Freen.
Las siguientes semanas fueron un subidón de sexo tras sexo seguido del arrepentimiento. No es como que yo haya tocado a Becky, en absoluto. Aun así, cuenta como sexo, y no del agradable, sino del excitante, sucio y crudo que experimentas para luego arrepentirse. Y sí que lo hago, me arrepiento, pero no puedo parar.
—¡Ah! —gimo fuerte mientras llego al clímax.
Mi pecho sube y baja de forma irregular. Alzo mi cabeza del suelo solo para ver la expresión molesta de Rebecca en medio de mis piernas.
—Dios, eres tan ruidosa —su tono frío y tajante me indica que volvió a su "yo" real.
—Si tanto te fastidia, ¿por qué lo sigues haciendo? —pregunto con molestia.
—Porque me gusta lo que viene después, cuando te das cuenta de que fue un error y entras en pánico —sonríe fríamente mientras da su respuesta.
La odio.
—Creo que es momento de que te vayas —cambio de tema.
No quiero tenerla aquí mientras vuelvo a vestirme, después de todo estamos en la universidad, ambas deberíamos estar en clases y el haber vuelto a caer en esto y saltarme las clases hace que me sienta aún peor.
—No —dice con firmeza—. Quiero ver como recoges y te pones la ropa con la vergüenza consumiendo todo tu ser por haber vuelto a abrirle las piernas a la persona que dices odiar.
—Esto te divierte —no es pregunta. Me levanto y comienzo a tomar mis prendas del suelo, con un nudo atorado en la garganta.
—Sí, lo hace —admite fácilmente—. Sabes lo mucho que me emociona el verte sufrir. Podría decirse que cuando llegas al punto de llorar es como si fuese feliz, digo, no es como que sepa que se siente ser feliz, pero imagino que se siente así de satisfactorio.
—Estás completamente loca —le doy una mirada asqueada.
—No finjas que es algo que te desagrada —se pone de pie y se acerca para apretar mi rostro con una de sus manos—. Una de las razones de que te excite tenerme entre tus piernas es el hecho de que sabes que está completamente mal —sonríe antes de pasar su lengua sobre mis labios—. El hecho de que te guste alguien de mi categoría te hace incluso más loca que yo. No es normal que te encante alguien así, lo sabes.
No es cierto. Esto es temporal, no significa nada. Ni siquiera estoy enamorada de ella.
Suelta mi rostro de forma brusca y pasa por mi lado chocando el hombro contra el mío. En cuanto sé que está lo suficientemente lejos como para escucharme llorar, lo suelto todo. Un sollozo silencioso sale de entre mis labios y las lágrimas le siguen casi al instante.
Me siento tan sucia.
...
—¿Dónde demonios estabas? —grita Looknam en el segundo en que me ve.
—No me sentía muy bien, por lo que fui a la enfermería —miento.
Me observa detenidamente y lo sé, se ha dado cuenta. Era obvio que pasaría, mis ojos estaban rojos cuando me vi al espejo hace un rato.
—¿Qué te hizo esta vez? —pregunta, refiriéndose a mi bully.
¿Qué diría mi amiga si se enterara de que le he estado ofreciendo mi cuerpo a la persona que más infeliz me hace?
—Nada —vuelvo a mentir—. Me sentía tan mal que vomité hace un rato. Estuvo muy mal, por lo que escaparon un par de lágrimas.
No me cree, puedo saberlo por lo inquisitivo de su mirada, pero aun así decide no insistir, lo que es un completo alivio.