9: Choque, parte II

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Un silencio incómodo se instaló entre los tres chicos en la barandilla, quienes se quedaron mudos después de la revelación.

—Lo siento. —Se disculpó Quakity de inmediato, arrepentido de hacer que su nuevo amigo recuerde sucesos dolorosos de su vida.

— ¿Por qué? —Juan se rio, pero su risa era sin gracia. —No es con si fuera tu culpa. Además, han pasado años desde eso, es parte del pasado.

Pero sigue siendo tu amiga.

Quakity se ahorró las palabras que quería decirle al verlo apartar la mirada y mover su mano restándole importancia. La apatía en su acción no iba bien con él en absoluto. Sin embargo, no es como si fuera el más indicado para decirle a otros cómo deberían afrontar sus pérdidas o hablar de ellas, por lo que decidió guardar silencio y abstenerse de hacer cualquier comentario. 

No así Missa, quien no dejó que la conversación muriera.

— ¿Y cómo era ella?

El de gorro soltó un codazo en dirección del chico, dándole una mirada que decía "ya cállate". Como respuesta, recibió un golpe igual de parte de un enojado Missa que lo tomó desprevenido y lo dejó sin aire. El médico no prestó atención a la pequeña lucha entre ambos, más enfocado en sus recuerdos que en su entorno.

—Bueno, ella era bastante parecida a Rubius. De hecho, era una híbrida de su misma especie.

—Oh, ¿Rubí?

Juan se sorprendió al escuchar salir su nombre de labios de Quakity. Inclinó la cabeza con confusión.

— ¿Les hablé de ella?

—No, pero la mencionaste la primera vez que nos vimos.

—Ah...

Cierto, había olvidado eso.

Se sorprendió bastante en esa ocasión. Varias sorpresas llegaron esa noche, una tras otra y a un ritmo bastante descontrolado. Es decir, primero aquél ser que lo acechaba le advirtió de intrusos en el bosque y secuestró el cuerpo de su mascota para ir a interceptarlos y alejarlos de él, luego, contra todo pronóstico, un hombre sombra llegó a su puerta suplicando ayuda para su amigo herido, y posteriormente, su mascota regresó aterrada luego de casi ser fileteada por un desquiciado en el bosque, sólo para que segundos después un grupo con ese desquiciado, un random y un tipo de apariencia casi idéntica a Rubí en su versión masculina, cargando a un chico desangrándose por una flecha que perforó sus órganos, llegaran a él.

La confusión fue desechada rápidamente, pues su estupidez —la que le hizo reclamar por molestar a su mascota apenas los vio sin importar que ellos estuvieran armados y él sólo tuviera una pijama encima— fue más fuerte que ella. Y después, sólo se dejó llevar por la corriente, adaptándose a las situaciones que se presentaban e intentando ayudar a ese grupo con un chico herido tanto como pudiera. Es así que de un modo u otro terminaron viviendo dos semanas enteras todos juntos, y era sólo hasta ese momento en que realmente volvió a rememorar aquel instante en específico.

—Bueno, sí. —Continuó charlando. —Se llamaba Rubí, una osita grizzli muy caliente, y yo estaba increíblemente enamorado de ella.

Juan se rio ante el recuerdo de su yo quinceañero, perdido en los encantos de aquella peligrosa y encantadora mujer que disfrutaba de la atención y que lo tenía enredado en la punta de sus dedos. Era una fortuna que Vegeta estuviera ahí para mantener los caprichos de la osa a raya y proteger a su joven pupilo de sus oscuras intenciones.

Aunque la mitad de las veces hacía un trabajo terrible.

Una sonrisa se quedó en sus labios al recordar los sucesos vividos con ambos.

Médico brujo - Magicbear fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora