Mi Dulce Secreto

Infancia feliz o imaginada

Al paso del tiempo me fuí convirtiendo en la mejor de la clase, ingresé a un grupo de natación, a otro grupo de lectura, entre otras cosas más, pues, quería mantenerme ocupada por la sencilla razón de sentirme sola en casa, también pensaba en que mientras más vieran esfuerzo en mí, mis padres me tendrían en cuenta, pero al final era lo mismo, ambos trabajando y yo en casa con mi abuela.

Lo mejor era cuando una prima por parte de mi padre venía a visitarme en vacaciones, era lo mejor del mundo para mí en ese momento, incluso a veces yo iba para allá, cuando me tocaba ir, tenía la esperanza de ver a mí papá, pero, muy poco lo veía, en ese momento no me pegaba tanto, me sentía feliz con mí prima, que es contemporánea conmigo, (es tres meses mayor que yo).

Yo me quedaba un mes en su casa, o ella en la mía, mis emociones palpitaban a millón, un mar de felicidad era lo que sentía, a veces íbamos a una piscina, o al cine, de compras, entre muchas cosas más, yo en ese entonces tenía por así decirlo un “empleo” les hacía masajes a mis familiares y ellos me pagaban, era experta en eso, tenía mis cremas para cada zona del cuerpo, luego usaba alcohol para quitar los restos de la crema, y todo lo que ganaba en ese momento lo reunía para comprar un Playstation, o por sí iba a salir con mí prima, aún así no derrochaba el dinero, siempre he sido muy ahorradora.

Nuestro sitio favorito era un parque acuático, tenía tantas atracciónes que podríamos pasar todos los días ahí sin aburrirnos, de verdad tenía hasta lo que no te imaginas. Para mí cumpleaños nos llevaban hacía ese parque, el día anterior ni siquiera dormíamos, teníamos la emoción de que, primero era mí cumpleaños y segundo el hecho de disfrutar de la piscina, la pasaba tan bien que de mí mente se borraban los malos momentos de mi vida, hasta se me olvidaba que luego de eso volvería a estar sola en casa.