sería capaz de ver sus ojos brillantes por la desesperación al observar cómo poco a poco la vida se iba de él.

—Resiste Missansio, casi estamos ahí. —Quakity afirmó con cuidado sus manos sobre la herida, intentando detener el sangrado cada vez más abundante ante el movimiento errático y los intentos de torcerse de su amigo. Rubius al lado contrario, sosteniendo el cuerpo de Missa para que su movimiento fuera menos brusco, y Shadoune hablando sin parar, probablemente insultando, en un idioma que nadie entendía mientras se aferraba a las cosas de la carreta para evitar que cayeran sobre ellos.

Spreen afirmó las riendas del caballo en sus manos, dirigiendo la desesperada carrera volteando cada 5 segundos a observar el estado de sus amigos.

¿Cómo habían acabado así?

Se suponía que era una simple exploración a una dungeon recién descubierta en busca de minerales y tesoros, pero a veces el destino tiene otros planes preparados, pues cuando la suerte los llevó a la entrada de una mina desconocida, advertida por altos puentes de madera roída, la curiosidad del grupo no se hizo de esperar.

Escalaron la roca y subieron a los puentes, huyendo de los monstruos que habitan en las sombras que los perseguían estando a la intemperie dentro de la gran caverna.

Diferentes caminos se revelaron ante ellos, quienes sin dudarlo se dispersaron por el lugar compitiendo divertidos por ver quién encontraba la mayor cantidad de tesoros, pero sin alejarse demasiado para no perderse la pista y poder ayudarse en caso de peligro, especialmente a los dos miembros del equipo más débiles: Quakity y Missa.

Aún en su exploración, y con sus orejas bajo un caso de metal resistente que protegía su cabeza, estas se movían atentas a cualquier ruido a su alrededor.

Médico brujo - Magicbear fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora