Lo que importa o lo que en verdad importa

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"Hinata", maulló en busca de ella por todo el departamento, desde la habitación de Sakura y Sasuke hasta debajo del sofá, "¡Hinata!" Unos instantes después el blondo miró a la pequeña Sarada sentada en su sillita de bebé y que le fijaba sus ónix como si de asesinarlo se tratara. "¿La has visto?" la susodicha dejó de mirarlo, por lo que el gatito se irritó un poco al creerse ignorado; claro que tan pronto se dio cuenta de la dirección a la que los ojos de la Uchiha habían tomado, él volteó y sus ojos azules saltaron de sus cuencas. Se acercó cautelosamente hacia el ventanal, observando la escena de un par de mininos en el balcón, al parecer charlando.

"Tú, en cambio, me pareces alguien más grato de conocer".

Todo fue muy rápido, ni siquiera se dio cuenta de que había pasado hace unos segundos atrás, sólo había escuchado el maullido de ese gato paliducho cuando atacó.

"Ojalá se pudiera decir lo mismo de ti", el gatito rubio ante la sorprendida mirada de Hinata golpeó con su cola, cual látigo, a la cara de rata de Toneri. Éste último gimió del dolor, "¿Quién eres y qué haces aquí?" maulló seguido de una patada a su oponente que lo hizo volar por los cielos: "Olvídalo, ya no es necesario que respondas dattebayo", mencionó soberbio momentos antes de que el albino cayera desde las nubes hasta el balcón, haciendo un chillido bastante satisfactorio para el felino de color amanecer. "La próxima vez, no pases por aquí sin invitación", puso sus patas sobre su enemigo e hizo una pose triunfante, hinchando el pecho y alzando su barbilla gatuna.

"¡Naruto-kun!" Ronroneó la peliazul con una sonrisa de alivio en sus bigotes. Rápidamente fue a su lado y recargó su cabeza en el dorso de aquel gatito travieso: "¡Me has salvado! Eres mi héroe..." Lo miró intensamente y él le devolvió la mirada. "Te quiero", en seguida le besó como sólo besan los felinos, al lamerle dulcemente la mejilla...

Naruto abrió sus párpados, sus zafiros pegados en el suelo de madera. Se despertó en pleno amanecer, líneas de colores cual arcoiris le iluminaban el rostro al reflejarse el sol en el ventanal. Bufó quedo.

"Maldito Toneri..." Gruñó al discernir el sueño de la realidad en el que recordó en un instante lo ocurrido hace un par de semanas.

Cuando estuvo buscando a su amiga –después de tener un incidente con la pelirrosa en la cocina– de pasillo a pasillo y de cuarto en cuarto con el fin de decirle algo importante. Algo que él no podía asimilar por completo, algo que sólo su inconsciente le mostraba en sus sueños y que por ello debía confesarle a ella y sólo a ella lo que sentía.

"Hinata" maulló, "¡Hinata!" Luego de ver a Sarada que señalara con la mirada dónde estaba la peliazul, quien estaba siendo protagonista de una escena que le provocaron unos celos que Naruto mismo ni siquiera había experimentado últimamente con Sasuke o con el amigo canino de ella.

"No conozco a un tal Naruto-kun" escuchó decir al intruso, "y no creo que me interese conocerlo". Ésto último hizo irritar al gato macho de la casa, por supuesto no se esperaba que iba a aumentar su molestia con la siguiente frase: "Tú, en cambio, me pareces alguien más grato de conocer".

El albino y el blondo se enconajinaron, siendo Hinata el motivo principal por quien pelear.

El punto fue que Naruto además de no poder ahuyentar realmente a Toneri, ya que él mismo se fue por cuenta propia advirtiendo que volvería y que consecuentó que no impresionara a su amiga con sus 'heróicos' y 'galantes' movimientos, había estado molesto las dos semanas posteriores desde que aquello ocurrió. Desde entonces, planeaba dejar de lado sus paseos callejeros por un tiempo para quedarse en el departamento vigilando.

Contrario a lo que se puede pensar, lo que más le tenía enfadado era que Hinata no se mostrara afectada por la llegada repentina de su 'nuevo amigo', quien por cierto los había visitado nuevamente hacía seis días, argumentando que venía a hacerle compañía a su 'querida amiga'.

Hermosa gatita, Travieso gatitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora