5- Tonto

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El tigre había entrado en pánico total, caminando en circulos por toda la tienda, pensando en lo terrrible que era que su esposa no le hubiera dado la dirección de donde vivía o que al menos él se hubiera preocupado por darle detalles sobre la ubicación de su apartamento.

¿Tan rápido había perdido la oportunidad que la vida le otorgaba? De verdad debía ser un estupido...

Chifuyu comenzaba a marearse con la caminata entre maldiciones del otro, a quién solo escuchaba murmurar y lanzar uno que otro grito a modo de insulto mientras se daba golpes de pecho por su "imprudente" olvido.

—Mi madre tenía razón ¡No puedo hacer nada bien!

Se lamentaba haciéndose pequeño, dejándose caer junto a la jaula de los cachorros, donde uno de los pequeños peludos comenzó a lamerle la mejilla creyendo que estaba jugando.

El menor se tocó la frente, sin poderse creer lo que le estaba diciendo el otro, pero no tenía alternativa ante la crisis dramática de Kazutora.

Suspiró, resignado a qué de alguna u otra forma estaba involucrado con aquella apresurada y absurda situación, caminó hacia el mostrador sin ánimo, revisando el escritorio y volviendo la vista a su móvil.

—No hago esto porque apoye lo que hiciste— Encendió su teléfono para mostrarle el contacto de Whats app en donde habían tenido la conversación sobre la adopción —Este es su teléfono. Llamale y pregúntale su dirección.

Hanemiya tomó el telefono como si del santo grial se tratara, escribiendo rápidamente el número en su propio móvil al borde del llanto.

—¡Genial!

Exclamó, recordando que ni siquiera le había pedido el número mientras tecleaba un rápido mensaje que marcaba haber sido enviado correctamente a los pocos segundos.
—Creo que si podré verla otra vez

Se alegró, devolviéndole el aparato como si la vida le hubiera vuelto al cuerpo.

¿Podía haber alguien tan tonto?

—En cuanto ella se diera cuenta iba a venir a buscarte ¿Eres tonto?
Lo regañó, comenzando a sentir un tic en el ojo por el enfado.

¿Cómo era que Kazutora había concretado tan rápido un noviazgo? Y mucho peor ¡Ahora estaba casado!

El universo en serio que estaba jugándole una pésima broma.

Tenía la tienda hasta el cuello de deudas, 0 mensajes en su chat personal y ahora su único empleado estaba a punto de irse de luna de miel.

¿Sentía envidia? Por supuesto, le corroía por dentro ya que sabía perfectamente que de haber estado del otro lado, con una chica como la que había entrado a la tienda esa mañana poniendole un contrato de matrimonio enfrente, él también hubiera firmado, puesto sus huellas de los pulgares y hasta un identificador de retinas si era necesario.

Kazutora en serio era un malnacido con suerte.

—¡Está escribiendo!— Se emocionó el del lunar, sacando de sus pensamientos al otro —Dice que podemos hablar esta noche para los preparativos del viaje. Podremos conocernos mejor si salimos un par de veces.

Matsuno rodó los ojos, cruzándose de brazos intentando disimular el gesto de molestia en sus labios.

—Pero espera al fin de mes al menos para faltar.
Le exigió tajantemente el pelinegro con irritación, con lo que el mayor no estuvo para nada de acuerdo. Renegando como un niño ante la petición.

—¿Por qué hasta el fin de mes?
Reprochó parando de teclear el nuevo mensaje en donde mencionaba la playa del este como un destino turístico al que podían ir.

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