- ¿Eres un tonto, Cupido? - digo un poco demasiado alto y me causa un poco de gracia que ahora tendré un apodo de reserva para cuando me aburra de llamarlo Cabello Lindo.
Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando Aiden pone una de sus manos sobre la tela del suéter, en donde esta mi boca y la otra sobre la suya, ocultando su risa. A los segundos quita la mano de su boca y me mira con obviedad.
- Manzanitas, creo que tu deseas una muerte pronta o un castigo eterno - dice entre susurros y está por decir algo más, cuando alguien empieza a mover el pomo de la puerta. En hora buena, está con llave... solo que yo no recuerdo haberla dejado con llave, veo a Aiden rodando los ojos y sus gestos me dan a entender que la puerta tiene llave gracias a él.
- Elise, cariño, ¿sigues despierta? - es la voz de mi padre. Abro los ojos como platos y empiezo a empujar a Aiden hacia mi armario, en teoría es otra habitación, y puedo ocultarlo allí. Lo hago ocultarse en el perchero entre mis chaquetas Saharianas y Péplum, le hago un ademan de que haga silencio poniendo mi dedo indice en los labios.
Mi padre empieza a tocar la puerta, me termino de quitar la capucha de mi suéter, revuelvo las sábanas de mi cama y también mi cabello para parecer como si recién me levantara. Abro la puerta mirándolo con cara de sueño... o fingiendo una.
-Hola papá, ¿necesitas algo? - finjo un bostezo, dejando la puerta abierta para él y me voy a acostar a mi cama, mientras lo hago, el enciende la luz de mi habitación.
Lo miro y empieza a dar pasos cautelosos hacia mi, pasa su mirada por toda la habitación hasta terminar en mi.
- Cariño, ¿por qué la puerta tenía llave? - dice elevando una de sus cejas. Mi mente parece estar de buenas hoy, porque se le ocurre una buena respuesta.
-Porque tenemos invitados en casa papá, ¿te imaginas que Gabriela o alguno de los chicos necesite algo y por error entre a mi habitación sin previo aviso, y yo no esté presentable? a mi me daría mucha pena con ellos - digo encogiéndome de hombros. Su rostro se horroriza bastante y empieza a asentir, estando de acuerdo con lo que digo.
- Bueno, vine porque te escuche hablando y pensé que aún estabas despierta, quizá hablando con alguien por teléfono o algo por el estilo - hace una mueca con su boca - y si era así te iba a regañar - termina riendo y yo rio junto con él.
- Papá, tu sabes que a veces soy medio sonámbula y a veces hablo dormida, ¿ya lo has olvidado? - comento sonriendo, pero con mi mente recalcándome que lo que debería estar haciendo es pedir una disculpa por estar mintiendo del porque el escucho el bullicio.
- Bueno, te dejo para que termines de descansar, ¿ya tienes puesta tu alarma para ir a estudiar? - dice tomando el pomo de la puerta.
- Sip - respondo bostezando, ahora de verdad.
- De acuerdo, que descanses. - le hago un ademan de adiós con la mano y el apaga la luz de mi habitación. Espero unos minutos luego de que cierra la puerta y siento que mis parpados se cierran solos, pero me despierto rápido nuevamente cuando recuerdo que tengo a alguien en el armario.
Enciendo la lampara de mi mesita de noche y me levanto de la cama. Cuando abro la puerta, voy a donde están los percheros y Aiden está allí, solo existiendo. Me causa gracia el rostro que tiene, todo somnoliento y con el cabello ahora enmarañado, y nada lindo.
- Cabello Lindo, debo de comentar que en este momento tu cabello no esta tan lindo - digo en voz baja y burlona.
- Manzanitas, solo porque tengo sueño y mi cerebro está dejando de trabajar de a poco por lo mismo, no voy a debatir nada contigo ahora - comenta estirando su mano hacia mí, frunzo el ceño y a mi cerebro le toma un par de segundos entender porque lo hace, y es que el quiere ayuda para ponerse de pie. Creo que ya somos dos a los que el sueño les está empezando a pasar factura.
Lo ayudo y a los segundos de que nuestras manos están unidas, siento algo como una corriente eléctrica recorriéndome el cuerpo. Al estar el de pie, el está viendo nuestras manos unidas muy fijamente y luego me ve a mí... entonces pienso - creo no ser la única sintiendo esa "energía" - y en el momento en que nuestras miradas se cruzan, ya no siento haber entrado a una guerra de miradas con él, ahora siento como si el me estuviera, de alguna manera, consumiendo...
La poca luz que proviene de la lámpara de mi habitación en este justo momento, hace parecer sus ojos aún más lindos de lo que ya son y siento perder la noción del tiempo.
De pronto mi parte racional toma el mando de mis pensamientos y acciones, lo cual me hace ver que esta es una nueva experiencia o situación en la que no se si estoy dispuesta a seguir aventurándome y ver qué pasa.
Suelto su mano y en esta ocasión, soy yo quien rompe el contacto visual.
Camino hacia mi cama para luego sentarme en el borde, veo a Aiden salir del armario con una de mis chaquetas Saharianas puesta.
- Voy a tomar esta chaqueta, va con mi estilo y de pronto tengo mucho frío - dice y yo solo asiento sonriendo, y quiero reclamarle para que me devuelva mi Sahariana, pero luego de lo que paso en el armario... pareciera que el ratón vino y me comió la lengua.
Luego lo veo ir a la puerta, la abre muy sigilosamente, ve a todos lados y luego de ver que no hay nadie, me hace un ademán de adiós con la mano y se va.
Suspiro muy, pero muy profundo. Reviso mi celular y veo que ya solo me queda una hora con treinta y siete minutos para dormir, y no sé como vaya a salir de esta viva, nunca me he desvelado tanto antes de un día de escuela.
(...)
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Eres Un Tonto Cupido
Acción¿Quien diría que un mito tan grande, iba a tener un final tan simple? Una historia de romance y ficción con una interrogante al inicio, una exclamación en el clímax y una afirmación al final. Eres un tonto Cupido. ©Todos los derechos reservados. No...