Parte 8

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Freen.

Un mes después...

—Creo que lo mejor para ella en este momento es que realicemos una intervención.

Escucho la voz de la psiquiatra al otro lado de la puerta que suena un poco opacada por la misma.

—Pero... —el tono de mi madre titubea.

—Sé que no es fácil dar un paso así, pero todo indica que la persona que Freen dice ver, no existe.

"No existe".

Un dolor peculiar se instala en mi pecho al prestar atención a esas palabras.

—Mi hija dice que esa muchacha sí es real —el que habla es mi padre—. Ella dijo que estudiaron un tiempo juntas en la misma universidad.

—¿Y eso cuando fue? —pregunta la psiquiatra.

—Fue antes de mudarnos —dice mi madre—. Freen dijo que ambas asistían a la misma universidad.

—Por favor, repítame lo que le comunicó el decano de dicha institución cuando usted llamó —pide la doctora.

No necesito oír lo que mi madre diga, porque ya lo sé.

—... él dijo que no había registros de ninguna Rebecca Armstrong —se oye derrotada.

—Bueno, ahí tienen su respuesta.

—Pero es que ella —vuelve a intentar mi madre.

—¿De qué tipo de intervención estaríamos hablando? —interrumpe mi padre.

—Terapia y posible medicación, entenderán que el que ella presente alucinaciones tan vívidas no entra dentro de lo que es el catálogo de normalidad.

Me levanto del sitio en el que estoy porque ya no deseo seguir escuchando lo que sigue.

Es extraño para mí como han pasado las cosas desde la noche en esa fiesta donde Becky me besó. Bueno, donde yo creí que se trataba de ella.

Después de eso la vi otras dos veces, una en el centro comercial y otra en el estacionamiento de la universidad. Me inquietó tanto que dejé de asistir a clases y eso solo atrajo la atención de mis padres. Al final les conté lo que ocurría, les hablé sobre ella, omitiendo totalmente la parte en la que era mi bully, pero sí les hablé sobre el impacto que tuvo en mi vida y en como comencé a verla en todas partes, incluso cuando al segundo notaba que realmente no estaba ahí. Lo dejaron estar, creyeron que solo era yo extrañando a una vieja amiga. Fue así hasta que mi madre llamó al decano para tener información de Becky y ver la posibilidad de contactarla y que ella viniera de visita. Eso habría sido absurdo si tan solo no le hubiera hecho creer que Rebecca era un ser humano increíble cuando la verdad es otra.

Recuerdo el día que mi madre entró a mi habitación y me informó de su conversación con el decano de mi antigua universidad, quien a su vez le dijo que no había registros de ninguna joven llamada Rebecca.

El mundo se me vino encima porque no podía asimilar ese hecho. No era posible para mí pensar en la idea de que no tan solo mis visiones de ellas el último tiempo eran una alucinación, sino que también todo lo demás, todo lo demás de mi vida en Tailandia. Todo lo referente a ella.

Fue mi reacción lo que terminó de asustar a mi familia. Tuve una crisis, una muy mala. Y aquí estamos hoy, en el área psiquiátrica, confirmando que tengo un problema, que creé esta fantasía en mi cabeza de mí y una chica que me acosó a diario. Debo estar realmente mal de la cabeza si todo eso, si todo lo que sufrí fue solo parte de mi imaginación.

My Bully | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora