Capitulo 1: Caminos Cruzados

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En esta fría ciudad no paran de suceder cosas desde las más "normales" hasta las más "extrañas" y pues es de esperar si se habla de la capital.

Soy Mateo, un joven universitario de 23 años cuya vida es monótona y aburrida.

Todos los días hago la misma ruta de siempre de camino a la casa o a la universidad, hasta que un día vi a una linda chica que parecía tener mí misma edad, pero no le preste mucha atención, podría ser una persona cualquiera y sí que lo era puesto que no conocía a nadie de los que estaban a mi alrededor en la calle, curiosamente vi a la misma persona subirse al mismo bus que yo, aun así, tampoco le di mucha importancia.

Soy de pocos amigos o prácticamente de ninguno, por eso siempre ando solo en cualquier lugar, no se me da bien tener amigos pues la mayoría siempre te traicionan luego de un tiempo.

Después de dos semanas, seguí viendo a la misma chica a la distancia, la veía en tiendas cercanas a la universidad, en restaurantes e incluso en la misma ruta del Transmilenio que suelo tomar, ya empezaba a tener un poco de sospecha, pero seguí sin darle tanta atención.

Luego de tantos encuentros lejanos, nos tuvimos frente a frente en el mismo bus, ya no era una mera coincidencia que eso estuviera pasando, quería decirle un hola, pero precisamente por no ser bueno socializando no me atreví en el momento, sorprendentemente ella sí.

Me saludo luego de estar un rato mirándonos uno al otro, y al momento se bajó del bus, aquella noche lluviosa pasaría a ser algo más interesante que las demás.

Un poco más tarde, también baje del bus rumbo a mi vacía y solitaria casa, después todas las cosas se parecen al dueño, seguía lloviendo y sinceramente no me importaba lo que me pasara después.

Varios días y noches después, esa misma chica sube al mismo bus, pero había algo que no estaba bien desde su llegada, noté que estaba ebria, también que no tenía compañía, me empecé a preocupar, todos velan por su propio bienestar y no se preocupan por los demás, bueno, nadie está para sumarle los problemas a otro.
Entonces decidí ayudarla, aunque ni de nombre nos conocíamos, sentí que al menos con ese saludo de días atrás podía ser algo, estaba lloviendo como el día que la vi por primera vez, y así complicaba de cierta manera más las cosas, el bus llego a la parada de ella, siempre se bajaba 4 estaciones antes que yo, la ayude a descender de aquel bus, me sorprendí al ver como aun en ese estado en el que se encontraba podía recordar el camino a su casa.

Después de un rato de estar en un camino algo complicado y con la lluvia en contra, logramos llegar a su hogar, pero ella en ese estado no podía abrir la puerta, así que con un poco de atrevimiento le arrebate la única llave que tenía, y por fin se logró entrar al lugar.


La dejé en un sofá de tal manera que estuviera cómoda. Mientras tanto, busqué algún número telefónico de alguien de confianza para ella. Sin embargo, no pude encontrar nada.

Entonces decidí dejarle mi número de teléfono anotado en un papel que, por alguna extraña razón, llevaba en un bolsillo de mi pantalón.

En lo que hacía eso, ella hizo un gesto extraño. Al mismo tiempo, noté un detalle que me hacía decir a mí mismo que estar en ese lugar era un error. Pero no quería dejarla como se encontraba, aun así, simplemente dejé el papelito en una mesa cercana con la esperanza de que me llamara y me fui de ahí.

Aún seguía lloviendo, pero en el momento no me importaba, solo anhelaba llegar a casa.

Después de estar caminando un rato bajo la lluvia, llegué a mi casa, me cambié y me eché sobre mi cama. Me puse a pensar en todo lo que había pasado y simplemente me quedé dormido.

Inicie mi fin de semana como todos los demás, me levante, me lave la cara, me aliste dispuesto a salir, simplemente a desayunar en una panadería cercana a mi residencia.
Una vez en la panadería, desayunando un delicioso tamal, vi a través de la ventana aquella chica a la que ayude el día inmediatamente anterior, estaba algo apurada, y sin dudarlo mucho quise ir a perseguirla, por mera curiosidad, deje la paga en la mesa en la que estaba, fui y en menos de lo que esperaba esa chica pelirroja me intercepta.

-Qué crees que haces, acaso sabes con quien te estas metiendo

Ante esas palabras quede inmerso en mis pensamientos tratando de unir los puntos con las cosas que habían sucedido anoche aun quedándome algo para llegar a una conclusión.

-Tch, no tengo tiempo que perder.

Cuando volví en sí, ella se había ido de nuevo, por lo de nuevo la seguí y en el momento que la encontré conectaron todos los puntos, acabe de presenciar un asesinato de forma tan elegante pero atroz al mismo tiempo, quién diría que esa Hermosa Pelirroja era una Asesina.

Me asuste, pero también me emocione.

-Te estas volviendo una molestia, sabes, como presenciaste esto no lo puedo dejar pasar así no más, así que desde ahora tendrás que hacer lo que yo diga o terminaras como él. Además, para que no me llames por sobrenombres extraños o cosas así tendrás que referirte a mi como Emma.

Asentí

Luego de estar en la Escena del crimen, tocaba irse de ahí obviamente, Estaba bajo la amenaza de Emma, así que no me quedaba más remedio que seguirla si no quería terminar mal.

Luego de pasar por unos callejones malolientes y gente de mala calaña llegamos a un cuarto oscuro, pero antes de poder reaccionar Emma me noquea.

Emma- Si no me encargo de él a la pronta medida me será un problema para más adelante.

/Dije en voz baja mientras planeaba que hacer con el

Aunque lo puedo usar como un peón para que me sea de utilidad, claro depende de sus respuestas, Después de todo soy alguien que trabaja en solitario. /

Mateo- /Después de unos minutos, despierte amarrado de un poste que había en el lugar, mientras aquella hermosa Asesina pelirroja estaba frente a mí sentada/

Emma -No suelo hacer este tipo de actos por lo anticuados que me parecen, pero tú caso lo amerita, depende de tus respuestas seguirás con vida o no.

Primero, dime, quién carajos eres

Mateo- /Todavía me encontraba un poco adormilado, pero alcance a entender lo que me dijo/

Mateo- Oye, Cálmate quieres, soy Mateo, un simple universitario con una vida aburrida.

Emma- /Aún tenía preguntas que hacerle, pero no tenía mucho tiempo así que debía ir al grano/

Bien Mateo, que es lo que quieres.

Mateo -Quiero tener un cambio en mi vida, quiero dejar de tener una vida tan aburrida

Emma - ¿Y porque me seguiste?

Mateo -Tenía curiosidad por saber a dónde ibas tan apurada, además que me sorprende como es que te ves tan bien a pesar de estar ebria anoche.

Emma - ¿Estas consciente que, por esa curiosidad, puedes terminar muerto?

Mateo -Sí, pero es lo que menos me importa, no tengo una vida memorable.

Emma -A parte, que te importa si estoy ebria o no.

Mateo -Puede que no me importe mi vida, pero como te veías así no podía tener el peso en mi conciencia de no haberte ayudado.

Emma -Bien, me convenciste, pero no significa que confíe en ti, por ahora harás lo que yo diga, entendido.

-Está bien, Emma.

/Luego de eso Emma me lleva a un lugar donde tenía que hacer ciertas cosas/

Lluvia AsesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora