2- Interés

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Chifuyu paradeó un par de veces sin entender del todo.

—Entonces te interesa ese...— Bajó la voz, hablando para sí mismo —Y a decir verdad, le hace falta salir con alguien...

Sonrió, imaginando que un hombre con una relación feliz de pareja podría ser un mejor empleado y de todas formas no era de mucha ayuda en la tienda a esas horas porque solo buscaba formas de perder el tiempo.

—Regrésalo para la hora del almuerzo
Se giró para ver a su aprendíz en cuclillas frente a las peceras vacías con un trapo.
—¡Kazutora! Invitale a la señorita un café

El aludido se sorprendió genuinamente, mirándolo como si estuviera bromeando.
—¿Eh? Pero estoy trabajando...
Respondío ante la confusión, pero Chifuyu no estaba dispuesto a perdeer la oportunidad de tener un empleado eficiente por nada del mundo.

Quizá incluso, el karma conspiraría a su favor por su buena acción.
Se disculpó con la chica, indicándole que esperara un poco mientras los mininos curiosos de la tienda empezaban a rondar y olisquearla con interés.

La mirada dorada del otro se cruzó por apenas una fracción de segundo con los ojos de la muchacha, quién le dió una sonrisa tímida, haciéndolo sonrojar y apartar la vista instantáneamente.

—Puedes conocer a los gatos mientras regreso— Le dijo el pelinegro a la muchacha con total amabilidad —Si alguno te llama la atención podemos llegar a un acuerdo.

La muchacha asintió, agachándose con mucho cuidado para no espantar a los peludos curiosos.

Chifuyu le tiró del brazo al otro, haciéndolo dar vuelta y hablando en voz baja para que la muchacha no los escuchara.

—¿Qué estás haciendo?
Preguntó Kazutora en voz baja cuando Chifuyu le apretó el brazo con más fuerza de la que consideraba necesaria.

—Hazlo o te descuento el día.
Amenazó desapareciendo la sonrisa y el tono amable en medio segundo.

Kazutora iba a reaccionar con un puñetazo, pero recordó en el último segundo que no podía golpear a su jefe.
—Ni siquiera la conozco...
Parpadeó el de mechones ante la presión en el brazo.

—Y eso es bueno— Le quitó el trapo de la mano el menor —Quiere salir contigo. Sólo ve con ella, haz que se divierta un poco... y asegúrate de que adopte al gato.

Kazutora le dió una cara larga al entender sus intensiones, no estando realmente seguro de ir por ahí con una extraña por más linda que fuera; Así era como se terminaba en un país extranjero dedicándose a la prostitución ¿No?
Había visto CSI lo suficiente para saberlo.

—Chifuyu...
Le entrecerró los ojos

—Te daré el dinero del almuerzo y un día extra de descanso— Negoció inteligentemente —Y si adopta alguna mascota te daré ¥1,000

El de ojos dorados lo consideró por un segundo; Almuerzo gratis, descanso y un bono por pasar el rato en un lugar público con suficientes testigos...
Miró de reojo a la chica acariciando la cabeza de un gatito naranja con miedo, quitándole instantáneamente cuando el gato maulló.

Suspiró con resignación ¿Qué tan malo podría ser?

—Ok jefe...
Se sacó el delantal, sin molestarse en soltarse el pelo o colocarse el pendiente en la oreja, ya que solo estaría afuera un rato y después regresaría a trabajar.

Entró a la trastienda para lavarse las manos y tomar su chaqueta, deteniéndose un segundo a mirarse en el espejo.
No lucía diferente a otros días; se había duchado antes de ir a trabajar, había dormido bien y tenía a lo mucho dos días desde la última vez que se había afeitado.

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